Anissa Marr
Nissa
31-07-2024, 09:40 AM
Como anillo al dedo nos cayó la aparición del nuevo Raiden, ¿qué tan probable era que después de que la mayoría de nosotros consideráramos que un cocinero era necesario para poder sobrellevar la vida en el mar y que el primer ser con el que tuviéramos contacto contara con un par de años de experiencia como cocinero? Si esto fuera un pequeño indicativo de cómo sería nuestra suerte durante nuestra estadía en la isla entonces no había que preocuparnos por si nos llenaríamos o no los bolsillos al momento de saquear. Estaba a punto de voltear a ver a King, feliz porque parecía que habíamos encontrado un cocinero dispuesto a servirnos una comida de calidad decente pero el nuevo Raiden lanzó una pregunta directa que solamente el capitán de nuestra tripulación podía responder; no es que considerara que la pregunta que hizo estuviera fuera de lugar, al contrario, era una pregunta totalmente válida si se ponía sobre la mesa la posibilidad de unirse a una tripulación, lo que si creía es que el momento no era el adecuado al tener tan solo unos pocos segundos de conocernos; cuando menos indicaba que el mink no era de los que se quedaban con la duda sobre un tema durante mucho tiempo.
Los motivos de King para no llevarnos a un cocinero a la fuerza tenían sentido, estar poniendo los ojos veinticuatro siete sobre alguien resultaría molesto para todos los involucrados, además si no confiamos en quien se encargaría de preparar los alimentos tendríamos que esperar a que el primero que se llevara un bocado a la boca cayera muerto haciendo que la comida se enfríe; volviendo al problema principal de no tener una comida caliente.
El viejo Raiden, el peliblanco o ¿ahora había que llamarle Muzen de nuevo para evitarnos confusiones? Mencionó que tenía conocidos en el pueblo que podrían ayudarnos cuando menos con hospedaje así que todos comenzamos con el avance, siguiéndolo. Los hijos de los lugareños comenzaron a salir, al parecer estaban fascinados con la presencia de varios mink caminando por sus calles. –Vaya Jack, tal vez deberías dejar la piratería y asentarte en un lugar a tener hijos. Tal vez con la mink lobo con la que estaban fantaseando anteriormente.- le dije en un tono sarcástico y burlón al ver como ahuyentaba a algunos pequeños. Doc parecía ser el que más disfrutaba de la presencia de los niños, llegando incluso a cargar a una. –La vida todavía no acaba, Doc. Tal vez en un futuro lleguemos a conocer a una mini Alexandra.- alcancé a decir sonriéndole antes de que un pequeño que solo vestía un pañal se abrazara a mi pierna y pareciera querer alcanzar mis pequeñas alas. –Shu shu.- fue lo único que le dije mientras le hacía una seña de que se alejara con una de mis manos y seguía avanzando aunque con un poco de dificultad debido al peso extra. No tenía mucha experiencia tratando con infantes y tampoco había tenido nunca el interés de aprender sobre los cuidados necesarios para que sobrevivieran hasta la adultez. Eventualmente todos los niños volvieron con sus padres que lanzaban miradas de disgusto ante la presencia de unos seres ligeramente distintos.
Muzen tenía la habilidad de adaptarse a cualquier tipo de situación o al menos de cómo sacar el mejor provecho ante lo que sea que se le cruce. Al ser llamado de la misma manera que el mink ya veía la posibilidad de sacarle ventaja y confundir a cualquiera que no le hubiera visto el rostro. Algo que podría llegar a ser contraproducente si el cocinero terminaba volviéndose nuestro nakama. –Varias veces he dicho que no me gustaría tenerte como adversario.- le dije en voz baja, casi como un suspiro ante la frialdad que tenía a veces para decir las cosas.
Cuando llegamos a la taberna el lugar tenía un ambiente triste, un par de personas intoxicadas y solitarias. –No entiendo que es lo que les encanta sobre fumar, la única vez que lo intenté sentía que estaba respirando fuego y estuve tosiendo quien sabe cuánto tiempo.- le dije al Doc después de que Muzen le diera las instrucciones para reabastecerse de cigarrillos. Llegando a nuestra mesa me senté al lado de Muzen, poniendo mi rifle en mi regazo para tenerlo a la mano en caso de que fuera a necesitarlo. –Mientras la habitación esté limpia y no esté moviéndose de un lado al otro para mí es más que suficiente.- fue lo primero que salió de mi boca cuando supe que ese sería el lugar donde seguramente pasaríamos la noche. –Yo lo único que necesito saber es que el movimiento que hagamos será lucrativo y poco más, estoy ansiosa por probar en tiempo real mi avance con este bebé.- dije mientras daba un par de palmaditas a la madera de mi arma. Cuando se acercó la joven rubia para saber qué era lo que pediríamos no dudé en ser la primera en responder. –Para mí una cerveza y algo de agua. Alguno de ellos se encargará de pagar.- dije mientras hacía un circulo con mi dedo índice. No es que las monedas fluyeran, pero al menos uno de nosotros debería tener lo suficiente para solventar este gasto.
