Anko
Médica Despiadada
12-10-2024, 12:58 PM
Los ojos de Anko se entrecerraron mientras miraba con desprecio al pirata segundo al mando de la tripulación de Ovimarlixion, intentando colaborar como los marines se lo ordenaron, aunque no logró mucho, pero se podría decir que se esforzó. O eso pensaría cualquier otro soldado, para Anko, simplemente fue un inútil. — Inútil… —. Dijo después del comentario de Masao y posteriormente cerró los dedos de su mano derecha formando un puño para entregar un golpe en el rostro del tipo, claro, sin dañarlo mucho, solo el arrancón de ira del momento.
Tras ello, suspiró para tranquilizarse y atender a los otros piratas heridos y cuando terminara, irse junto a Masao para custodiar la mercancía. Cuando el hombre de Dios destapó la botella de Jerez frente a ella, ésta se asombró levemente, ambos estaban en servicio por lo que beber debería ir en contra de las reglas, pero ¿cuántas veces se rompía esa regla cuando se tenía la oportunidad? — ¿Jerez? Buena elección, Masao —. Con aquel comentario, estaba claro que aceptaba con gusto el trago ofrecido por él. Ya en la bodega, Masao mencionaba a uno de los integrantes de la brigada en donde estaba, un médico de cabellos blancos de nombre “Ray”.
— Ray… Mmm… Me suena… ¡Oh! ¡Lo tengo! Era un sargento de la base G-31 de Loguetown. Lo conocí hace ya varios meses en una visita que organizó la base G-23 de Kilombo, base en la que doy servicio —. Decía la chica mientras se daba fuego con la ayuda de un encendedor metálico para encender la punta de su cigarro y dar una suave calada al tubo alargado de papel, sintiendo en el acto como se relajaba, eso sumado a las pequeñas cantidades que había bebido de alcohol. La charla entre ambos era agradable y el tiempo se pasaba rápido con ello, siendo los únicos que conversaban, pues los demás soldados hablaban poco o nada.
Todo parecía ir en orden y sin ningún problema hasta que el sonido de un altavoz resonó por la zona, la potencia del sonido fue tal que la voz llegó hasta la bodega, un lugar algo alejado y asilado de las otras zonas del barco. La voz detrás del altavoz indicaba que los marines transportaban a un demonio muy peligroso que debía ser purgado, además de exigir la mercancía de buena manera. Las palabras hicieron pensar a la Suboficial sobre el significado de ello, no entendía del todo que sucedía, aunque los comentarios de Masao aligeraban el ambiente tenso que empezaba a formarse, por supuesto, estos comentarios le sacaron una pequeña risa a la médica.
Muy pronto, en la bodega apareció Nagaki, la mujer medusa de Lotus Marine y la integrante de más bajo rango dentro de la jerarquía de la marina, pero no por ello, era débil, para Anko, hasta podría ser más fuerte que ella misma. La joven medusilla se acercó hasta los dos, trayendo las nuevas órdenes de Galhard, finalizando con su teoría de que era lo que transportaban. — ¿Una Akuma No Mi? ¿Lo que está en ese maletín es una Akuma No Mi? —. Mencionó en voz baja. La curiosidad invadió su cuerpo y sus deseos de ir y abrir el maletín eran intensos, pero no se dejó llevar por ello, sabía de la importancia de la misión y de entregar lo que sea que estuviera dentro del maletín de forma intacta hasta su destino.
Cuando Nagaki iba a abandonar la bodega, Masao tomó el liderazgo, ofreciéndose a quedarse junto a algunos soldados custodiando la mercancía. Esto no enfureció a Anko de nada como sí lo podría haber hecho con otro tipo de soldados más egocéntricos, siendo que ella solo se limitó a asentir con la cabeza y retirarse de la bodega, siguiendo por detrás a Nagaki. Una vez en la cubierta, ya estaban el resto de sus compañeros preparados para enfrentar al nuevo enemigo, quien aparentemente se acercaba en solitario a bordo de una pequeña tartana al igual que Ovi. Esto desconcertó a la Suboficial, pues no se esperaba que el enemigo atacara en solitario a no ser que estuviera lo suficiente confiado de que vencería, por lo que se podría tratar de alguien fuerte.
