Hunter D. Alpha
Kurogami no Alpha
08-10-2024, 06:34 PM
(Última modificación: 08-10-2024, 06:35 PM por Hunter D. Alpha.)
Te quedas mirando a ese hombre en las gradas, Alpha. La mirada de se fijaban el uno del otro. Aquel sujeto era enorme. Unos tres metros. Cabellera dorada como si fuera un león y bastante musculoso. Con el torso descubierto llevando calzado y falta muy al estilo espartano. Luego pones tu mirada nuevamente en la gente que viene corriendo hacia ustedes. Tú simplemente suspiras y guardas tus nudilleras. Con mucha tranquilidad, te acercas a una lanza que estaba en la pared. Tú tomas el arma. Comienzas a maniobrar el arma con cierta soltura, como si esta formara parte de tu cuerpo. Sonríes un poco y miras como viene tus enemigos hacia ti.
Comienzas a respirar profundamente. Tienes la intención de mandar oxígeno a los músculos de tus brazos, los cuales claramente se comienzan a marcar. Especialmente las venas, que se marcan de sobremanera. Media docena de guerreros vienen contra ti, pequeño. Tú simplemente te posicionas y te preparas para el ataque. Toma la lanza desde la punta de la base. Cualquiera diría que el agarre de aquello te sería algo incómodo, pero para ti, era algo muy natural. Una sonrisa se dibuja en tu rostro y sin pensarlo mucho, avanzas hacia tus oponentes con la lanza esperando desde atrás. Al llegar al rango de ataque, abanicas tu arma con fuerza de manera horizontal. Propinando un corta a todos tus enemigos de un solo movimiento, causando un daño más que decente. He de decir que tus enemigos han quedado heridos en el suelo sangrado, sin tener muchas ganas de seguir luchando.
- No es placentero… - Dijiste con cierta expresión decepcionante en el rosto. – No es para nada placentero. – Volviste a fijar tu mirada en el hombre que tenía pinta de fuerte en las gradas. Tu simplemente le señalas con la lanza. Él sonríe nuevamente mientras se levanta tomándose su tiempo. Luego, hace un par de movimientos sonando su cuello y procede a bajar lentamente por las escaleras hasta llegar a la horilla. Donde se queda plantado observándolos tanto a ti como a Sowon. Olfateas y… te das cuenta que tiene cierto olor a sangre.
Eso te hace sinceramente sentirte muy feliz.
Comienzas a respirar profundamente. Tienes la intención de mandar oxígeno a los músculos de tus brazos, los cuales claramente se comienzan a marcar. Especialmente las venas, que se marcan de sobremanera. Media docena de guerreros vienen contra ti, pequeño. Tú simplemente te posicionas y te preparas para el ataque. Toma la lanza desde la punta de la base. Cualquiera diría que el agarre de aquello te sería algo incómodo, pero para ti, era algo muy natural. Una sonrisa se dibuja en tu rostro y sin pensarlo mucho, avanzas hacia tus oponentes con la lanza esperando desde atrás. Al llegar al rango de ataque, abanicas tu arma con fuerza de manera horizontal. Propinando un corta a todos tus enemigos de un solo movimiento, causando un daño más que decente. He de decir que tus enemigos han quedado heridos en el suelo sangrado, sin tener muchas ganas de seguir luchando.
- No es placentero… - Dijiste con cierta expresión decepcionante en el rosto. – No es para nada placentero. – Volviste a fijar tu mirada en el hombre que tenía pinta de fuerte en las gradas. Tu simplemente le señalas con la lanza. Él sonríe nuevamente mientras se levanta tomándose su tiempo. Luego, hace un par de movimientos sonando su cuello y procede a bajar lentamente por las escaleras hasta llegar a la horilla. Donde se queda plantado observándolos tanto a ti como a Sowon. Olfateas y… te das cuenta que tiene cierto olor a sangre.
Eso te hace sinceramente sentirte muy feliz.