Atlas
Nowhere | Fénix
07-10-2024, 02:47 PM
A decir verdad, la forma tan abierta en la que ambos superiores se dirigieron a nosotros acerca de algo que en teoría era secreto me dejó un poco desconcertado. Vale que allí los cuatro sabíamos de lo que se estaba hablando. Algunos lo habíamos vivido y otros —otra— lo había visto tantas veces escondida en las sombras que se podría decir que era una más. No obstante, no dejaba de resultar curioso que, bueno, una capitana nos conminase a participar en algo que apegándonos estrictamente a las normas estaba prohibido.
—Mañana por la mañana llega una nueva remesa de reclutas, pero ésta es un poco diferente. No es su primer destino. Algunos vienen de Kilombo y otros vienen de diferentes islas de este Blue y otros. Lo que tienen en común todos ellos es que están a un paso de que se les abra un expediente disciplinario y se les expulse de la Marina o, en el peor de los casos, se les considere como criminales a perseguir —explicó Garnett.
—El asunto salió en una reunión que mantuvimos algunos capitanes hace no mucho. Les expliqué que, a pesar de no ser unas instalaciones que estén bajo mi mando, llevo un tiempo asentada aquí y tengo buena relación con el oficial al mando. Después de consultarlo, a ambos nos pareció bien hacer un último intento para encauzarlos aquí, en nuestras instalaciones. Ésa es la versión oficial, claro, pero sabemos que los métodos convencionales no van a tener ningún tipo de efecto; ya se ha intentado antes y nadie ha tenido éxito. No, queremos meterlos en vereda por la vía del Torneo del Calabozo, que es lo único que nos funciona cuando nada más lo hace.
Ambos guardaron silencio entonces, dejando que el mensaje calara en nosotros y que hiciésemos nuestras propias suposiciones. ¿Por qué éramos necesarios? ¿No era tan sencillo como organizar el Torneo y fin?
—Según nos han dicho, algunos de ellos destacan por sobresalir sobre los demás a nivel de combate físico, aunque en el resto sean un desastre. Si queremos que el método Garnett funcione debemos asegurarnos de que tengan oponentes fuertes dentro de la Marina, que se forje un vínculo de rivalidad sana del que, independientemente de quien gane o pierda, nazca una sensación de pertenencia y hermandad. Eso no va a pasar si alguien los vapulea sin escrúpulos ni si, por el contrario, apisonan a todos los participantes del torneo. —Era la capitana Montpellier quien seguía hablando.
—De los últimos Reyes del Calabozo, el único que se ajusta al perfil eres tú, Atlas, pero no nos parecía prudente por nuestra parte poner a una única persona como carta ganadora. ¿Quién más hay en el cuartel que pueda ayudarnos en esto? —Los ojos de Garnett se clavaron en la oni, no dejando duda alguna acerca de lo que ambos pensaban—. Por supuesto, al ser esto algo extraoficial no hay ningún tipo de obligatoriedad ni habría represalias en caso de que lo rechazaseis. ¿Qué nos decís?
Conmigo contaban, por supuesto, y lo sabían. La duda que quedaba era si Camille se prestaría a formar parte de aquella suerte de club de la lucha subterráneo en sus formas.
—Mañana por la mañana llega una nueva remesa de reclutas, pero ésta es un poco diferente. No es su primer destino. Algunos vienen de Kilombo y otros vienen de diferentes islas de este Blue y otros. Lo que tienen en común todos ellos es que están a un paso de que se les abra un expediente disciplinario y se les expulse de la Marina o, en el peor de los casos, se les considere como criminales a perseguir —explicó Garnett.
—El asunto salió en una reunión que mantuvimos algunos capitanes hace no mucho. Les expliqué que, a pesar de no ser unas instalaciones que estén bajo mi mando, llevo un tiempo asentada aquí y tengo buena relación con el oficial al mando. Después de consultarlo, a ambos nos pareció bien hacer un último intento para encauzarlos aquí, en nuestras instalaciones. Ésa es la versión oficial, claro, pero sabemos que los métodos convencionales no van a tener ningún tipo de efecto; ya se ha intentado antes y nadie ha tenido éxito. No, queremos meterlos en vereda por la vía del Torneo del Calabozo, que es lo único que nos funciona cuando nada más lo hace.
Ambos guardaron silencio entonces, dejando que el mensaje calara en nosotros y que hiciésemos nuestras propias suposiciones. ¿Por qué éramos necesarios? ¿No era tan sencillo como organizar el Torneo y fin?
—Según nos han dicho, algunos de ellos destacan por sobresalir sobre los demás a nivel de combate físico, aunque en el resto sean un desastre. Si queremos que el método Garnett funcione debemos asegurarnos de que tengan oponentes fuertes dentro de la Marina, que se forje un vínculo de rivalidad sana del que, independientemente de quien gane o pierda, nazca una sensación de pertenencia y hermandad. Eso no va a pasar si alguien los vapulea sin escrúpulos ni si, por el contrario, apisonan a todos los participantes del torneo. —Era la capitana Montpellier quien seguía hablando.
—De los últimos Reyes del Calabozo, el único que se ajusta al perfil eres tú, Atlas, pero no nos parecía prudente por nuestra parte poner a una única persona como carta ganadora. ¿Quién más hay en el cuartel que pueda ayudarnos en esto? —Los ojos de Garnett se clavaron en la oni, no dejando duda alguna acerca de lo que ambos pensaban—. Por supuesto, al ser esto algo extraoficial no hay ningún tipo de obligatoriedad ni habría represalias en caso de que lo rechazaseis. ¿Qué nos decís?
Conmigo contaban, por supuesto, y lo sabían. La duda que quedaba era si Camille se prestaría a formar parte de aquella suerte de club de la lucha subterráneo en sus formas.