Ray
Kuroi Ya
10-10-2024, 07:44 PM
La gran destreza de la sirena manejando las aguas a su antojo comienza a cambiar las tornas, haciendo que las fuerzas se igualen. El líquido elemento prácticamente baila, dirigido por las artes de la habitante del mar, cuya piel comienza a perlarse de sudor por el esfuerzo. Sus músculos empiezan a agarrotarse, notando el cansancio producido por forzar la postura y mantenerla contra viento y marea. Además lo que prácticamente podría denominarse un ejército de salmones acude en vuestra ayuda, convocados por la mujer pez, con una coordinación que a ojos de cualquier extraño parecería imposible para tratarse de simples animales. Agolpándose en la zona indicada por Asradi, comienzan a formar una especie de barricada viviente y tratando de impedir el paso de las aguas para reconducirlas en la dirección deseada.
Siguiendo las órdenes de la sirena, que ha asumido con naturalidad el mando de la situación, sus compañeros dan también el máximo. Airgid continúa utilizando sus poderes para apilar una plancha de metal tras otra justo detrás de los salmones, dándoles soporte y asegurando su posición. Sus energías empiezan a resentirse, pero la rubia no flaquea en ningún momento, decidida a cumplir con su cometido. Ragnheidr, por su parte, hace lo propio acumulando troncos. Derribando árboles con una velocidad pasmosa y lanzándolos hacia la barricada para reforzarla, sus voluminosos músculos brillando debido al reflejo de la luz solar sobre el sudor que empieza a inundar su piel.
Los tres revolucionarios se esfuerzan todo cuanto pueden, dando todo lo que llevan en su interior por una causa mayor, por un objetivo común. Como se supone que deben hacer los miembros de esta organización. Y por suerte poco a poco, en unos momentos que les parecieron horas, empiezan a darse cuenta de que sus esfuerzos están teniendo éxito. La barricada situada por ellos, junto a la capacidad de Asradi de dominar las bravas aguas y dirigirlas hacia donde desee, han conseguido cambiar el curso del río en la dirección deseada.
Pero no hay tiempo para descansos, pues la batalla por el Reino de Oykot aún no ha concluido. Repasando mentalmente el plan dais por hecho que el grupo de Lobo ha conseguido causar la más que evidente distracción que pudisteis escuchar y oler hace unos minutos, por lo que se encontrarán con seguridad ante el grueso del ejército real. Por otra parte, el grupo de Tofun, el viejo tontatta a cuya boda acudisteis recientemente, ha cumplido también con su parte, como habéis podido comprobar al llegar hasta vuestra posición el agua antes contenida por la presa. Y vuestras acciones, además de provocar que Karina y los balleneros se sumen a la batalla, ha causado que la riada avance hacia el oeste, arrasando edificios a su paso, dirigiéndose hacia la parte central de Oykot de Arriba, lo que con toda probabilidad haría mucho más complicado un eventual regreso de las tropas hacia el palacio.
Por lo tanto, según el plan es momento de dirigirse al norte, hacia el palacio. Si la distracción causada por el equipo de Lobo ha sido efectiva no deberíais encontrar demasiada oposición allí, y es probable que vuestros compañeros se os unan en esa zona. O al menos que el grupo de la presa lo haga, ya que no es seguro que el otro equipo logre alejarse del ejército lo suficiente para apoyaros también en la contienda.
Siguiendo las órdenes de la sirena, que ha asumido con naturalidad el mando de la situación, sus compañeros dan también el máximo. Airgid continúa utilizando sus poderes para apilar una plancha de metal tras otra justo detrás de los salmones, dándoles soporte y asegurando su posición. Sus energías empiezan a resentirse, pero la rubia no flaquea en ningún momento, decidida a cumplir con su cometido. Ragnheidr, por su parte, hace lo propio acumulando troncos. Derribando árboles con una velocidad pasmosa y lanzándolos hacia la barricada para reforzarla, sus voluminosos músculos brillando debido al reflejo de la luz solar sobre el sudor que empieza a inundar su piel.
Los tres revolucionarios se esfuerzan todo cuanto pueden, dando todo lo que llevan en su interior por una causa mayor, por un objetivo común. Como se supone que deben hacer los miembros de esta organización. Y por suerte poco a poco, en unos momentos que les parecieron horas, empiezan a darse cuenta de que sus esfuerzos están teniendo éxito. La barricada situada por ellos, junto a la capacidad de Asradi de dominar las bravas aguas y dirigirlas hacia donde desee, han conseguido cambiar el curso del río en la dirección deseada.
Pero no hay tiempo para descansos, pues la batalla por el Reino de Oykot aún no ha concluido. Repasando mentalmente el plan dais por hecho que el grupo de Lobo ha conseguido causar la más que evidente distracción que pudisteis escuchar y oler hace unos minutos, por lo que se encontrarán con seguridad ante el grueso del ejército real. Por otra parte, el grupo de Tofun, el viejo tontatta a cuya boda acudisteis recientemente, ha cumplido también con su parte, como habéis podido comprobar al llegar hasta vuestra posición el agua antes contenida por la presa. Y vuestras acciones, además de provocar que Karina y los balleneros se sumen a la batalla, ha causado que la riada avance hacia el oeste, arrasando edificios a su paso, dirigiéndose hacia la parte central de Oykot de Arriba, lo que con toda probabilidad haría mucho más complicado un eventual regreso de las tropas hacia el palacio.
Por lo tanto, según el plan es momento de dirigirse al norte, hacia el palacio. Si la distracción causada por el equipo de Lobo ha sido efectiva no deberíais encontrar demasiada oposición allí, y es probable que vuestros compañeros se os unan en esa zona. O al menos que el grupo de la presa lo haga, ya que no es seguro que el otro equipo logre alejarse del ejército lo suficiente para apoyaros también en la contienda.