Juuken
Juuken
09-10-2024, 08:47 PM
(Última modificación: 09-10-2024, 08:50 PM por Juuken.
Razón: Edité un párrafo por haberlo roleado mal. Mil perdones.
)
La situación cada vez se volvía más extraña, los temblores no solamente no cesaban sino que se acrecentaban todavía más. Miré al suelo, pude ver más de esas piedras rodeadas de monedas y otras de otros colores. Me agaché arrodillándome y cogí alguna, estaba atada con una cuerda a otras piedras de diversos colores. Una gran piedra de esas transparentes, más grandes que cualquiera otra que hubiera visto estaba ahí. Aunque parecía diferente, como más cristalina, más transparente que las otras.
Comencé a recoger todo lo que podía. Esas habían sido las órdenes de Lance, y mientras avisaba a Suzuka a gritos que viniera lo más rápido posible, yo continué cogiendo cosas, haciendo selección entre las monedas que había en el suelo tiradas, aunque también cogía alguna que me cupiese en los bolsillos. Pues la mochila estaba ya a rebosar.
De pronto unos temblores todavía mayores me hicieron ponerme en guardia. Me volví a levantar y me quedé mirando a mis compañeros, la tensión se intensificó cuando el terreno donde nos encontrábamos comenzó a crujir. Por las escaleras donde habíamos subido, y por otras que entonces me daba cuenta que estaban repartidas a lo largo de toda la sala, comenzaban a salir unos chorros a gran propulsión hacia arriba. Era agua, eso iba a ser un grave problema. No sabía nadar, no podía caer al agua. No ahora que tenía mucho más peso.
Tiré a coger a Lance, un poco a la desesperada. Si la sala se inundaba yo no podría hacer nada. Inconscientemente traté de sujetarme del capitán, el peliblanco por quien tanta confianza y admiración sentía. De pronto el suelo se movió. Una gran placa enorme, donde nos encontrábamos casi toda la tripulación, a excepción de Suzuka y Goku, comenzó a alzarse a una velocidad que resultó bastante vertiginosa. No me dio tiempo, ni a sujetarme a Lance ni a preocuparme por la ubicación de Suzuka ni de Goku.
Pronto notaría la increíble presión del agua haciendo mella, estábamos sobre aquella plataforma que se iba resquebrajando, por lo cual todos los presentes comenzabamos a ser empapados por ese gran chorro de agua. La increíble presión que nos hacía ascender me dejó arrodillado en aquella plataforma, pude ver que todavía estábamos ahí todos. Lance, Gretta, Shiro y Qazan. Todos allí peleando por mantenernos estables. Aunque seguramente el gyojin no tuviera tantos problemas estando ahí, pero tanto Gretta, Shiro como yo podríamos tener serios problemas con nuestras debilidades al mar.
Comencé a perder las fuerzas y la conciencia conforme íbamos avanzando y diversas raíces y plantas nos iban chocando por todas partes. El agua cada vez me cubría más. Sentía que esto podía ser el fin. Pero no debía rendirme, no ahora que al fin parecía que íbamos a lograr salir de allí. Me forcé a mí mismo, centré todos mis esfuerzos en mantenerme consciente y en pie haciendo el mayor abuso de voluntad y gasto de fuerzas de reserva que había hecho nunca. Debía asegurarme de lograr salir de allí, por lo menos, antes de perder la consciencia.
La luz natural cada vez se volvía más intensa. La luna brillaba con gran intensidad esa noche. Casi podía respirarse ya aire fresco, o podría si no estuviera, literalmente, luchando con las últimas fuerzas de flaqueza que quedaban en mi cuerpo por mantenerme en pie. Ni siquiera era consciente del oxígeno que era capaz de respirar, el cual por la alta presión era bastante limitado. Pronto se notarían los estragos de ese efecto.
Finalmente la luz lunar llegó. Con un fuerte estallido de agua, rocas y un montón de raíces y hojas, logramos finalmente alcanzar a ver la luz. En ese momento supe que lo habíamos conseguido. La luz nos bañó con un reconfortante manto. Nunca había echado tanto en falta la sensación de calidez que podía dar el sol, aunque llevaba relativamente poco en mi vida, sentía que no podía tirarme demasiado tiempo sin verlo ni sentirlo, una lástima que en esos momentos la única luz fuera de la luna, la cual no emite esa calidez que tan reconfortante resulta. Tal vez fuera por la situación en general, todo lo ocurrido entre las distintas salas extrañas. También podría influir el hecho de que lo sentía como volver a estar encerrado en aquella isla.
