Lemon Stone
MVP
12-10-2024, 04:31 AM
Luego de esa horrorosa experiencia en los barrios bajos del Reino, el que estaba bastante extraño por lo que había sucedido hacía unos días, solicitó vacaciones y se tomó unos días, aunque técnicamente no mandó ningún papel, solo le dijo a su buen amigo Castor que iba a descansar un rato. Por eso, Lemon estaba medio hundido en una tina con hidromasajes. Iba con la máscara, una tanga y calcetines, los pies afuera del agua. Un patito de hule navegaba por las tranquilas aguas de la bañera. Como Lemon se había comido una fruta bien rara hacía un tiempo se sentía débil cada vez que se higienizaba, tanto que ni siquiera podía salir de la tina.
-Solo falta que llegue una sirena a cantarme al oído… Ya verán, malditos Dioses Celestiales. El Ejército Revolucionario confiscará a todas las sirenas que tienen como esclavas y las liberaremos al mar -murmuraba, o más bien deliraba, los ojos protegidos por gafas de sol.
A un lado, sonaba el aparato que se había llevado como compensación económica-moral de la posada secreta de los barrios bajos de la ciudad. Normalmente escuchaba música más estridente, poderosa y revolucionaria que le incitaba a la violencia y la destrucción, pero en el último tiempo había adquirido un toque más suave. ¿Estaría entrando en la crisis de los treinta? Nah, imposible.
-¡Hasta que me olvides, voy a amarte tanto, tanto! ¡Como fuego entre tus brazos! Hasta que me olvides… ¡Hasta que me olvides! ¡Y me rompas en mil pedazooos! Continuar mi gran teatrooo, hasta que-eh… ¡Me olviiiiiiiiiiiiideeeeees! ¡Hasta que me olvideeeesees! -Cantaba con pasión, los ojos cerrados y el pato como micrófono.
Entonces, sonó la alarma: era la hora de tomar sol.
Tampoco es como si en el Reino de Oykot hubiera un buen lugar donde broncearse, ni siquiera le gustaba, pero había escuchado que era bueno para la salud mental. Mientras unos quieren ser escuchados una hora por una señora adicta a los gatos, otros atacan la raíz del problema: tener problemas. Por esa razón Lemon se fue de vacaciones a descansar, porque era muy importante para la Causa.
Sin embargo, incluso en momentos así era atacado por los problemas…
-¡María! ¡María, ven! ¡Ayúdame a salir de la tina, por favor! -gritaba Lemon a la sirvienta que había contratado, una señora de metro ochenta y cinco y brazos de camionera-. ¡Sácame de la tina, no me puedo mover! ¡Soy discapacitado! ¡Help! ¡Help!
Después de media hora de insistencias, finalmente Lemon fue rescatado por María.
Para respetar el itinerario, pues sabía que no podría descansar eternamente, fue a la playa a tomar sol y descansar. Por supuesto, iba bien vestido para la ocasión: una guayabera, una tanga acorde a la camisa y sandalias.