Alguien dijo una vez...
Iro
Luego os escribo que ahora no os puedo escribir.
[Común] [C - Pasado] ¿El inicio de un camino en común? [Terence & Cadmus]
Terence Blackmore
Enigma del East Blue
Era un buen pueblo, alejado de los malestares que asolan las ciudades con su bullicio e inhumanidad, contraste magno del símbolo del ayer mucho menos altivo, elitista o logístico que lo que se estila en las ciudades más cosmopolitas que se encontraban a lo largo de la senda que recorrían los que optaban a convertirse en poderosos.
Durante unos momentos cavilé y sentí un cierto apetito por aquel lugar, por consumirlo y hacerlo mío, por reclamar ese oasis paralizado en el tiempo y compuesto de tejados teñidos en carmín bañado por el sol.

En contraposición a lo que conocía o dominaba, grandes salones nobiliarios, centros logísticos que actuaban como tapadera de turbios negocios, grandes urbes de ciudadanos que se consideraban por encima del bien o del mal... esto era casi un soplo de aire fresco.

Quizá el gen Blackmore era más fuerte en mí de lo que ninguno de mi familia quería reconocer. Siempre me habían comparado con mi madre, pero yo no la conocí. Decían que era una persona de altos valores e inocencia, simpar... Algo curioso de entender si lo relacionábamos con mi padre. ¿Quizá el viejo había perdido sus ansias hegemónicas durante un tiempo a causa de ella? ¿Quizá por eso empezó todo?
Nunca entendería como mi padre podría siquiera vislumbrar el ideal de duelo. No era más que un ser implacable y allá dónde él se encontrara en estos momentos, muy probablemente una llama se apagaría.

No, definitivamente debía soltar este vetusto vergel, fruto de una época mejor. Un pequeño remanso de fe en el ser humano.
"Si lo quieres, déjalo estar" reza un viejo dicho del West Blue...

Los pensamientos que hace un instante se encontraban aglutinados e incrustados en mi mente, pronto se diluyeron, como las estrellas fugaces lo hacen en el firmamento oscuro de una primavera nocturna, como las notas finales de un movimiento compositivo. Todo fue intenso, pero efímero.
No fue a causa de algo tan menor como la más pura forma de humildad que acontecía en todo el paraje social que se extendía frente a mí, palideciendo al más chillón de los niños en un grito ahogado de serenidad y tenacidad.

Una blanca flor asomaba por una grieta que sin duda había surgido a causa de un mantenimiento deplorable de aquella fuente. Nacía por encima de la civilización, en un alarde de orgullo poético, condenando la derrota de la humanidad y la victoria de la naturaleza con sus pétalos perla y pintas oscuras, distrayendo la belleza de las jóvenes que lucían en busca de marineros, y sentenciando de forma muda el paso de las edades.

De forma insospechada, me sorprendió un rayo de luz que rebotó en un cristal de algún lugar cercano y provocó que me apartara y despertara de aquella forma de sueño consciente que había tenido durante unos segundos que parecían eternos, pero que al mismo tiempo, creaban aún más belleza en el lugar. 
Eso provocó que me fijara en el anciano en el que antes había reparado, el cual parecía cruzar miradas contra mí durante unos segundos para, en un gesto igual de bello que cotidiano y humilde, ofrecer su compañía en buscar la filosofía de dicha escena. 
Supongo que no es extraño encontrar a otra alma errante como yo que repara en la hermosura de la sencillez. La edad da perspectiva, sabiduría y paciencia, tres factores que me sobran, me faltan y que ansío respectivamente. 

De forma instintiva, dejé los posos de mi café abandonados en su taza, solté unas cuantas monedas entre las que se encontraban una buena propina, guardé mi libro en mi pecho, por debajo del chaleco que decoraba en blanco una camisa ligeramente holgada y de tono marengo y patrón floral, que rompía su gama cromática por unos tirantes de color gris que a su vez agarraban unos pantalones también negros rematados por zapatos con motivos blancos. Con presteza, me encaminé al encuentro de aquel extraño. 

Si ahondamos en el pasado, supongo que es extraño que alguien como yo y nacido en el seno de señores de esclavos, se moleste en retribuir el sobrecoste de un café, y, sin embargo, era tan natural que lo hacía como algo común.
Puede ser que por eso mi familia me hubiera tomado como un fracaso durante toda mi vida, o simplemente puede que mi propio código ético esté por encima de los vínculos familiares.

Con presteza y gracia, anduve hacia el sereno y meditabundo extraño que me había saludado al otro lado de la calle, esperando que no me conociera, y aun con cierto recelo, pero también henchido de curiosidad y de abordar el tema que nos concierne, recuperado por un dulce aroma que provenía de la fuente que hacía unos instantes había dejado atrás con mis pasos y que había observado de reojo.

-Jazmín, un arbusto extraño para nacer en una fuente, pero también un fuerte símbolo de esperanza. ¿No crees?- dije hacia el anciano templado, ofreciendo una sonrisa sincera y parte de los conocimientos que mis libros me habían regalado. No pude evitar mirarlo y analizarlo con la curiosidad de un niño, pero desde un semblante más contemplativo que anhelante. La distancia era palpable, pero también lo era mi gesto amistoso.

¿Qué clase de hombre sería aquel asceta entrado en edad y de curiosas proporciones? Claramente, era un hombre que había cultivado también su cuerpo, pues desde esta corta distancia, su complexión era admirable. Un cuerpo de atleta yacía bajo sus ropajes, disimulado, pero claramente preparado para tomar una mosca entre sus dedos encallecidos si fuera preciso. Cada arruga de su rostro contaba una historia y yo estaba dispuesto a escudriñarla.
#5


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RE: [C - Pasado] ¿El inicio de un camino en común? [Terence & Cadmus] - por Terence Blackmore - 30-07-2024, 11:35 PM

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