¿Sabías que…?
... Robin y Ussop son los encargados de cortarles el pelo a su tripulación, ya que después de todo, es algo que alguien debe hacer.
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[Común] [C-Presente] Mareas de cambio / Octojin
Octojin
El terror blanco
Octojin escuchaba atentamente las palabras de Asradi mientras, de vez en cuando, se levantaba para revisar cómo iba la fogata. A pesar de la calidez del fuego y la comida que habían cazado y preparado juntos, había algo en la conversación que lo hacía sentir vulnerable. Cada palabra de la sirena resonaba en su interior, tocando fibras que había preferido no explorar durante años. La manera en que Asradi compartía sus sentimientos, sus miedos y su propia soledad lo conmovía. No estaba acostumbrado a que alguien fuera tan honesto con él. Ni a serlo él con otro.

Le pasó un trozo de pescado más grande a la sirena, asintiendo mientras la escuchaba. Le gustaba cómo ella hablaba de aceptarse a uno mismo antes de esperar que los demás lo hagan. No era algo fácil para él, pero sentía que Asradi entendía su lucha. Sabía que no sería sencillo, pero el hecho de que ella no solo lo comprendiera, sino que también compartiera su miedo, lo hacía sentir menos solo. Como si fuese una luz en la tiniebla que estaba pasando. Un faro en mitad del océano que te indica el camino que debes tomar, dónde hay esperanza y cómo llegar hasta ella.

Sin embargo, cuando mencionó su intención de alistarse en la Marina, notó un ligero cambio en la actitud de la bella sirena. Se hizo un silencio incómodo durante unos segundos, y aunque ella le apoyaba, algo en sus palabras, en su expresión, la hizo parecer... ¿confundida? Octojin no podía saber exactamente qué la perturbaba, pero no quiso presionarla. Simplemente decidió continuar siendo sincero. Sabía que ella le comprendería, o al menos haría por hacerlo. Y eso era más que suficiente para él.

—Entiendo si te parece una locura, pero creo que alistarme en la Marina es lo que debo hacer —dijo mientras se levantaba de nuevo para revisar los trozos de pescado que tenían en la fogata. Cogió un par y le llevó uno hasta Asradi, mientras que el otro se lo empezó a comer antes de sentarse, devorando con gran apetito—. Quiero dejar atrás ese odio, ese rencor que he llevado dentro durante tanto tiempo. Siento que la Marina es el mejor lugar para intentar cambiar las cosas, para unir a gyojins y humanos. Es muy difícil vivir tantos años con esa rabia, y, de repente, querer arrancarla de cuajo. Se que aún queda mucho en el camino, que esa rabia no se irá fácilmente, y que saldrá a la luz en bastantes ocasiones pero... Lo tengo que intentar. Tengo que intentar dejar un mundo mejor a los nuestros. Y daré mi vida si es necesario, lo tengo claro.

Al decir esas palabras, sintió que estaba exponiendo una parte de sí mismo que rara vez mostraba. El tiburón siempre había sido solitario, receloso de las conexiones profundas, pero con Asradi era diferente. No podía evitar sentir un vínculo que le resultaba casi abrumador. Por un momento pensó que no le importaría contarle ni su más íntimo secreto. En ese momento, bajo la luz de la luna y las estrellas, para él solo existía la sirena y él. Su confianza en ella era plena, y como tal, pondría todo lo que tenía en sus manos. Incluso su vida.

Se volvió hacia ella después de haberse comido el pescado en un tiempo récord y de haberse levantado a mirar cómo estaba el nuevo pescado, pero obviamente estaba aún crudo.

Entonces, de repente, Asradi se acercó y le dio un pequeño beso en la mejilla. El gesto fue tan natural y delicado que lo pilló completamente por sorpresa, dejándolo totalmente confuso y petrificado. Se quedó quieto por un momento, sintiendo cómo el calor le subía hasta las orejas, y ese, ya característico color rojizo, le inundaba parte de la cara. No era una sensación incómoda, pero tampoco estaba acostumbrado a algo así. Y sinceramente, le había gustado bastante. No sabía cómo reaccionar, pero el instinto lo llevó a levantarse y darle un abrazo largo, algo que salió de lo más profundo de su corazón.

—No quiero separarme nunca de ti, Asradi —le susurró al oído mientras la estrechaba entre sus brazos. Su enorme cuerpo cubrió al de la sirena. Como si le estuviese defendiendo con la totalidad de su ser. No solía ser tan expresivo, pero en ese momento, no quería guardarse nada, o se arrepentiría. Necesitaba que lo supiera, que entendiera cuánto significaba para él. Que realmente se diese cuenta de que él lo daría todo por ella, sin importar la situación.

El abrazo fue prolongado, lleno de un cariño que el habitante del mar nunca antes había experimentado con nadie. No quiso separarse nunca, pero sabía que aquello podía parecer incómodo, así que tras unos segundos en los que quizá se excedió un poco apretando, liberó a la sirena y la miró a los ojos. Esbozó una gran sonrisa, y la siguió hacia donde habían dejado las huevas. La observó coger dos con suma delicadeza y llevárselas a la boca, así que él hizo lo propio. Aquello era un manjar que rara vez había comido. Pese a su sabor extremadamente fuerte, era una fuente de proteínas y suplementos alimentícios que vendrían genial a ambos habitantes del mar, sobre todo después del esfuerzo en la pelea. Aquello le hizo observar, casi por instinto, su herida del hombro, el cual movió con cierta soltura y entendió que ya estaba algo mejor.

Antes de coger otro par de huevas, y estando relativamente cerca de la sirena, el escualo le puso la mano en el hombro derecho mientras la miraba, esbozando una nueva sonrisa. Era como si tocar a aquella princesa le otorgase un torrente de energía que era un chute en su organismo. Su corazón latía más rápido, sus músculos, por alguna razón, estaban más tensos, y sentía aquél hormigueo curioso en el estómago. Incluso un poco más abajo del estómago.

—Entiendo perfectamente esa sensación de vivir al día. Pero lo importante es ese fin que tienes de querer ayudar también —dijo mientras jugaba con la palma de su mano sobre el hombro de Asradi, devolviéndole el pequeño gesto que ella había hecho antes con sus dedos—. ¿Tienes algún plan cercano? Quizá te podrías venir conmigo y alistarte en la marina tú también. Puede que podamos luchar juntos contra las injusticias. Lo que sea, pero juntos.

El tiburón había bajado un poco las barreras que siempre mantenía en alto. Ahora, con la noche envolviéndolos, el fuego crepitando y las estrellas brillando sobre ellos, sentía que estaba en un lugar donde todo parecía posible. Pero quizá aquellas últimas palabras no eran las que debía haber dicho. En su fuero interno, el escualo sabía que cada uno tomaría su destino, como habían hecho en la isla momobami. Pero se negaba a aceptarlo. No podía perder a la sirena de nuevo.
#30
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[C-Presente] Mareas de cambio / Octojin - por Asradi - 24-09-2024, 06:24 PM
RE: [C-Presente] Mareas de cambio / Octojin - por Octojin - 11-10-2024, 09:24 AM

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