Atlas
Nowhere | Fénix
14-10-2024, 01:56 AM
Quién lo ha visto y quién lo ve, ¿verdad? Bueno, vosotros quizás no la hayáis visto antes, pero yo, que soy un narrador omnisciente, omnipresente, omnipotente y omnitodo, sí que recuerdo cómo era el Reino de Goa antes de que la industria lo fuese devorando como una enfermedad incurable. Sí, la enfermedad de la codicia, de la avaricia, de eso que, por otro lado, tanto gusta y atrae al pirata medio. No sé si será o no vuestro caso, pero el hecho es que aquí estáis. ¿Que dónde? A ello voy.
Es bien sabido que, si bien el área industrial crece sin descanso, el casco histórico de Goa se mantiene firme y mientras las fábricas e industrias proliferan un reducto de buena arquitectura se resiste a irse por completo. En el interior de los palacetes, casas lujosas y amplias fincas con ostentosos jardines, la clase pudiente de Dawn vive al margen del mundo real, de los problemas de la gente que no puede solucionarlo todo con dinero y, en definitiva, de la vida tal y como vosotros la entendéis. Quienes viven en estas opulentas propiedades no son más que los hijos y nietos de nobles locales, que continúan engordando sus fortunas a través de las empresas químicas y metalúrgicas que se van reproduciendo como si de hongos se tratasen sobre el terreno. Gray Terminal, a lo lejos en el sureste, no es sino el reflejo y la prueba manifiesta de esto que os cuento.
Sea como sea, el hecho es que este tipo de personas tiende a creerse por encima del bien y del mal, libre de cualquier responsabilidad o peligro. Por desgracia en la mayoría de ocasiones es así, para qué nos vamos a engañar, pero esta vez vosotros estáis implicados en el asunto y tal vez todo no vaya tan bien. Viorn Caddy, uno de los guardias de seguridad de la propiedad de la familia Muusha, tiene un serio problema con la bebida. Tanto es así que se pule buena parte de su sueldo en cualquier tasca o bar de mala muerte que pilla abierto. Se podría decir que Viorn tiende a darse aires de grandeza y, en esos arrebatos en los que le gusta darse bombo y sentirse importante, de vez en cuando deja salir información que debería guardarse para sí mismo.
Sin ir más lejos, hace dos semanas salió con que el negocio de sus señores iba mejor que nunca. Al parecer han abierto una fábrica nueva que, si bien está cebando incluso más al gigante que es Gray Terminal, les está reportando unos beneficios que serían la envidia del mejor empresario. En concreto, aunque no sea demasiado relevante para lo que os interesa a vosotros, se dedican a fundir cobre y otros metales para hacer aleaciones. Tan bien les está yendo —o eso dice Viorn—, que el cabeza de familia ha decidido invertir parte del dinero en adquirir otro tipo de bienes y valores que sostengan la fortuna familiar para el futuro. Cuenta que desde hace algún tiempo llegan barcos y carros cargados con elementos valiosos de todo tipo: telas, esculturas, obras de arte, joyas... Lo que se os ocurra, vaya. Al parecer lo están guardando en alguna cámara secreta, acorazada o algo de eso en algún punto del palacete que tienen en el casco histórico —la lengua de Viorn comenzó a trabarse de más en este momento y sus palabras dejaron de ser tan comprensibles—.
No sé, a lo mejor suena a un objetivo planteable por alguien que quiere dar un buen golpe, ¿no?
Es bien sabido que, si bien el área industrial crece sin descanso, el casco histórico de Goa se mantiene firme y mientras las fábricas e industrias proliferan un reducto de buena arquitectura se resiste a irse por completo. En el interior de los palacetes, casas lujosas y amplias fincas con ostentosos jardines, la clase pudiente de Dawn vive al margen del mundo real, de los problemas de la gente que no puede solucionarlo todo con dinero y, en definitiva, de la vida tal y como vosotros la entendéis. Quienes viven en estas opulentas propiedades no son más que los hijos y nietos de nobles locales, que continúan engordando sus fortunas a través de las empresas químicas y metalúrgicas que se van reproduciendo como si de hongos se tratasen sobre el terreno. Gray Terminal, a lo lejos en el sureste, no es sino el reflejo y la prueba manifiesta de esto que os cuento.
Sea como sea, el hecho es que este tipo de personas tiende a creerse por encima del bien y del mal, libre de cualquier responsabilidad o peligro. Por desgracia en la mayoría de ocasiones es así, para qué nos vamos a engañar, pero esta vez vosotros estáis implicados en el asunto y tal vez todo no vaya tan bien. Viorn Caddy, uno de los guardias de seguridad de la propiedad de la familia Muusha, tiene un serio problema con la bebida. Tanto es así que se pule buena parte de su sueldo en cualquier tasca o bar de mala muerte que pilla abierto. Se podría decir que Viorn tiende a darse aires de grandeza y, en esos arrebatos en los que le gusta darse bombo y sentirse importante, de vez en cuando deja salir información que debería guardarse para sí mismo.
Sin ir más lejos, hace dos semanas salió con que el negocio de sus señores iba mejor que nunca. Al parecer han abierto una fábrica nueva que, si bien está cebando incluso más al gigante que es Gray Terminal, les está reportando unos beneficios que serían la envidia del mejor empresario. En concreto, aunque no sea demasiado relevante para lo que os interesa a vosotros, se dedican a fundir cobre y otros metales para hacer aleaciones. Tan bien les está yendo —o eso dice Viorn—, que el cabeza de familia ha decidido invertir parte del dinero en adquirir otro tipo de bienes y valores que sostengan la fortuna familiar para el futuro. Cuenta que desde hace algún tiempo llegan barcos y carros cargados con elementos valiosos de todo tipo: telas, esculturas, obras de arte, joyas... Lo que se os ocurra, vaya. Al parecer lo están guardando en alguna cámara secreta, acorazada o algo de eso en algún punto del palacete que tienen en el casco histórico —la lengua de Viorn comenzó a trabarse de más en este momento y sus palabras dejaron de ser tan comprensibles—.
No sé, a lo mejor suena a un objetivo planteable por alguien que quiere dar un buen golpe, ¿no?