Lobo Jackson
Moonwalker
10-10-2024, 07:36 PM
Reino de Oykot
Día 9 de Verano a las 22:00
Cerca de la Comisaría Marine en la parte fronteriza entre Alto y Bajo Oykot
Deslizándose como ladrón en la oscuridad, Lobo Jackson posaba con asombroso estilo contra las negras siluetas de los arbustos, cajas, personas y hasta Marines que pasaban bajo el farol que iluminaba la calle. Calle a la que había llegado momentos antes a causa de una misión muy importante, puesto que al otro lado se encontraba el pequeño cuartel de la Marina.
El edificio no era gran cosa, apenas tenía dos plantas con ocho habitaciones. Su propósito era servir de refugio para que los marines pasaran la noche, archivaran documentos importantes y recibieran órdenes desde el cuartel provisional que flotaba en Alta Mar, comandado por la adorable Mae Sinfo. Pero lo que era más importante todavía: el cuartel poseía información crucial acerca de un amigo suyo y su familia.
Harold, el ballenero convertido en revolucionario, había escuchado por parte de un ballenero amigo suyo, que a su vez era amigo de otro ballenero, que a su vez era amigo de Karina, quien a su vez era amiga de un guarda real, que a su vez era amigo de un marine, que a su vez era amigo de otro marine quien había escuchado de pasada al oficial al cargo de la base decir: "Juan, ¿dónde está mi café? Ah, por cierto, necesito los perfiles de los balleneros esos que se rumorea son revolucionarios. Y tráeme tostadas."
- Malditos marines. - Pensó Jackson. - Siempre adueñándose de las justas tostadas que pertenecen al pueblo llano, ¡engreídos! Un día sentirán el dolor de la mantequilla saturando sus arterias y entonces... ¡Entonces aprenderán! . . . . . . . . . . . . . . Y también les daré una lección por hacer que mi querido amigo Harold sienta estrés, está muy mal eso de crear perfiles contra los inocentes. -
Decidido a salvar a su amigo de la vigilancia estatal, se dedicó a observar el tránsito de guardas que se movían de aquí para allá. Algunos salían del edificio, otros entraban, y otros jugaban al mus en la puerta esperando a que terminara el turno. Tras valorar sus opciones, decidió que el curso de acción más cauto era entrar de frente por la puerta principal.
- ¡Qué hay-gara! ¡Buenas-gara! - Dijo amablemente mientras entraba al edificio. Los marines que jugaban al mus apenas prestaron atención, mientras que el único que se tomaba en serio su trabajo le devolvió el cordial saludo. Al fin y al cabo, ninguno de ellos sabía quién era Lobo Jackson, y mucho menos sospecharían de alguien que se movía con tanto garbo y derrochando carisma como el mink.
Se aproximó hasta el mostrador mientras hacía un moonwalk y, tras realizar una pirueta con estilo, se dirigió al encargado de atención al cliente. - ¡Hola-gara! ¿En qué habitación se guardan los documentos-gara? -
- Bienvenido, ¿qué documentos? - Preguntó el hombre, algo confuso por aquella pregunta tan extraña. - ¿A qué se refiere? -
- Es que... - Empezó a decir, pensando rápido en una excusa. - El otro día perdí la cartera-gara, y uno de los marine a los que le pregunté me dijo que estaría guardada con los documentos-gara. -
- ¡Ah! Bueno, en todo caso lo primero sería presentar una denuncia. Rellenar el formulario C-24 Párrafo 45, colocando todos los datos marcados en la línea de puntos. Después, sería necesario depositar dicho formulario en la ventanilla A-142 y cumplimentar el documento 69 - 420 - JC bajo la supervisión del encargado de turno, que a su vez está supervisado por el marine de atestados. A continuación, debe formalizar la demanda tras el tiempo de espera reglamentario de cuatro (4) días para formalizar los trámites, pero no más de cuatro (4) días y medio, porque entonces entraría en la jurisdicción del Cuartel Provisional de Oykot bajo la supervisión de la Oficial. En cuyo caso, sería necesario supeditar la cláusula número 339.231 del Código Penal contra la Imprecación Temporal de la Adorabilidad. Pero eso sólo pasaría si incumple el plazo de espera, así que no se preocupe, lo más seguro es que su caso sea resuelto en menos de los cuatro (4) días laborales requeridos para la formalización de trámites, y pueda recuperar su cartera perdida. - Explicó el marine tras el mostrador.
