Asradi
Völva
10-10-2024, 04:04 PM
¡Había capeado el temporal! Por fortuna para Asradi, la conversación había tomado el rumbo que ella, más o menos, había intentado dirigir hacia otra cosa que no fuese Octojin. A pesar de que hubiese sido ella quien había sacado un poco el tema a colación no se esperaba tamaño interés por parte de Alistair sobre si había pasado algo o no en aquella cueva. Ahora bien, sí que fue consciente de algunos cambios de expresión del chico, sobre todo en aquel tono de voz. Había sido muy sutil el cambio de risa empleada. Más falsa, menos emocional quizás. Asradi tenía buen oido musical y, por ende, no le era complicado percibir alguno de eses cambios. Contempló unos segundos, de reojo, al lunarian antes de sonreirle de manera suave. Era verdad que le había pedido una historia, o saber más de él. Pero tampoco iba a meterse en su vida privada o en cosas que no le incumbían. Sobre todo si Alistair estaba incómodo.
— No te preocupes, puedes contarme lo que quieras. Y no creo que sean aburridas. Siempre es interesante aprender o escuchar cosas nuevas. — Aunque fuesen nimiedades. Todo tenía su importancia en mayor o menor medida.
Asradi se acomodó en la roca, desperezándose y estirando un poco la cola de sirena, mientras la humedad del mar la mantenía brillante y sana. Así más tranquila, ahora procedía a escuchar con paciencia e interés a Alistair. Sobre todo cuando mencionó DemonTooth.
— ¡Sí que he estado! — Exclamó un poco, entusiasmada y esbozando una amplia sonrisa por reconocer aquella isla. — En realidad no me adentré mucho, solo me quedé en la zona del puerto.
Por mera seguridad, claro.
— Pero ahí también conocí a un chico que resulta que es mestizo de gyojin. — Prefería no dar su nombre también para mantener su privacidad. No estaba segura de si a Yoshiro le molestaría o no.
Pero sí, no se había adentrado mucho más allá del pueblo o, en todo caso, de la casa de Yoshi. Era cautelosa y debía serlo siempre, por desgracia. De todas maneras, continuó escuchando a Alistair, con total interés.
— ¿El qué? — Preguntó, cuando el chico mencionó el Santoryu. Incluso ladeó, ella, graciosamente la cabeza, mirándole con una mezcla de confusión y curiosidad al mismo tiempo. Nunca había escuchado tal cosa. Pero ahora tenía un inenarrable interés por saber más. — ¿Se pueden manejar tres espadas? ¿No es incómodo tal y como lo dices? — Enarcó una ceja. ¿Una espada en los dientes? ¿Cómo diablos se manejaba eso? Entre el peso y la longitud del arma, no consideraba que fuese algo muy inteligente.
Claro, eso a sus ojos.
Pero claro, el mundo era muy grande, llamativo y loco. Había muchas cosas que no conocía y que todavía debía aprender y ver por sus propios ojos. Y estaba deseando hacerlo. Un brillo surgió en los ojos de Asradi ante la mención de Alistair de viajar a más lugares. Eso a ella también le gustaría. Pero por placer, y no solo por estar cambiando de zona para que no la encontrasen.
— A mi también me gustaría conocer más lugares, y otras culturas y costumbres. No conozco mucho de la gente de la superficie, sobre todo por el estigma que hay entre ellos y los míos. — No pudo evitar soltar un pequeño suspiro por ello. — Sé que no todos son así, pero ojalá que poco a poco esa distancia que hay actualmente, se vaya acortando.
Al fin y al cabo, todos vivían bajo ese mismo cielo.
Mas cuando el tono de Alistair se fue por otros derroteros y él le dijo que si quería saber su pasado, la expresión de la sirena se tornó mucho más seria. Miró de forma cuidadosa al lunarian y apoyó una de sus manos sobre la contraria. Era un gesto muy suave, de silencioso apoyo.
— No tienes porqué hacerlo, Alistair. No te sientas obligado si no quieres. — Ella no iba a insistir y el chico estaba en todo su derecho en resguardar sus secretos. De la misma manera que ella lo hacía. — Pero, en todo caso, decidas lo que decidas, todo lo que se hable en este lugar no saldrá jamás de aquí.