La sensación duró poco, al haber salido despedidos, el contacto directo con el agua desapareció, comencé a sentir recuperar mis energías y fuerzas, pero ahora estaba en medio del aire. Y no sabía volar. Comencé a caer a gran velocidad, habíamos salido por lo alto de una gran montaña, debajo de mí lo que parecía una selva, similar a la zona por la que habíamos entrado, pero debía de ser otra zona completamente diferente tal vez. Eché un vistazo rápido desde arriba. Pude ver nuestra embarcación, la reconocería donde fuera, estaba bastante lejos.
Adopté una posición defensiva, debía prepararme para la gran caída que venía. Cubrí todo mi cuerpo con aquel fuerte material que todavía brillaba en mis bolsillos, y aquella piedra grande en mi mano. El choque no tardó demasiado en llegar, apenas ni me había dado tiempo a localizar un barco, que estaba seguro que era el nuestro, y cubrir mi cuerpo completo con el poder de mi propia akuma no mi. El primer contacto fue con la copa de un árbol, me aferré a ella sintiendo punzadas y un gran golpe en los brazos y el torso.
Al sujetarme, como buenamente pude, frené bastante el impacto, pero no tardé en resbalar, todavía tenía el cuerpo mojado y ese efecto no contribuyó a tener una buena sujeción. Un fuerte golpe, seguido de otro, hasta que llegué a tocar suelo. La cabeza y todo me daba vueltas, sentía que estaba a punto de perder la conciencia. Me incorporé y apoyé mi espalda contra un tronco. Había caído justo en un gran seto que también ayudó a amortiguar la caída. Tal vez por eso continuaba.
Me dolía todo el cuerpo, y sentía que tal vez me hubiera roto algo. Pero si ahora me detenía y me dejaba sucumbir al cansancio, era probable que más adelante fuera incluso incapaz de moverme. Ayudándome del propio tronco para levantarme, y sin retirar el poder de mi habilidad me puse de pie. Pensé que al cubrirme de aquél material tan duro, podría ser capaz de continuar moviéndome aunque tuviera algo roto. Pues parece que por el pecho estaba todo en su sitio.
Miré a mi alrededor. Tal y como pensaba no había tenido nada de suerte. No veía a ninguno de mis compañeros. Esperaba que hubieran tenido más suerte que yo en sus caídas, yo realmente estaba bastante desmejorado. Sentía que necesitaba ayuda, pero también sabía que había otros compañeros que podían no ser tan resistentes a la hora de afrontar una caída así. Aun en mi estado, sentía la responsabilidad de buscarles.
-¡Lance! -Comencé a gritar mientras comenzaba a moverme por los alrededores- ¡Shiro!.
Comencé a avanzar clamando por sus nombres, pero tan solo el silencio me respondió. Cuando había dado varias vueltas comencé a pensar que igual ellos habían caído más abajo. Sabía que Gretta y Qazan podrían ser capaces de soportar aquellas caídas, si yo pude, ellos seguramente tampoco habrían tenido gran problema, pero tanto el capitán como Shiro me preocupaban realmente. Por otro lado, también desconocía la ubicación de Goku y de Suzuka.
Desgraciadamente cada vez podía hacer menos, tanto por ellos como por mí. La fatiga estaba haciendo gran mella en mí y comencé a perder la esperanza de encontrarme con nadie. De pronto un murmullo y un sonido de hojas moverse, alguien andaba cerca, podía ser algún enemigo, pero por el contrario podría tratarse de alguno de mis compañeros. Avancé con cautela, hasta que pude ver y escuchar con más claridad.
-Olvide presentarme. Soy Hunter D. Alpha.
Me fijé bien. Reconocía ese rostro. Era aquél tipo que nos había ayudado cuando las plantas tenían preso a Goku. Y frente de él estaba Suzuka. No pude evitar dar un respingo de alivio mientras salía hacia adelante, contento de haber encontrado a alguien al fin.
-¡Suzuka! -dije con algo de entusiasmo- ¿Estás bien?
