Gretta
La Devoramundos
06-10-2024, 08:00 PM
El niño comenzó a llorar y Gretta asintió con la cabeza como satisfecha con la reacción. "Exacto, cada uno tiene que saber su lugar: el tuyo, niño, es huir de la gente como yo, y el mío es dejar claro quién manda aquí… Pero bueno, ¿qué es esto que se le ha caído?" Pensaba Gretta mientras se agachaba para coger la cesta que había dejado el niño al salir corriendo. Estaba llena de setas, entonces olfateó en dirección a la familia que huía —OUNGH OUNGH—. Pudo discernir que sus mochilas iban cargadas, pero que en la dirección a donde iban no habría más de estos manjares.
"¿Acaso esa familia me conoce? Parecía que al principio se me habían quedado mirando como si les sonase. A ver si van a ser los padres de Shiro, y les ha contado quién soy porque me va a pedir matrimonio pronto, aunque ¿porque habrían salido corriendo? No tiene sentido, yo soy majisima, se lo habría dicho… Tiene que ser otra cosa. ¿No sería suyo el barco que volqué, no? ¿O algún familiar suyo era alguno de los marines que maté? Con lo bien que iba el día, no quiero unos marines dando por culo, la verdad. Os habéis librado esta vez, pero como os volváis a meter entre las trufas y yo, tendremos problemas". Pensó Gretta, viendo con mirada inquisitiva irse a la familia; al rato ella comenzó a girarse en la otra dirección.
Gretta miró el bosque delante de ella, se paró y meditó un momento la mejor opción. "Con tanta gente, el exterior del bosque tiene que estar esquilmado ya. Tendré que ir bien adentro, a la zona más húmeda para encontrar las mejores, o incluso a la gran trufa esa". Se puso a cuatro patas, con el hocico lo más cerca del suelo, y empezó a olfatear y andar intentando seguir un rastro sólido de trufas, o incluso buscando un olor que no fuese habitual… Si la trufa dorada existía, no podría oler como cualquier otra.
Árboles, plantas, matas, animales, todo era aplastado o apartado de su camino. Ella era como un tren y ese tren solo tenía un propósito, las trufas.
"¿Acaso esa familia me conoce? Parecía que al principio se me habían quedado mirando como si les sonase. A ver si van a ser los padres de Shiro, y les ha contado quién soy porque me va a pedir matrimonio pronto, aunque ¿porque habrían salido corriendo? No tiene sentido, yo soy majisima, se lo habría dicho… Tiene que ser otra cosa. ¿No sería suyo el barco que volqué, no? ¿O algún familiar suyo era alguno de los marines que maté? Con lo bien que iba el día, no quiero unos marines dando por culo, la verdad. Os habéis librado esta vez, pero como os volváis a meter entre las trufas y yo, tendremos problemas". Pensó Gretta, viendo con mirada inquisitiva irse a la familia; al rato ella comenzó a girarse en la otra dirección.
Gretta miró el bosque delante de ella, se paró y meditó un momento la mejor opción. "Con tanta gente, el exterior del bosque tiene que estar esquilmado ya. Tendré que ir bien adentro, a la zona más húmeda para encontrar las mejores, o incluso a la gran trufa esa". Se puso a cuatro patas, con el hocico lo más cerca del suelo, y empezó a olfatear y andar intentando seguir un rastro sólido de trufas, o incluso buscando un olor que no fuese habitual… Si la trufa dorada existía, no podría oler como cualquier otra.
Árboles, plantas, matas, animales, todo era aplastado o apartado de su camino. Ella era como un tren y ese tren solo tenía un propósito, las trufas.