Gautama D. Lovecraft
El Ascendido
31-07-2024, 05:35 PM
Los turnos de noche eran bien conocidos por todos los reclutas y soldados rasos, por ser una manera de iniciarse y comenzar a experimentar las verdaderas sensaciones de una guardia. Todos pasaban por ello, tras un respectivo horario en el que se clasificaban por horas y por días, los nombres de los compañeros en el cuerpo se distribuían por una cuadrícula para organizar dichos turnos, además de la función. Ya fuera de patrulla o vigilancia, la tarea durante esas horas se tornaba algo espesa, ya que la presencia de la marina en la isla era bastante notable, y los niveles de delincuencia eran bajos.
Mi turno de esta noche despejada y sin nubes se resumía en permanecer en una caseta de acceso, simplemente, para dar aviso de si entraba alguna mercancía con permiso y dejarla pasar. La caseta, era un habitáculo de 3x3 metros, con un escritorio, dos sillas, un pequeño den den mushi para comunicarse con central, una máquina de café estropeada y un compañero recluta, que si yo hablaba poco, él lo hacía menos todavía. Poco había allí para distraerse o mantenerte haciendo algo más allá de vigilar el paso, pero alguien lo tenía que hacer al fin y al cabo.
- PERO PERO PERO PERO.... PERO PERO PERO PERO... -
El den den mushi resonó haciendo que el silencioso compañero se exaltase del susto dentro del silencio de la noche, con el ceño fruncido, alcanzó el comunicador y lo descolgó para recibir la llamada entrante desde la concha de este, y tras ello, una voz resonaría dentro de la cabina.
- Puesto número 13 ¿me reciben? Se precisa inspección en la Zona Este cerca de las afueras del muro interior, hemos detectado 2 intrusos y se dirigen hacia allí, localicen y retengan a los 2 desconocidos, tenemos monitoreados y vamos a cerrar los accesos exteriores... pero repito, localicen y retengan tan solo, enviaremos a un par de patrullas para dar apoyo. -
La voz de cualquiera que estuviera al otro lado cesó, y con el temple de la responsabilidad que tenía sobre mí, decidí dar un paso al frente e ir hacia la zona. Con una mano, detuve el levantamiento de la silla del compañero, y con la otra, me toqué el pecho, con tal de darle a entender que iría yo a revisar la zona tras la instrucción. No me hizo falta mediar palabra, y el recluta tan solo se limitó a asentir con la cabeza, al fin y al cabo, alguien debía de quedarse en la cabina.
Por suerte, y para desgracia de quién sea que estuviera dentro de la base, la luna llena iluminaba sutilmente cada superficie que se expusiera directamente a ella, por lo que las condiciones de luminosidad estaban a mi favor. El silencio de la noche también era un útil aliado, de camino mientras peinaba la zona y agudizaba la vista, estuve pendiente de cualquier sonido sospechoso o anómalo. Con cautela, tenía también que evitar ser descubierto, o al menos avanzar seguro, ya que, pese a que mi labor allí no era sustancialmente relevante, era la unidad de choque ante una posible acometida antes de que viniera el resto, por ello, velar por mi integridad era casi una obligación.
Unos momentos después, tras seguir bordeando el muro interior de la parte este, y casi cerca de la entrada principal, vi a unos 20mts 2 siluetas perfectamente, sin duda eran los intrusos. El contorno de sus cuerpos dejaba ver perfectamente su fisionomía, así como ciertos rasgos como coletas. Probablemente, eran 2 jóvenes, 1 de ellas en el suelo frente a la otra, que estaba amarrada a algo en el límite de la pared haciendo algo que no definía con claridad.
- ¡ALTOOO! -
Grité. Para estar bajo un voto de silencio, mi voz retumbó en la tranquilidad de la noche con una autoridad innata. La intención de eso, era principalmente llamarles la atención, poner en alerta a los den den mushi de monitoreo que estuvieran por las cercanías y a las patrullas de la parte oeste. Mi posición se presentaba erguida y firme, con los brazos cruzados y distanciado a 20 metros de las intrusas. ¿Qué tramarían allí?, ¿qué intenciones llevaban?, ¿estarían armadas?, de estarlo, cualquier sonido provocado por armas de fuego pondría en alerta a gran parte de la base, por lo que sería muy necio pensar en disparar.
De una forma u otra, deberían de estar bien preparadas con un plan firme para escapar de allí, ya que los accesos más exteriores iban a cerrarse inminentemente y las patrullas irían para revisar. La ayuda de los den den mushi de monitoreo, y la luz de la luna llena junto a la propia luz de la base fueron fundamentales al menos para saber que había gente intrusa, el resto ya era cuestión de los efectivos de la marina. Y ahí estaba yo.