Me aproximé rápidamente hacia ella, pero de pronto me vi en la obligación de girar la cabeza. Su pecho estaba completamente al descubierto, y aunque no entendía por qué solía molestarle a la gente que la gente les mirase, tenía entendido que estaba mal visto. Y aún así, sin saber por qué, volvía a sentirme algo avergonzado, tal y como la primera vez cuando Gretta nos apretó y mi cabeza acabó entre sus pechos. Me quedé mirando al tal Hunter D. Alpha. Menudo nombre más largo, y raro. ¿Por qué una simple letra ahí en medio? Le sonreí tendiéndole la mano, le estaba bastante agradecido, no era la primera vez que nos ayudaba, parecía un gran tipo. Esperaba que para cuando me girase a Suzuka ya se hubiera tapado, sino entendería que no le molestaba a ella.
-Soy Juuken. Gracias por ayudarnos antes ahí abajo con Goku y las plantas. Y por ayudar a Suzuka. Si necesitas algo, seguro que el capitán estará encantado de ayudarte.
No lo tenía del todo seguro, pero si algo sabía sobre Lance, era que apreciaba a sus compañeros y amigos, y si alguien le ayudaba con ellos, seguramente querría devolverle el favor, por esa razón se lo dije, y si no fuera así, yo asumiría la responsabilidad ante el capitán. No me parecería justo que este hombre, Hunter Alpha, nos haya ayudado y nosotros no hicieramos lo propio con él. Me sentía bastante agradecido.
Le dejé tiempo para hablar y aclararnos, tras lo cual me giré a Suzuka. Tenía suerte de, al menos, haberla encontrado a ella. No se por qué pero siempre tardaba mucho en llegar y se acababa desviando del camino. En nuestro estado debíamos ir directos. Por suerte para ella la había encontrado, y ya sabía en qué dirección debíamos marchar para llegar al barco directamente.
-Vamos, Suzuka. El barco está por aquí, probablemente el resto esté llegando.
Tras despedirnos de Hunter, le indiqué a mi compañera con cuernos por dónde debíamos avanzar, tenía la imagen de donde había visto el barco y, por suerte, sabía orientarme con facilidad aunque el terreno pudiera ser así de complicado. No tardaríamos demasiado en llegar, aunque con el peso extra de mi mochila y los bolsillos, cuyo tintineo se volvía ligeramente sonoro a cada paso que daba, era probable que tardásemos un poco más. Por suerte, sabía que no llegaría solo al barco.
Comencé a recoger todo lo que podía. Esas habían sido las órdenes de Lance, y mientras avisaba a Suzuka a gritos que viniera lo más rápido posible, yo continué cogiendo cosas, haciendo selección entre las monedas que había en el suelo tiradas, aunque también cogía alguna que me cupiese en los bolsillos. Pues la mochila estaba ya a rebosar.
De pronto unos temblores todavía mayores me hicieron ponerme en guardia. Me volví a levantar y me quedé mirando a mis compañeros, la tensión se intensificó cuando el terreno donde nos encontrábamos comenzó a crujir. Por las escaleras donde habíamos subido, y por otras que entonces me daba cuenta que estaban repartidas a lo largo de toda la sala, comenzaban a salir unos chorros a gran propulsión hacia arriba. Era agua, eso iba a ser un grave problema. No sabía nadar, no podía caer al agua. No ahora que tenía mucho más peso.
Tiré a coger a Lance, un poco a la desesperada. Si la sala se inundaba yo no podría hacer nada. Inconscientemente traté de sujetarme del capitán, el peliblanco por quien tanta confianza y admiración sentía. De pronto el suelo se movió. Una gran placa enorme, donde nos encontrábamos casi toda la tripulación, a excepción de Suzuka y Goku, comenzó a alzarse a una velocidad que resultó bastante vertiginosa. No me dio tiempo, ni a sujetarme a Lance ni a preocuparme por la ubicación de Suzuka ni de Goku.
Pronto notaría la increíble presión del agua haciendo mella, estábamos sobre aquella plataforma que se iba resquebrajando, por lo cual todos los presentes comenzabamos a ser empapados por ese gran chorro de agua. La increíble presión que nos hacía ascender me dejó arrodillado en aquella plataforma, pude ver que todavía estábamos ahí todos. Lance, Gretta, Shiro y Qazan. Todos allí peleando por mantenernos estables. Aunque seguramente el gyojin no tuviera tantos problemas estando ahí, pero tanto Gretta, Shiro como yo podríamos tener serios problemas con nuestras debilidades al mar.
