Ray
Kuroi Ya
07-10-2024, 06:37 PM
Todo había salido bien finalmente. No sin una más que considerable cantidad de esfuerzo por parte de todos los miembros de la brigada, pero habían derrotado a Broco y llevado a Meethook sano y salvo hasta el muelle donde el navío que les había traído hasta Rostock desde Loguetown aguardaba para hacer el camino inverso. Y para colmo Octojin parecía haber hecho una nueva amistad de forma más que sorprendente. Su amigo el gyojin, una vez se hubo asegurado de que el mink nutria al que se había enfrentado estaba estable y su vida ya no corría peligro les propuso llevarla con ellos. Estaba convencido de que los Piratas Veganos le habían estado obligando a combatir por ellos en contra de su voluntad y que no tenía culpa de lo sucedido en lo más mínimo. Todos los demás se mostraron de acuerdo con el tiburón, al fin y al cabo ninguno de ellos había estado bajo el agua junto a ellos, nadie más sabía lo que había vivido.
- Por mi parte tampoco hay ningún problema, Octo. - Le contestó también el peliblanco. - Ya sabes que confiamos en ti, si nos estás diciendo que estás convencido de que no estaba actuando por voluntad propia te creo. Y si es así estoy de acuerdo en que es de justicia darle la oportunidad de vivir en libertad y de hacer las cosas como quiera hacerlas.
Por otra parte el farero, habiendo ya liberado todo el estrés acumulado en las últimas semanas por el miedo a ser asesinado por su antiguo capitán, les contó toda su historia. Cómo él fue en su momento el segundo de a bordo de Broco y ambos eran inseparables hasta que Meethook descubrió su más oscuro secreto y se lo contó al resto de la tripulación. Llevado por la ira el capitán estuvo a punto de matarle, por lo que este se vio obligado a entregarse al Capitán Arganeo como prisionero.
Una vez hubo terminado de contarles su historia el tullido les pidió volver al faro una última vez, además de sugerir invitarles a algo. En ese sentido hubo una marcada división de opiniones entre los distintos miembros de la brigada. Algunos estaban a favor, otros en contra y otros se mostraban poco convencidos al respecto. Y a decir verdad... Ray estaba en contra. No confiaba en el farero, quien hasta entonces tan solo había hecho lo que le habían dicho porque su supervivencia dependía de ello. Pero ahora que su vida ya no corría peligro... No dejaba de ser un pirata que se había visto obligado a entregarse a la justicia. Tal vez ahora quisiera intentar escapar. No podían correr ese riesgo, pues al fin y al cabo la misión que se les había asignado era escoltarle hasta Loguetown, no derrotar a Broco. Y eso aún no lo habían hecho.
- Creo que vamos a tener que declinar tu oferta, Meethook. - Le respondió con tono firme pero amable. - Se nos ha ordenado que te escoltemos hasta Loguetown, y es lo que haremos. Ya hemos perdido suficiente tiempo.
Por último salió el tema de qué hacer con el cuerpo del enemigo al que habían vencido, el capitán pirata Broco Lee. Se propuso llevarlo también hasta Loguetown por dos motivos. Para entregarlo a las autoridades y para darle un entierro digno, cosa con la que el joven de cabellos plateados no podía sino estar de acuerdo. El corsario habría sido un delincuente cruel y despiadado, sí, pero también tenía sus derechos, y era posible que tuviera algún ser querido que quisiera disponer de sus restos mortales. ¿Qué clase de defensores de la justicia serían si no velaban también por los derechos de los criminales? Desde luego no del tipo que todos ellos habían mostrado en muchas ocasiones que querían ser.
- Por mi parte tampoco hay ningún problema, Octo. - Le contestó también el peliblanco. - Ya sabes que confiamos en ti, si nos estás diciendo que estás convencido de que no estaba actuando por voluntad propia te creo. Y si es así estoy de acuerdo en que es de justicia darle la oportunidad de vivir en libertad y de hacer las cosas como quiera hacerlas.
Por otra parte el farero, habiendo ya liberado todo el estrés acumulado en las últimas semanas por el miedo a ser asesinado por su antiguo capitán, les contó toda su historia. Cómo él fue en su momento el segundo de a bordo de Broco y ambos eran inseparables hasta que Meethook descubrió su más oscuro secreto y se lo contó al resto de la tripulación. Llevado por la ira el capitán estuvo a punto de matarle, por lo que este se vio obligado a entregarse al Capitán Arganeo como prisionero.
Una vez hubo terminado de contarles su historia el tullido les pidió volver al faro una última vez, además de sugerir invitarles a algo. En ese sentido hubo una marcada división de opiniones entre los distintos miembros de la brigada. Algunos estaban a favor, otros en contra y otros se mostraban poco convencidos al respecto. Y a decir verdad... Ray estaba en contra. No confiaba en el farero, quien hasta entonces tan solo había hecho lo que le habían dicho porque su supervivencia dependía de ello. Pero ahora que su vida ya no corría peligro... No dejaba de ser un pirata que se había visto obligado a entregarse a la justicia. Tal vez ahora quisiera intentar escapar. No podían correr ese riesgo, pues al fin y al cabo la misión que se les había asignado era escoltarle hasta Loguetown, no derrotar a Broco. Y eso aún no lo habían hecho.
- Creo que vamos a tener que declinar tu oferta, Meethook. - Le respondió con tono firme pero amable. - Se nos ha ordenado que te escoltemos hasta Loguetown, y es lo que haremos. Ya hemos perdido suficiente tiempo.
Por último salió el tema de qué hacer con el cuerpo del enemigo al que habían vencido, el capitán pirata Broco Lee. Se propuso llevarlo también hasta Loguetown por dos motivos. Para entregarlo a las autoridades y para darle un entierro digno, cosa con la que el joven de cabellos plateados no podía sino estar de acuerdo. El corsario habría sido un delincuente cruel y despiadado, sí, pero también tenía sus derechos, y era posible que tuviera algún ser querido que quisiera disponer de sus restos mortales. ¿Qué clase de defensores de la justicia serían si no velaban también por los derechos de los criminales? Desde luego no del tipo que todos ellos habían mostrado en muchas ocasiones que querían ser.