Lobo Jackson, quien había perdido completamente el hilo de la conversación, se limitó a asentir. - Ajá... Sí... Comprendo perfectamente... Una pregunta más-gara, ¿dónde está el baño-gara? -
- No tiene pérdida, está al fondo a la derecha junto al archivo de documentos clasificados. - Le respondió el hombre.
Más contento con esta respuesta, aunque con los sentidos todavía aturdidos, se despidió del marine con un gesto de la mano y se embarcó hacia el baño para cambiar el agua al canario. Pero tras esa pequeña parada, por fin estaba frente al lugar al que había ido a asaltar.
- ¡Por fin estoy frente al lugar que vine a asaltar! - Pensó el mink. - Ahora, ¿cómo puedo entrar sin llamar la atención? -
Se rascó la peluda cabeza cubierta de pelaje azul cobalto y trató de empujar la puerta, pero no cedió. Estaba cerrada. Giró el pomo... ¿Estaba abierta? Volvió a hacer fuerza hacia adelante pero la puerta seguía sin moverse. - ¿Qué puñetas? - Giró el pomo con mayor insistencia, haciendo cada vez más ruido hasta que un marine apareció tras él.
- ¿Se puede saber qué estás haciendo? - Lobo Jackson se giró tras escuchar la voz. Tras él, un hombre de gran tamaño y aspecto amenazador se secaba las manos con el borde de la camisa del uniforme. Y adherido bajo las suelas de sus enormes zapatos había papel higiénico para envolver un regalo, clara imagen de un hombre que acaba de salir del baño.
- Estoy intentando entrar aquí-gara, pero... Esta... Endemoniada... Puerta... No... Cede-gara. - Explicó mientras empujaba una y otra vez.
- Pero hombre, ¿no ves que esa puerta es de las que se tiran? -
- ¿Ah-gara? -
- Sí, mira. - Dijo el hombre, quien se interpuso al mink y abrió la puerta con un tirón suave hacia su persona. - ¿Ves? Ya puedes pasar. -
- Anda fíjate-gara... Qué cosas-gara... ¡Bueno! Muchas gracias por tu ayuda, camarada-gara. - Dijo el lobo tras pasar frente a él y cerrar la puerta tras de sí.
- ¡De nada! - Respondió el hombre, que se marchó a seguir con su oficio. Pero mientras llegaba a su puesto de trabajo, empezó a pensar. - Un momento... Un momento... Un momento... Hay algo que no me cuadra en ese lobo tan carismático que se quería meter en el despacho de documentos oficiales... Un momento... Un momento... ¡Eso es! ¡Me ha llamado camarada! ¡Debe de ser un revolucionario! -
Entre tanto, el mink había conseguido ojear varios de los papeles que tan celosamente se guardaban con la máxima seguridad que las carpetas de cartón y las cajas de madera podían proporcionar. Perfiles criminales, datos sobre los trabajadores, datos sobre los balleneros e incluso un set de fotos muy exquisito de Karina con la piel descubierta al sol y humedecida por el mar. Pero lo que era más importante, había encontrado lo que estaba buscando: el perfil criminal de su amigo Harold. Pero no sólo eso, también perfiles del resto de sus compañeros balleneros.
- Esto no es bueno... No puedo dejar estos papeles aquí, ponen en peligro a todos los nuevos camaradas que se han unido a la revolución. - Pensó, mientras debatía sobre qué hacer con ellos. - Quizá lo más seguro sea quemarlos en alguna chimenea o algo... -
Por desgracia, no había traído mechero consigo. Pero antes de que pudiera siquiera pensar en llevárselos afuera, un estrépito que aumentaba en intensidad se dirigía hacia su persona. Un tumulto de marines habían ido corriendo hasta su posición bajo la voz de alarma de que un revolucionario se había infiltrado en el cuartel. Pronto se atrincheraron tras la entrada... Y la puerta recibió un golpe.
- ¡Ay! ¡Está cerrada! -
- ¡El revolucionario se ha atrincherado adentro! -
- ¿El pomo gira? Ah, sí que gira... Pero no se abre. -
- ¡El revolucionario ha debido de colocar las estanterías contra la puerta! -
- ¿Pero qué os pasa? La puerta se abre estirando, ¡estirando! -
Un unísono "Ahhhh......" se escuchó a lo largo del todo el pasillo, el sonido de la comprensión lógica del funcionamiento de aquella puerta.
Pero todo ese paripé le había dado a Lobo Jackson el tiempo suficiente para pensar su próxima estrategia. Concentrando toda su fuerza espiritual en su interior, sintió las ganas de aullar con la fuerza y pasión de la música.
- ¡AUUUUUUUUU! - Exclamó, expandiendo su energía por todo el cuartel general.