Comencé a perder las fuerzas y la conciencia conforme íbamos avanzando y diversas raíces y plantas nos iban chocando por todas partes. El agua cada vez me cubría más. Sentía que esto podía ser el fin. Pero no debía rendirme, no ahora que al fin parecía que íbamos a lograr salir de allí. Me forcé a mí mismo, centré todos mis esfuerzos en mantenerme consciente y en pie haciendo el mayor abuso de voluntad y gasto de fuerzas de reserva que había hecho nunca. Debía asegurarme de lograr salir de allí, por lo menos, antes de perder la consciencia.
La luz natural cada vez se volvía más intensa. La luna brillaba con gran intensidad esa noche. Casi podía respirarse ya aire fresco, o podría si no estuviera, literalmente, luchando con las últimas fuerzas de flaqueza que quedaban en mi cuerpo por mantenerme en pie. Ni siquiera era consciente del oxígeno que era capaz de respirar, el cual por la alta presión era bastante limitado. Pronto se notarían los estragos de ese efecto.
Finalmente la luz lunar llegó. Con un fuerte estallido de agua, rocas y un montón de raíces y hojas, logramos finalmente alcanzar a ver la luz. En ese momento supe que lo habíamos conseguido. La luz nos bañó con un reconfortante manto. Nunca había echado tanto en falta la sensación de calidez que podía dar el sol, aunque llevaba relativamente poco en mi vida, sentía que no podía tirarme demasiado tiempo sin verlo ni sentirlo, una lástima que en esos momentos la única luz fuera de la luna, la cual no emite esa calidez que tan reconfortante resulta. Tal vez fuera por la situación en general, todo lo ocurrido entre las distintas salas extrañas. También podría influir el hecho de que lo sentía como volver a estar encerrado en aquella isla.
La sensación duró poco, al haber salido despedidos, el contacto directo con el agua desapareció, comencé a sentir recuperar mis energías y fuerzas, pero ahora estaba en medio del aire. Y no sabía volar. Comencé a caer a gran velocidad, habíamos salido por lo alto de una gran montaña, debajo de mí lo que parecía una selva, similar a la zona por la que habíamos entrado, pero debía de ser otra zona completamente diferente tal vez. Eché un vistazo rápido desde arriba. Pude ver nuestra embarcación, la reconocería donde fuera, estaba bastante lejos.
Adopté una posición defensiva, debía prepararme para la gran caída que venía. Cubrí todo mi cuerpo con aquel fuerte material que todavía brillaba en mis bolsillos, y aquella piedra grande en mi mano. El choque no tardó demasiado en llegar, apenas ni me había dado tiempo a localizar un barco, que estaba seguro que era el nuestro, y cubrir mi cuerpo completo con el poder de mi propia akuma no mi. El primer contacto fue con la copa de un árbol, me aferré a ella sintiendo punzadas y un gran golpe en los brazos y el torso.
Al sujetarme, como buenamente pude, frené bastante el impacto, pero no tardé en resbalar, todavía tenía el cuerpo mojado y ese efecto no contribuyó a tener una buena sujeción. Un fuerte golpe, seguido de otro, hasta que llegué a tocar suelo. La cabeza y todo me daba vueltas, sentía que estaba a punto de perder la conciencia. Me incorporé y apoyé mi espalda contra un tronco. Había caído justo en un gran seto que también ayudó a amortiguar la caída. Tal vez por eso continuaba.
Me dolía todo el cuerpo, y sentía que tal vez me hubiera roto algo. Pero si ahora me detenía y me dejaba sucumbir al cansancio, era probable que más adelante fuera incluso incapaz de moverme. Ayudándome del propio tronco para levantarme, y sin retirar el poder de mi habilidad me puse de pie. Pensé que al cubrirme de aquél material tan duro, podría ser capaz de continuar moviéndome aunque tuviera algo roto. Pues parece que por el pecho estaba todo en su sitio.
