Mayura Pavone
El Pavo Real del Oceano
09-10-2024, 04:29 AM
El ruido de las pisadas se detuvo justo detrás de él. Una sombra larga y dominante cubrió su figura, algo que rápidamente sirvió como cereza sobre el pastel para irritar al ex-noble, quien prefería ser el centro de atención sin ser eclipsado por nadie. Lentamente, con su habitual elegancia, giró su cabeza para encontrarse con una figura que claramente no había esperado. Frente a él estaba una mujer imponente, sus cuernos coronados por un gato negro que descansaba plácidamente sin importarle lo más mínimo la situación actual. El hecho de que lo hubiera confundido con un gallo le resultaba una completa ofensa, y el tono familiar con el que hablaba solo añadía a su desdén interno que dio inicio a una avalancha emocional incapaz de frenar.
"¿Gallo? ¿Yo, un gallo?..." pensó sin siquiera saber si debía sentirse ofendido o halagado, pero siempre ocultando la molestia tras una sonrisa perfecta pues en su situación actual lo último que necesitaba era problemas. A pesar de que la enorme mujer de apariencia peculiar no parecía tener malas intenciones, el elegante pirata consideraba este descuido era una falta de respeto intolerable. Mayura levantó una ceja, midiendo a su interlocutora con su mirada gris, intentando mantener su compostura mientras la analizaba de reojo pies a cabeza culminando con una mirada directa al rosto.
— Oh, querida... — respondió el chico, con su tono suave y melodioso, mientras se inclinaba ligeramente hacia adelante en un gesto de cortesía, aunque sus ojos brillaban con una mezcla de burla y arrogancia. — Me temo que te has confundido. No soy uno de esos... animales de corral. Aunque entiendo la confusión; después de todo, mi presencia puede ser difícil de clasificar. No todos los días encuentras a alguien tan... exquisito. — Sin perder el porte, sacudió un poco las mangas de su túnica púrpura adornada con plumas de pavo real y continuó hablando, asegurándose de que cada palabra sonara cuidadosamente calculada, como una nota en una canción que disfrazaba aquella necesidad por dinero que se despertó con la idea de alguien estaba pagando bien por “gallos”, o al menos así los definía la extraña mujer.
— ¿Cabizbajo? No, no... Solo estaba contemplando la mejor forma de continuar mi día en este pueblo, buscando un lugar que ofrezca una buena bebida, ya sabes, algo digno de mi paladar. — continuó con una sonrisa encantadora, antes de agregar. — Sin embargo, parece que este encuentro fortuito podría haber cambiado mis planes. Dime, ¿acaso necesitas ayuda buscando algún gallo fugado? Podría ayudarte… — extendió su mano derecha, con una gentil sonrisa igualando su tono. — Después de todo, parece que se te dificulta ver en la lejanía. — se la estaba jugando, pero confiaba en su belleza, su voz y actitud para tratar de convencer a trabajar en equipo a lo que parecía un ser de mentalidad inferior y capacidades visuales inferior a él.
Después de todo, el joven pavo real sabía que debía mantener la conversación ligera, sin perder de vista su objetivo: encontrar alguna forma de solucionar su situación financiera sin comprometer su imagen. Pero al mismo tiempo, el hecho de haber sido confundido con un animal le resultaba lo suficientemente molesto como para que quisiera ser más sutil o si quiera indagar más sobre su potencial acompañante. Tal vez, solo tal vez, esa mujer podría serle útil.
"¿Gallo? ¿Yo, un gallo?..." pensó sin siquiera saber si debía sentirse ofendido o halagado, pero siempre ocultando la molestia tras una sonrisa perfecta pues en su situación actual lo último que necesitaba era problemas. A pesar de que la enorme mujer de apariencia peculiar no parecía tener malas intenciones, el elegante pirata consideraba este descuido era una falta de respeto intolerable. Mayura levantó una ceja, midiendo a su interlocutora con su mirada gris, intentando mantener su compostura mientras la analizaba de reojo pies a cabeza culminando con una mirada directa al rosto.
— Oh, querida... — respondió el chico, con su tono suave y melodioso, mientras se inclinaba ligeramente hacia adelante en un gesto de cortesía, aunque sus ojos brillaban con una mezcla de burla y arrogancia. — Me temo que te has confundido. No soy uno de esos... animales de corral. Aunque entiendo la confusión; después de todo, mi presencia puede ser difícil de clasificar. No todos los días encuentras a alguien tan... exquisito. — Sin perder el porte, sacudió un poco las mangas de su túnica púrpura adornada con plumas de pavo real y continuó hablando, asegurándose de que cada palabra sonara cuidadosamente calculada, como una nota en una canción que disfrazaba aquella necesidad por dinero que se despertó con la idea de alguien estaba pagando bien por “gallos”, o al menos así los definía la extraña mujer.
— ¿Cabizbajo? No, no... Solo estaba contemplando la mejor forma de continuar mi día en este pueblo, buscando un lugar que ofrezca una buena bebida, ya sabes, algo digno de mi paladar. — continuó con una sonrisa encantadora, antes de agregar. — Sin embargo, parece que este encuentro fortuito podría haber cambiado mis planes. Dime, ¿acaso necesitas ayuda buscando algún gallo fugado? Podría ayudarte… — extendió su mano derecha, con una gentil sonrisa igualando su tono. — Después de todo, parece que se te dificulta ver en la lejanía. — se la estaba jugando, pero confiaba en su belleza, su voz y actitud para tratar de convencer a trabajar en equipo a lo que parecía un ser de mentalidad inferior y capacidades visuales inferior a él.
Después de todo, el joven pavo real sabía que debía mantener la conversación ligera, sin perder de vista su objetivo: encontrar alguna forma de solucionar su situación financiera sin comprometer su imagen. Pero al mismo tiempo, el hecho de haber sido confundido con un animal le resultaba lo suficientemente molesto como para que quisiera ser más sutil o si quiera indagar más sobre su potencial acompañante. Tal vez, solo tal vez, esa mujer podría serle útil.