El impacto sordo de cuerpos inconscientes cayendo al suelo se repitió en el interior del cuartel y sus alrededores. Marines, transeuntes y animales por igual habían sucumbido bajo el abrumador poder del haki rey del mink, quien abrió la puerta y sintió el peso de los cuerpos apelotonados contra la madera. Algunos de los que no se habían desmayado apenas conseguían mantenerse en pie.
- Eso os dará una lección, apropiadores de tostadas-gara. - Dijo mientras rebuscaba entre los uniformes de los marines un mechero, que pronto encontró. Presto, se acercó al almacén de archivos y comenzó a prender fuego a carpetas, estanterías y hojas en orden aleatorio, pero asegurándose de quemar primero los documentos que fichaban a sus amigos como revolucionarios.
Mientras dejaba que el fuego hiciera su trabajo cerrando la puerta tras de sí, decidió entretenerse de camino a la salida con un rotulador de tinta permanente que había birlado del archivo. Uno a uno pintó bigotes a todos los marines que pudo, hombres y mujeres por igual, hasta que salió por la puerta dando varios pasos de baile, saltando por encima de los jugadores de mus que yacían desmayados sobre la mesa.
Cuando se hubo alejado lo suficiente sonrió. Había cumplido su trabajo con creces.
- Genial, he asegurado el anonimato de mis amigos y salvado el día a las buenas gentes de Oykot. - Pensó. - Aunque ahora sale mucho humo del edificio... Mucho humo... Creo que le he prendido fuego al cuartel... -
Decidió que su tarea allí había concluido y puso pies en polvorosa.
Apenas pasaron un par de minutos cuando los primeros marines comenzaron a despertar, oliendo el papel quemado y sintiendo el calor del incendio a lo largo del cuartel. De milagro todos se salvaron aquel día, y hubo una gran investigación para encontrar al causante de aquel atentado. Pero lo que llamó la atención de la gente fueron los bigotes pintarrajeados en un buen número de marines malhumorados.
Día 9 de Verano a las 22:00
Cerca de la Comisaría Marine en la parte fronteriza entre Alto y Bajo Oykot
Deslizándose como ladrón en la oscuridad, Lobo Jackson posaba con asombroso estilo contra las negras siluetas de los arbustos, cajas, personas y hasta Marines que pasaban bajo el farol que iluminaba la calle. Calle a la que había llegado momentos antes a causa de una misión muy importante, puesto que al otro lado se encontraba el pequeño cuartel de la Marina.
El edificio no era gran cosa, apenas tenía dos plantas con ocho habitaciones. Su propósito era servir de refugio para que los marines pasaran la noche, archivaran documentos importantes y recibieran órdenes desde el cuartel provisional que flotaba en Alta Mar, comandado por la adorable Mae Sinfo. Pero lo que era más importante todavía: el cuartel poseía información crucial acerca de un amigo suyo y su familia.
Harold, el ballenero convertido en revolucionario, había escuchado por parte de un ballenero amigo suyo, que a su vez era amigo de otro ballenero, que a su vez era amigo de Karina, quien a su vez era amiga de un guarda real, que a su vez era amigo de un marine, que a su vez era amigo de otro marine quien había escuchado de pasada al oficial al cargo de la base decir: "Juan, ¿dónde está mi café? Ah, por cierto, necesito los perfiles de los balleneros esos que se rumorea son revolucionarios. Y tráeme tostadas."
- Malditos marines. - Pensó Jackson. - Siempre adueñándose de las justas tostadas que pertenecen al pueblo llano, ¡engreídos! Un día sentirán el dolor de la mantequilla saturando sus arterias y entonces... ¡Entonces aprenderán! . . . . . . . . . . . . . . Y también les daré una lección por hacer que mi querido amigo Harold sienta estrés, está muy mal eso de crear perfiles contra los inocentes. -
Decidido a salvar a su amigo de la vigilancia estatal, se dedicó a observar el tránsito de guardas que se movían de aquí para allá. Algunos salían del edificio, otros entraban, y otros jugaban al mus en la puerta esperando a que terminara el turno. Tras valorar sus opciones, decidió que el curso de acción más cauto era entrar de frente por la puerta principal.
- ¡Qué hay-gara! ¡Buenas-gara! - Dijo amablemente mientras entraba al edificio. Los marines que jugaban al mus apenas prestaron atención, mientras que el único que se tomaba en serio su trabajo le devolvió el cordial saludo. Al fin y al cabo, ninguno de ellos sabía quién era Lobo Jackson, y mucho menos sospecharían de alguien que se movía con tanto garbo y derrochando carisma como el mink.