Miré a mi alrededor. Tal y como pensaba no había tenido nada de suerte. No veía a ninguno de mis compañeros. Esperaba que hubieran tenido más suerte que yo en sus caídas, yo realmente estaba bastante desmejorado. Sentía que necesitaba ayuda, pero también sabía que había otros compañeros que podían no ser tan resistentes a la hora de afrontar una caída así. Aun en mi estado, sentía la responsabilidad de buscarles.
-¡Lance! -Comencé a gritar mientras comenzaba a moverme por los alrededores- ¡Shiro!.
Comencé a avanzar clamando por sus nombres, pero tan solo el silencio me respondió. Cuando había dado varias vueltas comencé a pensar que igual ellos habían caído más abajo. Sabía que Gretta y Qazan podrían ser capaces de soportar aquellas caídas, si yo pude, ellos seguramente tampoco habrían tenido gran problema, pero tanto el capitán como Shiro me preocupaban realmente. Por otro lado, también desconocía la ubicación de Goku y de Suzuka.
Desgraciadamente cada vez podía hacer menos, tanto por ellos como por mí. La fatiga estaba haciendo gran mella en mí y comencé a perder la esperanza de encontrarme con nadie. De pronto un murmullo y un sonido de hojas moverse, alguien andaba cerca, podía ser algún enemigo, pero por el contrario podría tratarse de alguno de mis compañeros. Avancé con cautela, hasta que pude ver y escuchar con más claridad.
-Olvide presentarme. Soy Hunter D. Alpha.
Me fijé bien. Reconocía ese rostro. Era aquél tipo que nos había ayudado cuando las plantas tenían preso a Goku. Y frente de él estaba Suzuka. No pude evitar dar un respingo de alivio mientras salía hacia adelante, contento de haber encontrado a alguien al fin.
-¡Suzuka! -dije con algo de entusiasmo- ¿Estás bien?
Me aproximé rápidamente hacia ella, pero de pronto me vi en la obligación de girar la cabeza. Su pecho estaba completamente al descubierto, y aunque no entendía por qué solía molestarle a la gente que la gente les mirase, tenía entendido que estaba mal visto. Y aún así, sin saber por qué, volvía a sentirme algo avergonzado, tal y como la primera vez cuando Gretta nos apretó y mi cabeza acabó entre sus pechos. Me quedé mirando al tal Hunter D. Alpha. Menudo nombre más largo, y raro. ¿Por qué una simple letra ahí en medio? Le sonreí tendiéndole la mano, le estaba bastante agradecido, no era la primera vez que nos ayudaba, parecía un gran tipo. Esperaba que para cuando me girase a Suzuka ya se hubiera tapado, sino entendería que no le molestaba a ella.
-Soy Juuken. Gracias por ayudarnos antes ahí abajo con Goku y las plantas. Y por ayudar a Suzuka. Si necesitas algo, seguro que el capitán estará encantado de ayudarte.
No lo tenía del todo seguro, pero si algo sabía sobre Lance, era que apreciaba a sus compañeros y amigos, y si alguien le ayudaba con ellos, seguramente querría devolverle el favor, por esa razón se lo dije, y si no fuera así, yo asumiría la responsabilidad ante el capitán. No me parecería justo que este hombre, Hunter Alpha, nos haya ayudado y nosotros no hicieramos lo propio con él. Me sentía bastante agradecido.
Le dejé tiempo para hablar y aclararnos, tras lo cual me giré a Suzuka. Tenía suerte de, al menos, haberla encontrado a ella. No se por qué pero siempre tardaba mucho en llegar y se acababa desviando del camino. En nuestro estado debíamos ir directos. Por suerte para ella la había encontrado, y ya sabía en qué dirección debíamos marchar para llegar al barco directamente.
-Vamos, Suzuka. El barco está por aquí, probablemente el resto esté llegando.
Tras despedirnos de Hunter, le indiqué a mi compañera con cuernos por dónde debíamos avanzar, tenía la imagen de donde había visto el barco y, por suerte, sabía orientarme con facilidad aunque el terreno pudiera ser así de complicado. No tardaríamos demasiado en llegar, aunque con el peso extra de mi mochila y los bolsillos, cuyo tintineo se volvía ligeramente sonoro a cada paso que daba, era probable que tardásemos un poco más. Por suerte, sabía que no llegaría solo al barco.