Ragnheidr Grosdttir
Stormbreaker
09-10-2024, 07:35 AM
La corriente llegó ... ¡Y de qué manera! al principio como un susurro tenue y sutil, un leve murmullo que apenas acariciaba la superficie de los árboles y las placas de metal que Ragn iba reforzando con un esfuerzo colosal. El agua comenzó a desbordarse de su cauce, extendiéndose sobre el terreno fangoso, empujando ramas, hojas y pequeños residuos a su paso. Ragn observaba el avance, viendo cómo la fuerza del río ganaba poco a poco, cada vez más poder, dejando claro que pronto alcanzaría toda su fuerza natural. Con movimientos calculados, el vikingo tomaba uno a uno los troncos de los árboles que había cortado y los apilaba detrás de las robustas placas de metal que Airgid formó. Sentía el vibrar de la tierra bajo sus pies mientras el agua se acercaba, golpeando con más ímpetu. Los primeros chorros rompieron contra las placas, produciendo un sonido metálico que resonaba en el aire y anunciaba la inevitable arremetida de la corriente. Ragn tensó su espalda, el esfuerzo le exigía cada fibra de sus músculos, pero él no se detenía, sabía que la construcción tenía que resistir.
La corriente seguía aumentando, y el río, con sus aguas turbias y embravecidas, parecía dispuesto a devorar todo lo que encontraba en su camino. Poco a poco, el agua comenzó a arrastrar ramas y pequeñas rocas, que se estrellaban contra las barreras improvisadas. La estructura temblaba, pero el vikingo, sin mostrar vacilación, reforzaba con más troncos, creando una trinchera que no solo detenía la fuerza del agua, sino que la redirigía hacia donde necesitaban. Las placas de metal, colocadas con precisión, empezaban a canalizar el flujo hacia el desvío previsto, formando un embudo por el cual la corriente se precipitaba. El agua empezó a arremolinarse, encontrando su nuevo cauce forzado. Ragn, enfocado y decidido, observaba cómo el río obedecía su diseño, había logrado imponerle un nuevo camino, uno creado con el sudor de su frente y el peso de su fuerza. Mientras el último tronco caía en su lugar, Ragn dio un paso atrás, evaluando el resultado de su trabajo y el orden que había impuesto al caos natural del río. La idea de todo cambió drásticamente al contemplar las acciones de Asradi. Cómo dominaba el agua ... Cómo esta se elevaba cuál torbellino ... El vikingo se quedó durante un par de segundos absorto bajo aquella increíble presentación.
Ordenó a la rubia que siguiera colocando planchas de metal. — Ni siquiera ella sabe si podrá lograrlo. — ¿Qué podía hacer el? Su fuerza no servía, ¿la habilidad con las armas? menos aún, se sentía un actor secundario ... No, de esos que no salen ni en los extras. Pero debía, sentía la responsabilidad de seguir cargando el río con obstáculos. Más árboles, más trozos de madera que hicieran de tapón tras las placas de metal ... Más y más ...
La corriente seguía aumentando, y el río, con sus aguas turbias y embravecidas, parecía dispuesto a devorar todo lo que encontraba en su camino. Poco a poco, el agua comenzó a arrastrar ramas y pequeñas rocas, que se estrellaban contra las barreras improvisadas. La estructura temblaba, pero el vikingo, sin mostrar vacilación, reforzaba con más troncos, creando una trinchera que no solo detenía la fuerza del agua, sino que la redirigía hacia donde necesitaban. Las placas de metal, colocadas con precisión, empezaban a canalizar el flujo hacia el desvío previsto, formando un embudo por el cual la corriente se precipitaba. El agua empezó a arremolinarse, encontrando su nuevo cauce forzado. Ragn, enfocado y decidido, observaba cómo el río obedecía su diseño, había logrado imponerle un nuevo camino, uno creado con el sudor de su frente y el peso de su fuerza. Mientras el último tronco caía en su lugar, Ragn dio un paso atrás, evaluando el resultado de su trabajo y el orden que había impuesto al caos natural del río. La idea de todo cambió drásticamente al contemplar las acciones de Asradi. Cómo dominaba el agua ... Cómo esta se elevaba cuál torbellino ... El vikingo se quedó durante un par de segundos absorto bajo aquella increíble presentación.
Ordenó a la rubia que siguiera colocando planchas de metal. — Ni siquiera ella sabe si podrá lograrlo. — ¿Qué podía hacer el? Su fuerza no servía, ¿la habilidad con las armas? menos aún, se sentía un actor secundario ... No, de esos que no salen ni en los extras. Pero debía, sentía la responsabilidad de seguir cargando el río con obstáculos. Más árboles, más trozos de madera que hicieran de tapón tras las placas de metal ... Más y más ...