Qazan
Qazan
10-10-2024, 08:16 PM
Aquello era un hervidero y por algún lado iba a reventar todo. En nada de tiempo aquella sala se convirtió en un caos absoluto, gente peleando, estatuas que también querían gresca y para colmo, los temblores iban cada vez a más. De pronto el suelo comenzó a abrirse liberando unos torrentes gigantescos de agua a presión, ni siquiera yo podría mantenerme en ese lugar por mucho tiempo. Rápidamente me di cuenta de que se trataba del sonido que nos había perseguido durante éstas ultimas escaleras mientras ascendíamos a la sala actual. Con todas las escaleras de la sala destruidas y aquello llenándose de agua a ingentes cantidades, estaba claro que ibamos a ser expulsados de allí por la potencia del agua.
- Ah noo, esto ya me lo veo venir yo-. Dije mientras me aseguraba la mochila que llevaba ya repleta de reliquias y tesoros que segundos antes había metido en ella, de hecho llevaba tantas cosas encima que a cada paso que daba todo tintineaba, parecía una campana gigante repicando. Aún con todo, no quería dejar abandonado ese cofre tan gigantesco a su suerte allí, así que me abracé a él con todas mis fuerzas.
-Allá que vamos-. Dije al notar cómo justo debajo mía se venía un geiser. Justo el suelo a mis pies se abrió el suelo y el torrente nos lanzó al cofre y a mi en dirección al techo. Anteriormente había visto que el suelo tenía una minúscula abertura pero claro... Eso era antes de acercarme al gigantesco cráter del techo a toda velocidad. La potencia del geiser hacía que mis carrillos se llenasen de aire a la vez que se me caía la baba en todas direcciones. De pronto el geiser terminó su explosión justo a tiempo de expulsarme de aquella montaña del demonio. El cofre seguía ascendiendo conmigo encima por la propia inercia. En el punto más alto solo pude quedar atónito mirando la inmensidad del mar y replanteándome mi existencia.
Literalmente un segundo después el cofre perdió la inercia y comenzamos a descender ambos mientras yo lo montaba cual cowboy en un rodeo. El cofre cayó por la ladera de la montaña y no hacía mas que acelerarse mientras íbamos destrozando todo a nuestro paso. Bendito momento en el que se me ocurrió agarrarlo porque esta bajada cayendo me hubiese hecho mucho daño. El suelo cada vez estaba más y más cerca. El choque contra el suelo se escuchó brutal, por suerte había conseguido salir de allí de una pieza. Un par de metros más adelante me encontré a Gretta que estaba llamando al resto de los de la banda. -¡¡Gretta!! Estoy aquii-. Le grité para que se girase y viese lo que había conseguido sacar de esa cueva malévola.
Con los bolsillos y mochila más que llenos, convencí a Gretta de que me echase una mano para llevarnos aquel cofre gigantesco al barco. Puede que nos hubiesemos dejado allí mucho tesoros, pero aquí teníamos un buen pellizco. - ¡¡Vamos Gretta!! Ahora hay que comprar cosas ricas para Shiro nos cocine cuando vuelva al barco-. Ambos nos fuímos al barco empujando entre los dos el cofre que, aunque me había quedado las cositas mas interesante que había visto al abrirlo, aún quedaban muchas más cosas dentro.
- Ah noo, esto ya me lo veo venir yo-. Dije mientras me aseguraba la mochila que llevaba ya repleta de reliquias y tesoros que segundos antes había metido en ella, de hecho llevaba tantas cosas encima que a cada paso que daba todo tintineaba, parecía una campana gigante repicando. Aún con todo, no quería dejar abandonado ese cofre tan gigantesco a su suerte allí, así que me abracé a él con todas mis fuerzas.
-Allá que vamos-. Dije al notar cómo justo debajo mía se venía un geiser. Justo el suelo a mis pies se abrió el suelo y el torrente nos lanzó al cofre y a mi en dirección al techo. Anteriormente había visto que el suelo tenía una minúscula abertura pero claro... Eso era antes de acercarme al gigantesco cráter del techo a toda velocidad. La potencia del geiser hacía que mis carrillos se llenasen de aire a la vez que se me caía la baba en todas direcciones. De pronto el geiser terminó su explosión justo a tiempo de expulsarme de aquella montaña del demonio. El cofre seguía ascendiendo conmigo encima por la propia inercia. En el punto más alto solo pude quedar atónito mirando la inmensidad del mar y replanteándome mi existencia.
Literalmente un segundo después el cofre perdió la inercia y comenzamos a descender ambos mientras yo lo montaba cual cowboy en un rodeo. El cofre cayó por la ladera de la montaña y no hacía mas que acelerarse mientras íbamos destrozando todo a nuestro paso. Bendito momento en el que se me ocurrió agarrarlo porque esta bajada cayendo me hubiese hecho mucho daño. El suelo cada vez estaba más y más cerca. El choque contra el suelo se escuchó brutal, por suerte había conseguido salir de allí de una pieza. Un par de metros más adelante me encontré a Gretta que estaba llamando al resto de los de la banda. -¡¡Gretta!! Estoy aquii-. Le grité para que se girase y viese lo que había conseguido sacar de esa cueva malévola.
Con los bolsillos y mochila más que llenos, convencí a Gretta de que me echase una mano para llevarnos aquel cofre gigantesco al barco. Puede que nos hubiesemos dejado allí mucho tesoros, pero aquí teníamos un buen pellizco. - ¡¡Vamos Gretta!! Ahora hay que comprar cosas ricas para Shiro nos cocine cuando vuelva al barco-. Ambos nos fuímos al barco empujando entre los dos el cofre que, aunque me había quedado las cositas mas interesante que había visto al abrirlo, aún quedaban muchas más cosas dentro.