Lemon Stone
MVP
10-10-2024, 06:15 AM
Entre jadeos, Lemon sonrió y contempló con orgullo y satisfacción su obra maestra: una avenida parcialmente ahumada hecha de mantequilla. Una lástima que se estuviera cocinando a fuego lento, pero eventualmente todo ardería… Un momento, ¿realmente era lo que se esperaba de un camarada revolucionario como él? ¿No debía garantizar la seguridad de los ciudadanos en vez de incentivar un incendio? Su deber era proteger a la gente, pero la Causa se manifiesta de muchas maneras. En ese momento, su espíritu revolucionario exigía fuego, una boina y un puro en su boca. Como no tenía boina y la mantequilla se cocinaba a fuego lento, se limitó a encender un cigarro, de esos medios delgados y que se consumen rápido.
Levantó el martillo de guerra como quien lo haría para golpear un enorme clavo en el suelo y lo dejó caer sobre los enemigos, esperando darle a más de uno. Enseguida, y en caso de conectar la primera ofensiva, usaría la inercia del propio movimiento para realizar un giro y propinar un martillazo horizontal y a la altura del torso. ¿Dolería? Bastante, pero no lo suficiente para quebrar sus espíritus. En caso de que fuesen derrotados, continuaría hacia el norte, hacia el castillo de la Reina.
Volteó la cabeza cuando Perrito comenzó a tocar un concierto con una guitarra. Un perro con una guitarra. ¿Quién diría que una criatura originalmente sin pulgares podría tocar tan bien la guitarra? Gracias a Perrito “El Supervisor” se sentía tan vigoroso que estaba convencido de ganarle una carrera a un gyojin. En el mar, por supuesto. Puede que fuera consumidor de una Fruta del Diablo, lo que aún no asimilaba del todo, pero seguro que eso de hundirse en el agua es mentira. Como que las palomas explotan cuando les das arroz.
Ahora bien, había un propósito más grande que todo lo demás en aquella isla oprimida y lastimada: derrocar la Monarquía. Y para hacerlo había que hacer una sola cosa, una muy importante. Tomar el castillo y posteriormente expandir la influencia del Ejército Revolucionario reemplazando el tipo de gobierno estaba bien, pero la Monarquía se derrota ultrajando a la Reina. O al Rey, dependiendo del caso. A veces lo conseguirá un camarada, a veces otro. No había tiempo (ni ganas) para pelear con los guardias de la ciudad, mucho menos de dejarse capturar por los marines cuyo barco había sido ligeramente lastimado por los fuegos artificiales de Castor.
-¡Al norte, camaradas! -anunció Lemon, avanzando hacia delante hasta detenerse en el grupo de guardias golpeados por Sonrisas y Perrito. Puede que encontrarse con la Reina para luego secuestrarla fuera urgente, pero apalear a las fuerzas de seguridad nutre el espíritu rebelde-. ¡La Reina está impaciente por recibirnos! ¡Vamos con todo, Castor!