Se aproximó hasta el mostrador mientras hacía un moonwalk y, tras realizar una pirueta con estilo, se dirigió al encargado de atención al cliente. - ¡Hola-gara! ¿En qué habitación se guardan los documentos-gara? -
- Bienvenido, ¿qué documentos? - Preguntó el hombre, algo confuso por aquella pregunta tan extraña. - ¿A qué se refiere? -
- Es que... - Empezó a decir, pensando rápido en una excusa. - El otro día perdí la cartera-gara, y uno de los marine a los que le pregunté me dijo que estaría guardada con los documentos-gara. -
- ¡Ah! Bueno, en todo caso lo primero sería presentar una denuncia. Rellenar el formulario C-24 Párrafo 45, colocando todos los datos marcados en la línea de puntos. Después, sería necesario depositar dicho formulario en la ventanilla A-142 y cumplimentar el documento 69 - 420 - JC bajo la supervisión del encargado de turno, que a su vez está supervisado por el marine de atestados. A continuación, debe formalizar la demanda tras el tiempo de espera reglamentario de cuatro (4) días para formalizar los trámites, pero no más de cuatro (4) días y medio, porque entonces entraría en la jurisdicción del Cuartel Provisional de Oykot bajo la supervisión de la Oficial. En cuyo caso, sería necesario supeditar la cláusula número 339.231 del Código Penal contra la Imprecación Temporal de la Adorabilidad. Pero eso sólo pasaría si incumple el plazo de espera, así que no se preocupe, lo más seguro es que su caso sea resuelto en menos de los cuatro (4) días laborales requeridos para la formalización de trámites, y pueda recuperar su cartera perdida. - Explicó el marine tras el mostrador.
Lobo Jackson, quien había perdido completamente el hilo de la conversación, se limitó a asentir. - Ajá... Sí... Comprendo perfectamente... Una pregunta más-gara, ¿dónde está el baño-gara? -
- No tiene pérdida, está al fondo a la derecha junto al archivo de documentos clasificados. - Le respondió el hombre.
Más contento con esta respuesta, aunque con los sentidos todavía aturdidos, se despidió del marine con un gesto de la mano y se embarcó hacia el baño para cambiar el agua al canario. Pero tras esa pequeña parada, por fin estaba frente al lugar al que había ido a asaltar.
- ¡Por fin estoy frente al lugar que vine a asaltar! - Pensó el mink. - Ahora, ¿cómo puedo entrar sin llamar la atención? -
Se rascó la peluda cabeza cubierta de pelaje azul cobalto y trató de empujar la puerta, pero no cedió. Estaba cerrada. Giró el pomo... ¿Estaba abierta? Volvió a hacer fuerza hacia adelante pero la puerta seguía sin moverse. - ¿Qué puñetas? - Giró el pomo con mayor insistencia, haciendo cada vez más ruido hasta que un marine apareció tras él.
- ¿Se puede saber qué estás haciendo? - Lobo Jackson se giró tras escuchar la voz. Tras él, un hombre de gran tamaño y aspecto amenazador se secaba las manos con el borde de la camisa del uniforme. Y adherido bajo las suelas de sus enormes zapatos había papel higiénico para envolver un regalo, clara imagen de un hombre que acaba de salir del baño.
- Estoy intentando entrar aquí-gara, pero... Esta... Endemoniada... Puerta... No... Cede-gara. - Explicó mientras empujaba una y otra vez.
- Pero hombre, ¿no ves que esa puerta es de las que se tiran? -
- ¿Ah-gara? -
- Sí, mira. - Dijo el hombre, quien se interpuso al mink y abrió la puerta con un tirón suave hacia su persona. - ¿Ves? Ya puedes pasar. -
- Anda fíjate-gara... Qué cosas-gara... ¡Bueno! Muchas gracias por tu ayuda, camarada-gara. - Dijo el lobo tras pasar frente a él y cerrar la puerta tras de sí.
- ¡De nada! - Respondió el hombre, que se marchó a seguir con su oficio. Pero mientras llegaba a su puesto de trabajo, empezó a pensar. - Un momento... Un momento... Un momento... Hay algo que no me cuadra en ese lobo tan carismático que se quería meter en el despacho de documentos oficiales... Un momento... Un momento... ¡Eso es! ¡Me ha llamado camarada! ¡Debe de ser un revolucionario! -
Entre tanto, el mink había conseguido ojear varios de los papeles que tan celosamente se guardaban con la máxima seguridad que las carpetas de cartón y las cajas de madera podían proporcionar. Perfiles criminales, datos sobre los trabajadores, datos sobre los balleneros e incluso un set de fotos muy exquisito de Karina con la piel descubierta al sol y humedecida por el mar. Pero lo que era más importante, había encontrado lo que estaba buscando: el perfil criminal de su amigo Harold. Pero no sólo eso, también perfiles del resto de sus compañeros balleneros.
