Derian Markov
Lord Markov
11-10-2024, 03:51 AM
(Última modificación: 11-10-2024, 03:59 AM por Derian Markov.)
Sangre manando de la herida. Por un momento, esta vez más perceptible que antes, la máscara de impasibilidad del conde se quebró. La vista y olor de la sangre del pequeño pirata inundó sus sentidos y pensamientos. Notó la cabeza ligera, frío en la punta de los dedos y torció los labios en una mueca fiera. Pero hacía falta mucho más que la tentación de la sangre y un dolor como el de su herida para hacer perder totalmente la compostura al guerrero norteño. Con una bocanada de aire, recuperó su férreo control emocional y su rostro volvió a relajarse, salvo por una leve tensión en su ceño por la concentración. Mientras tanto, el lancero reía desenfrenadamente, disfrutando del combate. Aquella reacción le causaba sentimientos encontrados, pues respetaba el espíritu de su enemigo, pero aquella falta de decoro y compostura manchaba el duelo.
Entonces Alpha comenzó su siguiente acometida y Derian se encontró en apuros. El arma de su rival era larga y versátil y la habilidad del joven, avasalladora. Notando aún la mella que en él había hecho verse obligado a usar Reverso tan pronto, se vio incapaz de reaccionar y defenderse a tiempo de los golpes de la lanza. El primer golpe le alcanzó en el costado antes de que tuviese tiempo a interponer a Gheara. El golpe lo empujó hacia su izquierda y a punto estuvo de desequilibrarlo. Una sensación de dolor ardiente recorrió la zona impactada. A continuación, el siguiente golpe le dio bajo el esternón, cortándole la respiración y empujándolo violentamente hacia atrás. Trastabillando y derrapando, cayó sobre una rodilla y se vio obligado a apoyarse sobre la espada. Una sensación horrible ascendió hacia su garganta y, sin poder evitarlo, vomitó un poco de reflujo mezclado con restos de su cena y de la sangre que había bebido. Tosió mientras se levantaba, con una mirada peligrosa. Un sonido de cadenas resonó en su mente. Poco a poco, las ataduras de la bestia cedían.
- ¿Eso es todo? - escupió hacia un lado, con el desagradable sabor aún en la boca - Mi anciana niñera pega más fuerte que tú. Y está muerta - los improperios y provocaciones verbales, impropios del conde, eran una señal de que poco a poco el control sobre su otro yo iba debilitándose. Si todo seguía por ese camino, tal vez aquella noche acabase muy mal para alguien. Sin embargo, de momento seguía manteniendo el control. Y aunque monstruo, Derian era un monstruo astuto y cruel. Sus ojos azules recorrieron a su rival y su entorno. La calle, iluminada por unas pocas farolas de aceite, era ancha. Sin embargo, Alpha no estaba tan lejos de uno de los edificios. Derian no estaba en el ángulo correcto para empujarlo contra la pared, pero eso tenía arreglo. Fingió ajustarse la gabardina mientras disimuladamente se la desajustaba de los hombros, dejándola más suelta. Entonces volvió a correr hacia Alpha, espada en mano y listo para el combate. Sabía que la ventaja del pirata estaba en el rango de su arma y la sorprendente destreza y manejo que tenía de ella. Pero Derian compensaba su menor capacidad física con la experiencia que venía con la edad. Sabía que un combate podía ser sentenciado por otros medios diferentes a la pura superioridad física.
Hacia el final de su acometida, justo antes de entrar en el rango de ataque del pequeño pirata, se frenó de golpe mientras dejaba caer hacia atrás su gabardina. Mientras las mangas bajaban por sus brazos, soltó a Gheara, rotó rápidamente sobre sí mismo y usó la inercia del giro para terminar de quitarse la chaqueta al tiempo que la arrojaba a la cara de Alpha. Sin perder un instante, recogió la espada que aún rebotaba contra el suelo, se reposicionó corriendo, dejando a Alpha entre él y la pared cercana e inició su verdadero asalto - Povară - murmuró, preparando los pies y apuntando a su oponente con la punta del arma. Con un solo poderoso paso, se propulsó contra Alpha en una brutal carga con intención de clavarle la espada y empujarlo contra la pared. Si lo lograba, se mantendría muy cerca de él invadiendo su espacio personal e impidiéndole usar la lanza. Haría que el largo rango del arma se convirtiera en una desventaja. Mientras tanto, él pasaría a sujetar a Gheara por la hoja y, como si de una maza de guerra se tratase, golpearía violentamente a Alpha con el contrapeso de la hoja, la bola de metal del extremo del mango. Así podría manejar la espada bastarda como si fuese un arma más corta y golpear al pequeño pirata aprisionado contra la pared sin verse él mismo limitado por el rango de su arma.