Los motivos de King para no llevarnos a un cocinero a la fuerza tenían sentido, estar poniendo los ojos veinticuatro siete sobre alguien resultaría molesto para todos los involucrados, además si no confiamos en quien se encargaría de preparar los alimentos tendríamos que esperar a que el primero que se llevara un bocado a la boca cayera muerto haciendo que la comida se enfríe; volviendo al problema principal de no tener una comida caliente.
El viejo Raiden, el peliblanco o ¿ahora había que llamarle Muzen de nuevo para evitarnos confusiones? Mencionó que tenía conocidos en el pueblo que podrían ayudarnos cuando menos con hospedaje así que todos comenzamos con el avance, siguiéndolo. Los hijos de los lugareños comenzaron a salir, al parecer estaban fascinados con la presencia de varios mink caminando por sus calles. –Vaya Jack, tal vez deberías dejar la piratería y asentarte en un lugar a tener hijos. Tal vez con la mink lobo con la que estaban fantaseando anteriormente.- le dije en un tono sarcástico y burlón al ver como ahuyentaba a algunos pequeños. Doc parecía ser el que más disfrutaba de la presencia de los niños, llegando incluso a cargar a una. –La vida todavía no acaba, Doc. Tal vez en un futuro lleguemos a conocer a una mini Alexandra.- alcancé a decir sonriéndole antes de que un pequeño que solo vestía un pañal se abrazara a mi pierna y pareciera querer alcanzar mis pequeñas alas. –Shu shu.- fue lo único que le dije mientras le hacía una seña de que se alejara con una de mis manos y seguía avanzando aunque con un poco de dificultad debido al peso extra. No tenía mucha experiencia tratando con infantes y tampoco había tenido nunca el interés de aprender sobre los cuidados necesarios para que sobrevivieran hasta la adultez. Eventualmente todos los niños volvieron con sus padres que lanzaban miradas de disgusto ante la presencia de unos seres ligeramente distintos.
Muzen tenía la habilidad de adaptarse a cualquier tipo de situación o al menos de cómo sacar el mejor provecho ante lo que sea que se le cruce. Al ser llamado de la misma manera que el mink ya veía la posibilidad de sacarle ventaja y confundir a cualquiera que no le hubiera visto el rostro. Algo que podría llegar a ser contraproducente si el cocinero terminaba volviéndose nuestro nakama. –Varias veces he dicho que no me gustaría tenerte como adversario.- le dije en voz baja, casi como un suspiro ante la frialdad que tenía a veces para decir las cosas.
Cuando llegamos a la taberna el lugar tenía un ambiente triste, un par de personas intoxicadas y solitarias. –No entiendo que es lo que les encanta sobre fumar, la única vez que lo intenté sentía que estaba respirando fuego y estuve tosiendo quien sabe cuánto tiempo.- le dije al Doc después de que Muzen le diera las instrucciones para reabastecerse de cigarrillos. Llegando a nuestra mesa me senté al lado de Muzen, poniendo mi rifle en mi regazo para tenerlo a la mano en caso de que fuera a necesitarlo. –Mientras la habitación esté limpia y no esté moviéndose de un lado al otro para mí es más que suficiente.- fue lo primero que salió de mi boca cuando supe que ese sería el lugar donde seguramente pasaríamos la noche. –Yo lo único que necesito saber es que el movimiento que hagamos será lucrativo y poco más, estoy ansiosa por probar en tiempo real mi avance con este bebé.- dije mientras daba un par de palmaditas a la madera de mi arma. Cuando se acercó la joven rubia para saber qué era lo que pediríamos no dudé en ser la primera en responder. –Para mí una cerveza y algo de agua. Alguno de ellos se encargará de pagar.- dije mientras hacía un circulo con mi dedo índice. No es que las monedas fluyeran, pero al menos uno de nosotros debería tener lo suficiente para solventar este gasto.