Asradi
Völva
13-10-2024, 07:28 PM
Mientras se dejaban mecer por el arrullo de las olas del mar, Asradi permanecía relajada. Era consciente que, mientras Galhard estuviese ahí, nada malo podía pasar. Era un marine, sí, pero de alguna forma confiaba en él. Y recordarle en la boda, vestido de plátano, le arrancaba de vez en cuando una sonrisa divertida. Procedió a escucharle con interés, pues tenía ganas de saber qué había sido de él durante ese tiempo. Saber que había estado bien y ocupado, era algo bueno de escuchar. Cuando le llegó el turno a ella, la sirena se quedó pensativa. Ella no había estado quieta tampoco, precisamente. Había ido de un lado para otro, entre isla e isla, como quien dice.
— No puedo quejarme, la verdad. He estado viajando hasta ahora. — Le comentó, llevándose un mechón húmedo de cabello a detrás de la oreja, en un gesto de simple comodidad. — He conocido lugares y también gente. — Una mejor que otra, todo sea dicho, pero prefería quedarse con lo bueno, como todo.
Entonces, cuando el pelicastaño le pidió una anécdota, la sirena se quedó un tanto dubitativa. Tenía unas cuantas, aunque ella las sentía más como vivencias y experiencias. Algunas más graciosas que otras.
— ¿No es suficiente anécdota aparecer en una boda vestida de sushi? — Bromeó, riéndose un poco de manera cantarina.
Le brillaba la mirada, señal de que estaba feliz. De que, por primera vez en tiempo, sentía que no estaba sola.
— Creo que me quedaré unos días más por aquí. O no estoy segura, a decir verdad. He conocido a un grupo de gente bastante... interesante. — Vamos a decirles así. Pero es verdad que sentía especial afinidad con Airgid, Ubben y Ragnheidr. Como si hubiesen conformado un bizarro pero estrecho grupo. Les tenía especial cariño a pesar del poco tiempo que llevaba conviviendo con ellos.
Cada uno tenía lo suyo, ella incluída, pero sentía que se complementaban bastante bien entre todos.
— A decir verdad, no sé cuanto tiempo más nos quedaremos en Kilombo, o hacia donde partiremos. Aunque creo que disfrutaremos de la fiesta un poco más. — Al menos, esa era la pinta que tenía la situación ahora mismo.
Entonces, tras unos momentos de duda, Asradi se atrevió a preguntarlo.
— Gal... — Acortó el nombre, una señal de confianza y cercanía. — Tú estás en la Marina, y supongo que has conocido a bastante gente. — Tanteó un poco el terreno. — ¿Por casualidad has conocido a un gyojin que se haya alistado últimamente?
Necesitaba saber de Octojin. Al menos, saber que estaba bien.
— No puedo quejarme, la verdad. He estado viajando hasta ahora. — Le comentó, llevándose un mechón húmedo de cabello a detrás de la oreja, en un gesto de simple comodidad. — He conocido lugares y también gente. — Una mejor que otra, todo sea dicho, pero prefería quedarse con lo bueno, como todo.
Entonces, cuando el pelicastaño le pidió una anécdota, la sirena se quedó un tanto dubitativa. Tenía unas cuantas, aunque ella las sentía más como vivencias y experiencias. Algunas más graciosas que otras.
— ¿No es suficiente anécdota aparecer en una boda vestida de sushi? — Bromeó, riéndose un poco de manera cantarina.
Le brillaba la mirada, señal de que estaba feliz. De que, por primera vez en tiempo, sentía que no estaba sola.
— Creo que me quedaré unos días más por aquí. O no estoy segura, a decir verdad. He conocido a un grupo de gente bastante... interesante. — Vamos a decirles así. Pero es verdad que sentía especial afinidad con Airgid, Ubben y Ragnheidr. Como si hubiesen conformado un bizarro pero estrecho grupo. Les tenía especial cariño a pesar del poco tiempo que llevaba conviviendo con ellos.
Cada uno tenía lo suyo, ella incluída, pero sentía que se complementaban bastante bien entre todos.
— A decir verdad, no sé cuanto tiempo más nos quedaremos en Kilombo, o hacia donde partiremos. Aunque creo que disfrutaremos de la fiesta un poco más. — Al menos, esa era la pinta que tenía la situación ahora mismo.
Entonces, tras unos momentos de duda, Asradi se atrevió a preguntarlo.
— Gal... — Acortó el nombre, una señal de confianza y cercanía. — Tú estás en la Marina, y supongo que has conocido a bastante gente. — Tanteó un poco el terreno. — ¿Por casualidad has conocido a un gyojin que se haya alistado últimamente?
Necesitaba saber de Octojin. Al menos, saber que estaba bien.