Lemon Stone
MVP
12-10-2024, 06:56 PM
Se quitó las lágrimas de la máscara, decidido a que iba a soportar las dificultades de la vida de un revolucionario. Aguantaría la molestia del polvo y la fragancia a descomposición de la madera húmeda y solo miraría hacia delante. Había dejado atrás el dormir en una cama grande y cómoda, despertar con el desayuno en la cama y nada de ordenar: las sirvientas se encargaban de todo. Pasar una noche en la montaña, acampando, fue la situación más precaria en la que había estado antes de ser un camarada de la Armada.
-Creo que los gatos no son los únicos que entran por las ventanas -comentó, su mano extendida-. S-Soy Lemon, Lemon Stone. Hijo de William Stone y Cristal Becker. Y no creo en los espíritus -agregó necesariamente, había que hacerle creer que era un tipo escéptico.
En medio de la reflexión interna, que le acercaba un paso más al Nirvana, escuchó un golpecito, suave y cariñoso. El ruido despertó las alarmas de Lemon y quedó estático, duro como hierro. ¿Y si alguien había entrado a robar? Espera, no. ¡Peor! ¡¿Y si era un fantasma?! La casa era oscura y vieja, puede que hubiera espíritus ahí. Aunó valentía y giró la mirada hacia la ventana, asustado. Vio a una figura delgada y ensombrecida que se asustó y cayó y, por consecuencia, también asustó a Lemon.
-¡AAAAHHH! -chilló después del grito de la figura delgada-. ¡Un ladrón!
Estaba dispuesto a tomar la farola y darle con todo en la cabeza para enseñarle modales, pero tras observarla con más detalle se dio cuenta de que no era una ladrona. Era rubia, musculosa y bien parecida, lo que denostaba cierta superioridad social. Y le faltaba una pierna. A las ladronas no les faltan las piernas, ni siquiera una. Así que la respuesta estaba ante la vista: era un fantasma.
-¡AAAHHH! -volvió a gritar. Intentó controlarse, hacer los ejercicios de respiración de la bisabuela Ana María, y recordó que tenía poderes psíquicos. No era la primera vez que veía un fantasma, así que actuaría como lo había hecho otras veces-. Ejem, ¿hola? Te aviso que siempre he sido Clérigo en los videojuegos -le advirtió tras calmarse.
Muchos fantasmas podían materializarse, ya lo había vivido antes. Reunió el valor necesario y se levantó de la cama, golpeando torpemente los muebles cercanos. Entonces le ofreció la mano al fantasma para ayudarle. Andar sin una pierna debe ser bastante incómodo. Le regalaría una silla de ruedas cuando tuviera la oportunidad de comprar una, lamentablemente en los refugios del Ejército Revolucionario no había delivery. Como sea, la única forma de lidiar con un fantasma es ignorando el hecho de que es uno. Y evitaría llevarse mal pues no quería estar maldito.