- Esto no es bueno... No puedo dejar estos papeles aquí, ponen en peligro a todos los nuevos camaradas que se han unido a la revolución. - Pensó, mientras debatía sobre qué hacer con ellos. - Quizá lo más seguro sea quemarlos en alguna chimenea o algo... -
Por desgracia, no había traído mechero consigo. Pero antes de que pudiera siquiera pensar en llevárselos afuera, un estrépito que aumentaba en intensidad se dirigía hacia su persona. Un tumulto de marines habían ido corriendo hasta su posición bajo la voz de alarma de que un revolucionario se había infiltrado en el cuartel. Pronto se atrincheraron tras la entrada... Y la puerta recibió un golpe.
- ¡Ay! ¡Está cerrada! -
- ¡El revolucionario se ha atrincherado adentro! -
- ¿El pomo gira? Ah, sí que gira... Pero no se abre. -
- ¡El revolucionario ha debido de colocar las estanterías contra la puerta! -
- ¿Pero qué os pasa? La puerta se abre estirando, ¡estirando! -
Un unísono "Ahhhh......" se escuchó a lo largo del todo el pasillo, el sonido de la comprensión lógica del funcionamiento de aquella puerta.
Pero todo ese paripé le había dado a Lobo Jackson el tiempo suficiente para pensar su próxima estrategia. Concentrando toda su fuerza espiritual en su interior, sintió las ganas de aullar con la fuerza y pasión de la música.
- ¡AUUUUUUUUU! - Exclamó, expandiendo su energía por todo el cuartel general.
HAOS401
HAOSHOKU
Haki básico
Tier 4
No Aprendida
12
4
Emites una onda de Haki del conquistador que se extiende a una distancia según tu Voluntad sin discriminar entre aliados y enemigos. Se generará una comparativa de tu Voluntad con la de los objetivos, pudiendo ocurrir lo siguiente según la diferencia:
0-10: Miedo 2 Turnos
11-20: Mareo 2 Turnos
21-30: Mareo 3 Turnos
31-40: Parálisis total 2 Turnos
Más de 40: Inconsciencia
0-10: Miedo 2 Turnos
11-20: Mareo 2 Turnos
21-30: Mareo 3 Turnos
31-40: Parálisis total 2 Turnos
Más de 40: Inconsciencia
Área: [VOLx0,5] metros
El impacto sordo de cuerpos inconscientes cayendo al suelo se repitió en el interior del cuartel y sus alrededores. Marines, transeuntes y animales por igual habían sucumbido bajo el abrumador poder del haki rey del mink, quien abrió la puerta y sintió el peso de los cuerpos apelotonados contra la madera. Algunos de los que no se habían desmayado apenas conseguían mantenerse en pie.
- Eso os dará una lección, apropiadores de tostadas-gara. - Dijo mientras rebuscaba entre los uniformes de los marines un mechero, que pronto encontró. Presto, se acercó al almacén de archivos y comenzó a prender fuego a carpetas, estanterías y hojas en orden aleatorio, pero asegurándose de quemar primero los documentos que fichaban a sus amigos como revolucionarios.
Mientras dejaba que el fuego hiciera su trabajo cerrando la puerta tras de sí, decidió entretenerse de camino a la salida con un rotulador de tinta permanente que había birlado del archivo. Uno a uno pintó bigotes a todos los marines que pudo, hombres y mujeres por igual, hasta que salió por la puerta dando varios pasos de baile, saltando por encima de los jugadores de mus que yacían desmayados sobre la mesa.
Cuando se hubo alejado lo suficiente sonrió. Había cumplido su trabajo con creces.
- Genial, he asegurado el anonimato de mis amigos y salvado el día a las buenas gentes de Oykot. - Pensó. - Aunque ahora sale mucho humo del edificio... Mucho humo... Creo que le he prendido fuego al cuartel... -
Decidió que su tarea allí había concluido y puso pies en polvorosa.
Apenas pasaron un par de minutos cuando los primeros marines comenzaron a despertar, oliendo el papel quemado y sintiendo el calor del incendio a lo largo del cuartel. De milagro todos se salvaron aquel día, y hubo una gran investigación para encontrar al causante de aquel atentado. Pero lo que llamó la atención de la gente fueron los bigotes pintarrajeados en un buen número de marines malhumorados.