Al menos por parte de ella.
Le miró a los ojos y le regaló una muy suave sonrisa antes de separar un poco su mano de la contraria. No le empujaría a hablar, ni nada parecido. Por el contrario, fue Asradi quien le dió un toquecito con la cola, como si fuese un empujón pequeñito, solo para molestarle y que se le quitase esa expresión tan ceñuda del rostro.
— No te preocupes, puedes contarme lo que quieras. Y no creo que sean aburridas. Siempre es interesante aprender o escuchar cosas nuevas. — Aunque fuesen nimiedades. Todo tenía su importancia en mayor o menor medida.
Asradi se acomodó en la roca, desperezándose y estirando un poco la cola de sirena, mientras la humedad del mar la mantenía brillante y sana. Así más tranquila, ahora procedía a escuchar con paciencia e interés a Alistair. Sobre todo cuando mencionó DemonTooth.
— ¡Sí que he estado! — Exclamó un poco, entusiasmada y esbozando una amplia sonrisa por reconocer aquella isla. — En realidad no me adentré mucho, solo me quedé en la zona del puerto.
Por mera seguridad, claro.
— Pero ahí también conocí a un chico que resulta que es mestizo de gyojin. — Prefería no dar su nombre también para mantener su privacidad. No estaba segura de si a Yoshiro le molestaría o no.
Pero sí, no se había adentrado mucho más allá del pueblo o, en todo caso, de la casa de Yoshi. Era cautelosa y debía serlo siempre, por desgracia. De todas maneras, continuó escuchando a Alistair, con total interés.
— ¿El qué? — Preguntó, cuando el chico mencionó el Santoryu. Incluso ladeó, ella, graciosamente la cabeza, mirándole con una mezcla de confusión y curiosidad al mismo tiempo. Nunca había escuchado tal cosa. Pero ahora tenía un inenarrable interés por saber más. — ¿Se pueden manejar tres espadas? ¿No es incómodo tal y como lo dices? — Enarcó una ceja. ¿Una espada en los dientes? ¿Cómo diablos se manejaba eso? Entre el peso y la longitud del arma, no consideraba que fuese algo muy inteligente.
Claro, eso a sus ojos.
Pero claro, el mundo era muy grande, llamativo y loco. Había muchas cosas que no conocía y que todavía debía aprender y ver por sus propios ojos. Y estaba deseando hacerlo. Un brillo surgió en los ojos de Asradi ante la mención de Alistair de viajar a más lugares. Eso a ella también le gustaría. Pero por placer, y no solo por estar cambiando de zona para que no la encontrasen.
— A mi también me gustaría conocer más lugares, y otras culturas y costumbres. No conozco mucho de la gente de la superficie, sobre todo por el estigma que hay entre ellos y los míos. — No pudo evitar soltar un pequeño suspiro por ello. — Sé que no todos son así, pero ojalá que poco a poco esa distancia que hay actualmente, se vaya acortando.
Al fin y al cabo, todos vivían bajo ese mismo cielo.
Mas cuando el tono de Alistair se fue por otros derroteros y él le dijo que si quería saber su pasado, la expresión de la sirena se tornó mucho más seria. Miró de forma cuidadosa al lunarian y apoyó una de sus manos sobre la contraria. Era un gesto muy suave, de silencioso apoyo.
— No tienes porqué hacerlo, Alistair. No te sientas obligado si no quieres. — Ella no iba a insistir y el chico estaba en todo su derecho en resguardar sus secretos. De la misma manera que ella lo hacía. — Pero, en todo caso, decidas lo que decidas, todo lo que se hable en este lugar no saldrá jamás de aquí.
Al menos por parte de ella.
Le miró a los ojos y le regaló una muy suave sonrisa antes de separar un poco su mano de la contraria. No le empujaría a hablar, ni nada parecido. Por el contrario, fue Asradi quien le dió un toquecito con la cola, como si fuese un empujón pequeñito, solo para molestarle y que se le quitase esa expresión tan ceñuda del rostro.