Sin usar sus manos, dio una calada a su cigarro y expulsó el humo por el otro extremo de sus labios, sin abrirlos para no dejar caer su cigarro. Sus manos ya estaban ocupadas en las empuñaduras de sus Katanas ubicadas en su cintura, preparándose para lo peor.
Tras ello, suspiró para tranquilizarse y atender a los otros piratas heridos y cuando terminara, irse junto a Masao para custodiar la mercancía. Cuando el hombre de Dios destapó la botella de Jerez frente a ella, ésta se asombró levemente, ambos estaban en servicio por lo que beber debería ir en contra de las reglas, pero ¿cuántas veces se rompía esa regla cuando se tenía la oportunidad? — ¿Jerez? Buena elección, Masao —. Con aquel comentario, estaba claro que aceptaba con gusto el trago ofrecido por él. Ya en la bodega, Masao mencionaba a uno de los integrantes de la brigada en donde estaba, un médico de cabellos blancos de nombre “Ray”.
— Ray… Mmm… Me suena… ¡Oh! ¡Lo tengo! Era un sargento de la base G-31 de Loguetown. Lo conocí hace ya varios meses en una visita que organizó la base G-23 de Kilombo, base en la que doy servicio —. Decía la chica mientras se daba fuego con la ayuda de un encendedor metálico para encender la punta de su cigarro y dar una suave calada al tubo alargado de papel, sintiendo en el acto como se relajaba, eso sumado a las pequeñas cantidades que había bebido de alcohol. La charla entre ambos era agradable y el tiempo se pasaba rápido con ello, siendo los únicos que conversaban, pues los demás soldados hablaban poco o nada.
Todo parecía ir en orden y sin ningún problema hasta que el sonido de un altavoz resonó por la zona, la potencia del sonido fue tal que la voz llegó hasta la bodega, un lugar algo alejado y asilado de las otras zonas del barco. La voz detrás del altavoz indicaba que los marines transportaban a un demonio muy peligroso que debía ser purgado, además de exigir la mercancía de buena manera. Las palabras hicieron pensar a la Suboficial sobre el significado de ello, no entendía del todo que sucedía, aunque los comentarios de Masao aligeraban el ambiente tenso que empezaba a formarse, por supuesto, estos comentarios le sacaron una pequeña risa a la médica.
Muy pronto, en la bodega apareció Nagaki, la mujer medusa de Lotus Marine y la integrante de más bajo rango dentro de la jerarquía de la marina, pero no por ello, era débil, para Anko, hasta podría ser más fuerte que ella misma. La joven medusilla se acercó hasta los dos, trayendo las nuevas órdenes de Galhard, finalizando con su teoría de que era lo que transportaban. — ¿Una Akuma No Mi? ¿Lo que está en ese maletín es una Akuma No Mi? —. Mencionó en voz baja. La curiosidad invadió su cuerpo y sus deseos de ir y abrir el maletín eran intensos, pero no se dejó llevar por ello, sabía de la importancia de la misión y de entregar lo que sea que estuviera dentro del maletín de forma intacta hasta su destino.
Cuando Nagaki iba a abandonar la bodega, Masao tomó el liderazgo, ofreciéndose a quedarse junto a algunos soldados custodiando la mercancía. Esto no enfureció a Anko de nada como sí lo podría haber hecho con otro tipo de soldados más egocéntricos, siendo que ella solo se limitó a asentir con la cabeza y retirarse de la bodega, siguiendo por detrás a Nagaki. Una vez en la cubierta, ya estaban el resto de sus compañeros preparados para enfrentar al nuevo enemigo, quien aparentemente se acercaba en solitario a bordo de una pequeña tartana al igual que Ovi. Esto desconcertó a la Suboficial, pues no se esperaba que el enemigo atacara en solitario a no ser que estuviera lo suficiente confiado de que vencería, por lo que se podría tratar de alguien fuerte.
Sin usar sus manos, dio una calada a su cigarro y expulsó el humo por el otro extremo de sus labios, sin abrirlos para no dejar caer su cigarro. Sus manos ya estaban ocupadas en las empuñaduras de sus Katanas ubicadas en su cintura, preparándose para lo peor.