Asradi
Völva
07-10-2024, 12:49 PM
Aunque había llegado a la playa donde, relativamente, se encontraría más segura no sentía que fuese así. Todavía esa sensación le punzaba como si miles de agujas se estuviesen pinchando en su piel, a modo de aviso. El viento se había agitado de repente, haciendo ondear su oscura cabellera y las hojas y las ramas de los árboles cercanos. Pero no solo eso, sino que había comenzado a escuchar sonidos en los alrededores cercanos. La espalda de Asradi se envaró de inmediato, poniéndose en guardia. Con mucha cautela, fue aproximándose. Esperaba que no la hubiesen seguido o, con suerte, solo era algún animal de la zona correteando por ahí. Pero ese sentimiento, esa sensación de que estaba siendo vigilada, perduraba con fuerza.
La densa espesura del bosque envolvía a Asradi como un manto de sombras inquietantes. Cada sonido, cada crujido en la maleza parecía amplificarse en su mente, alimentando una paranoia que la había seguido durante semanas. Se había convencido de que algo, o alguien, la observaba. Con un ligero temblor en las manos, se asomó entre las ramas, sus ojos buscando cualquier indicio de presencia ajena.
El aire estaba impregnado de un aroma terroso y fresco, pero el corazón de Asradi latía con fuerza, como si un depredador estuviera acechándola. Se obligó a respirar hondo, intentando calmarse, cuando de repente, un murmullo suave llegó hasta sus oídos. La curiosidad la llevó a hacer un paso más hacia adelante. Fue entonces cuando los vio: una pareja emergiendo entre los arbustos, riendo y acariciándose con una intimidad que era casi palpable. Por un momento, olvidó su paranoia. A través de la espesura, se sintió una intrusa en ese instante robado por la pasión; un espectador de un mundo donde el amor florecía libremente. Al ver cómo se abrazaban, una risa involuntaria escapó de sus labios. La noche se suavizó con ese sonido, un eco de libertad que resonó dentro de ella. Como si la risa hubiera liberado un peso que llevaba demasiado tiempo cargando, su cuerpo comenzó a relajarse.
Sin embargo, la risa se mezcló con una sensación de vulnerabilidad que la sacudió. Rápidamente, se recordó a sí misma que no podía permitirse el lujo de ser despreocupada. En un mundo donde las sombras podían ocultar peligros invisibles, cualquier distracción podría costarle caro.
Y eso fue exactamente lo que pasó.
Habiéndose distraído por ese suceso, no vió venir, ni percibir la sombra que se acrecentó en su espalda. Para cuando se quiso dar de cuenta, ya estaba inmovilizada por un brazo y un cuerpo más fuerte que ella. Y más grande. Por inercia intentó gritar pero una mano cubría su boca. Y aunque se revolvía con toda la rabia, el agarre no aflojaba ni tan siquiera un poco. La mirada celeste de Asradi se fue oscureciendo, como la de un animal al acecho.
Al menos, hasta que escuchó esa voz. La recordaba.
”¿Celine?”, pensó para sus adentros.
Recordaba a esa sirena de uno de los asentamientos donde había estado. El recuerdo de su oscuro pasado volvió a girar en torno a ella. ¿Acaso la habían seguido de alguna manera? Las alarmas internas de Asradi saltaron de repente. Con un movimiento brusco, pudo zafarse del agarre de su boca, al menos, y por inercia soltó un jadeo molesto.
— ¿Qué crees que estás haciendo tú? — Le recriminó en respuesta. Se removió una vez más, pero sin éxito. — Suéltame, Celine.
La miró de reojo, notando también que estaba apoyada no contra una cola sirénida, sino contra unas piernas más humanas. Se obligó a calmarse un poco, a pesar de la situación en la que se encontraba.
— ¿Por qué estás aquí? — Preguntó, con un deje de cautela y desconfianza.