Drake Longspan
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08-10-2024, 07:52 PM
El pequeño Chipper, con su diminuto tamaño, se sintió un poco nervioso al estornudar de manera inesperada. El sonido resonó en el aire del bosque, y su corazón palpitaba con la emoción de la sorpresa. Sin embargo, la verdadera sorpresa llegó cuando un panda emergió de la maleza, también asustado. Chipper se quedó atónito al ver a otro ser que podía hablar, y su curiosidad creció aún más al observar cómo la joven civil, Akari, parecía boquiabierta ante la escena.
Mientras la civil recuperaba su libro de herbología del suelo y lo limpiaba, Chipper se movió inquieto, revisando los objetos que el panda había traído consigo. Era fascinante ver a un ser tan grande, que sin duda podría ser su amigo en esta aventura. Sin embargo, se notaba que la chica estaba un poco nerviosa, aunque en su mirada había una chispa de determinación que le hizo pensar que ella tenía un propósito importante.
Cuando finalmente se atrevió a hablar, Chipper no pudo evitar soltar una risita. El Loto Coralino, esa planta que Akari mencionó, no era más que un mito en este bosque. Chipper sabía que no había nada de eso en la isla. ¿Cómo podría haberlo? El lugar donde se encontraban estaba lleno de sorpresas, pero no de esa planta en particular.
— ¿El Loto Coralino? En ese caso, te has confundido de bosque. Chihihi.
Justo en ese momento, un nuevo estornudo escapó de su pequeño cuerpo.
— ¡WHAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAACHÚS! — resonó su voz, y se sintió algo avergonzado. — Ay, maldita agua. ¿Os gustan las cascadas? A mí sí, chihihi.
El diminuto Tontatta les gesticulaba para que sus nuevos amigos lo siguieran.
Chipper guió a Akari y al panda hacia una hermosa cascada que caía con fuerza, su sonido retumbando en el aire. A medida que se acercaban, el brillo del agua atrapó la atención de Chipper. Cuando se detuvo y miró hacia arriba, vio la impresionante caída y la espuma que se formaba al chocar contra las rocas. Era un espectáculo digno de admirar, y su entusiasmo se hizo palpable.
Chipper notó que el grupo parecía interesado en una planta que crecía cerca del borde de la cascada. Sin embargo, también vio cómo su expresión se tornaba de curiosidad a preocupación. El Tontatta sabía que acercarse demasiado sería peligroso; el afluente de la cascada podría ser traicionero.
Así que intentó lo que mejor sabía: Mentir.
— ¿Ven? Os dije que aquí no había nada. ¡Waaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaachús!
Aquel ser estornudó, riendo mientras se movía de un lado a otro, como si su energía infantil pudiera despejar la preocupación de la situación. Quería que sus amigos se sintieran cómodos y disfrutar del momento.
— Vamos Panda-Landa, busquemos algo de bambú y un lugar calentito, olvidaos de esa flor.
Sin embargo, tanto Akari como Panda pudieron ver, que en aquella roca, con una caída libre bastante peligrosa, había una flor muy similar a la imagen de aquel libro. A unos 14 metros de salto.
Mientras la civil recuperaba su libro de herbología del suelo y lo limpiaba, Chipper se movió inquieto, revisando los objetos que el panda había traído consigo. Era fascinante ver a un ser tan grande, que sin duda podría ser su amigo en esta aventura. Sin embargo, se notaba que la chica estaba un poco nerviosa, aunque en su mirada había una chispa de determinación que le hizo pensar que ella tenía un propósito importante.
Cuando finalmente se atrevió a hablar, Chipper no pudo evitar soltar una risita. El Loto Coralino, esa planta que Akari mencionó, no era más que un mito en este bosque. Chipper sabía que no había nada de eso en la isla. ¿Cómo podría haberlo? El lugar donde se encontraban estaba lleno de sorpresas, pero no de esa planta en particular.
— ¿El Loto Coralino? En ese caso, te has confundido de bosque. Chihihi.
Justo en ese momento, un nuevo estornudo escapó de su pequeño cuerpo.
— ¡WHAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAACHÚS! — resonó su voz, y se sintió algo avergonzado. — Ay, maldita agua. ¿Os gustan las cascadas? A mí sí, chihihi.
El diminuto Tontatta les gesticulaba para que sus nuevos amigos lo siguieran.
Chipper guió a Akari y al panda hacia una hermosa cascada que caía con fuerza, su sonido retumbando en el aire. A medida que se acercaban, el brillo del agua atrapó la atención de Chipper. Cuando se detuvo y miró hacia arriba, vio la impresionante caída y la espuma que se formaba al chocar contra las rocas. Era un espectáculo digno de admirar, y su entusiasmo se hizo palpable.
Chipper notó que el grupo parecía interesado en una planta que crecía cerca del borde de la cascada. Sin embargo, también vio cómo su expresión se tornaba de curiosidad a preocupación. El Tontatta sabía que acercarse demasiado sería peligroso; el afluente de la cascada podría ser traicionero.
Así que intentó lo que mejor sabía: Mentir.
— ¿Ven? Os dije que aquí no había nada. ¡Waaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaachús!
Aquel ser estornudó, riendo mientras se movía de un lado a otro, como si su energía infantil pudiera despejar la preocupación de la situación. Quería que sus amigos se sintieran cómodos y disfrutar del momento.
— Vamos Panda-Landa, busquemos algo de bambú y un lugar calentito, olvidaos de esa flor.
Sin embargo, tanto Akari como Panda pudieron ver, que en aquella roca, con una caída libre bastante peligrosa, había una flor muy similar a la imagen de aquel libro. A unos 14 metros de salto.