Ray
Kuroi Ya
07-10-2024, 08:33 PM
El anciano se despide de vosotros con el rostro esperanzado y el deseo de que consigáis vuestro objetivo, que es también el de todo el pueblo llano de Oykot. Las acciones de los miembros del Ejército Revolucionario en los distintos puntos del país en los que están actuando parecen estar poco a poco aumentando la moral de los habitantes de la isla, haciéndoles que creer que es posible que las cosas cambien. Y es que ese es el poder de la esperanza, capaz de hacer que la mentalidad de un pueblo entero cambie radicalmente en cuestión de unas pocas horas al ver que existe una posibilidad, que una vida mejor es posible. Pocas cosas hay más poderosas.
Las preparaciones y precauciones llevadas a cabo por el grupo no han sido pocas, pero pronto os dais cuenta de que han merecido la pena cuando empezáis a ver que el caudal del río aumenta por momentos. Los troncos colocados por Ragnheidr y las placas de metal que Airgid ha moldeado y situado estratégicamente con su habilidad al principio parecen capaces de manejar el volumen de agua que reciben, ya que este no es especialmente elevado. No obstante según va aumentando se hace evidente que no van a resistir mucho más, dejando muy a las claras que también van a ser necesarias las habilidades de Asradi cuando esta llegue hasta vosotros para controlar la situación y alterar el cauce del río como teníais planeado.
Por otro lado, a vuestro alrededor la gente empieza a movilizarse. Probablemente llamados por Karina, decenas de balleneros han cogido las armas que tenían a su disposición y parecen dirigirse hacia la zona en la que se pudo escuchar la explosión que liberó aquel nauseabundo aroma que, aunque ligeramente más sutil, sigue aún impregnándolo todo. Las armas que portan no son las más avanzadas, tratándose en muchos casos de rudimentarios machetes, arcos o enormes arpones que parecían blandir como si de lanzas se tratase. Pero en sus rostros estaba reflejada la decisión de quien se lanza a luchar por su vida y su libertad, de quien sabe que no hay otra alternativa y que el futuro de sus seres queridos está en juego.
La sirena llega en esos momentos hasta vuestra posición, por lo que es momento de redoblar vuestros esfuerzos para alterar el rumbo de las aguas que empiezan a llegar cada vez con mayor fuerza y en gran cantidad, y están empezando a desplazar las planchas de metal, que poco a poco están comenzando a ceder. Los troncos aún resisten impertérritos, aunque da la sensación de que de seguir así cuando las planchas sean superadas es altamente probable que no puedan conseguir por completo el objetivo marcado.
Las preparaciones y precauciones llevadas a cabo por el grupo no han sido pocas, pero pronto os dais cuenta de que han merecido la pena cuando empezáis a ver que el caudal del río aumenta por momentos. Los troncos colocados por Ragnheidr y las placas de metal que Airgid ha moldeado y situado estratégicamente con su habilidad al principio parecen capaces de manejar el volumen de agua que reciben, ya que este no es especialmente elevado. No obstante según va aumentando se hace evidente que no van a resistir mucho más, dejando muy a las claras que también van a ser necesarias las habilidades de Asradi cuando esta llegue hasta vosotros para controlar la situación y alterar el cauce del río como teníais planeado.
Por otro lado, a vuestro alrededor la gente empieza a movilizarse. Probablemente llamados por Karina, decenas de balleneros han cogido las armas que tenían a su disposición y parecen dirigirse hacia la zona en la que se pudo escuchar la explosión que liberó aquel nauseabundo aroma que, aunque ligeramente más sutil, sigue aún impregnándolo todo. Las armas que portan no son las más avanzadas, tratándose en muchos casos de rudimentarios machetes, arcos o enormes arpones que parecían blandir como si de lanzas se tratase. Pero en sus rostros estaba reflejada la decisión de quien se lanza a luchar por su vida y su libertad, de quien sabe que no hay otra alternativa y que el futuro de sus seres queridos está en juego.
La sirena llega en esos momentos hasta vuestra posición, por lo que es momento de redoblar vuestros esfuerzos para alterar el rumbo de las aguas que empiezan a llegar cada vez con mayor fuerza y en gran cantidad, y están empezando a desplazar las planchas de metal, que poco a poco están comenzando a ceder. Los troncos aún resisten impertérritos, aunque da la sensación de que de seguir así cuando las planchas sean superadas es altamente probable que no puedan conseguir por completo el objetivo marcado.