Alistair
Mochuelo
14-10-2024, 10:16 AM
Un alma gemela en espíritu y en pasión, esa era la mejor forma con la que podía describir al hombre con máscara de corazón. No solo danzaba en el borde de las limitaciones que la Armada le había dictado para entrenar con un colega menos experimentado, sino que también había culminado sus palabras en un indicativo a dejar de lado cualquier reserva de sus capacidades que pudiera cargar consigo. Habían abandonado el papel de un revolucionario de mayor rango entrenando a otro. Ahora eran tan solo dos personas con sus propias pasiones por las armas, buscando testear el límite de su contrario. Chocar contundente con filo, hacer que chispas de fricción volaran, y estremecer el edificio entero en una muestra de fuerza que no encontraría restricción alguna.
¿Lo que le salía de la espalda era mantequilla formando una mano funcional? ¡Era un usuario de Akuma no Mi! Nunca antes en su vida había visto uno en persona, y de hecho hasta hace unos segundos pensaba que eran tan solo un relato de mito exagerado a lo largo de los años, siendo que todos los pocos casos documentados públicamente sonaban como tales entidades de fantasía y leyendas con poderes tan variopintos como colores en el universo. Era algo difícil de digerir, pero ahora que tenía uno en frente, tenía poco espacio para la negación.
Como esperaba de Lemon, la silla no fue siquiera un mínimo de obstáculo para él mas que una inconveniencia menor -y su propia altura, que hacía difícil ocultar toda su silueta detrás de un pequeño mueble-, pero sí una que le daría una diminuta ventana para tomar ventaja. Una ventaja que culminaría en un glorioso choque de de acero y madera.
El súbito impulso de Alistair se vería de cara con la inamovible postura del muro humano que era Lemon, el cual contestó el grito de su Oni Giri con un rugido propio a todo pulmón, mientras que usaba la técnica del mismo nombre que vociferó, deteniendo en seco al chico alado pero no empujándolo. No iba a ceder tan fácil ni echarse para atrás, pues en ese preciso instante en que el filo de sus katanas empujaba contra las farolas que el contrario usaba como armas, lo único en la mente del Lunarian era de colocar cada gramo de fuerza que pudiera sacar de sus piernas, de su espalda, de todo su cuerpo para batallar en contra de su oponente. El ceño fruncido y la sonrisa desafiante estaban a plena vista, y no tenía ninguna intención de que fuera diferente. Como todo buen revolucionario, lo daría todo hasta su último gramo de energía.
Desgraciadamente, ese final llegó mucho antes de lo que esperó y que hubiera querido. Incluso con todo el esfuerzo que había puesto en no ceder, la fuerza física de Lemon se mantenía superior a la del chico alado, por lo que sintió su cuerpo ser poco a poco empujado hacia atrás, requiriendo que uno de sus pies retrocediera para compensar y finalmente quedando obligado a saltar dos metros hacia atrás para tomar distancia. Se sentía drenado de esa colisión, claramente mas agotado que cuando empezó el enfrentamiento. Había puesto gran empeño en ese último ataque.
Y aun así, todo lo que estaba en su rostro era una expresión de felicidad a todo color. — ¡Hace mucho tiempo que no me lo pasaba tan bien! ¡Se siente genial dar rienda suelta! — Se echó a reír con poco a ningún control, incluso cuando estaba del lado perdedor. Amaba el retumbar de su corazón en sus oídos, la adrenalina en vena. Amaba la vibración en sus manos al contacto con las armas de su oponente. Amaba tener un oponente el cual podía atacar con toda su fuerza e intención, y saber que saldría bien parado sin importar cuánto lo intentara. Adoraba la idea de tener una montaña la cual derribar. — Recuérdame que te invite a unas rondas de lo que se te antoje tan pronto acabemos aquí. Este día tiene que acabar divinamente. — Propuso en seña amistosa. En tan corto intercambio, el hombre frente a él ya era un camarada de los que tendría en especial atención, y un amigo al lado del cual brindar.
— ¡Bien, intentemos eso de nuevo! — ¿El qué se refería? A no atacar de cara, por supuesto. El plan de la pantalla había funcionado, pero a una eficiencia tan baja que no valía la pena sacrificar otra silla en casi perfecto estado para un plan cuyo desenlace ya conocía desde antes de ejecutarlo. Esta vez improvisaría un poco más: No sería un proyectil, sino múltiples. Avanzó un metro más hacia atrás, colocándolo a tres de distancia con Lemon y ubicándose al lado de otro mueble más, un armario en este caso. Abrió la puerta con cuidado y, de un tajo, desprendería la puerta de la bisagra, provocando que cayera frente a él.
Sin darle tiempo a caer al suelo, cortaría la misma puerta en cinco pedazos asimétricos que acabarían por caer uno sobre otro, no particularmente alineados pero lo suficiente apilados para lo siguiente que haría. ¿Que qué era lo siguiente? Empalarlos a sus katanas como un kebab, por supuesto. Tres en la derecha y dos en la izquierda.
Empezaría a avanzar hacia Lemon, y cuando cerrara su distancia a dos metros... — ¡Atrapa! — Un movimiento de abanico con ambas katanas, de adentro hacia afuera, que por fuerzas físicas haría que los pedazos de madera salieran despedidos hacia el usuario de farolas con fuerza, sirviendo como algo que ocupara la atención de Lemon mucho mas agresivamente. Y para culminar, cerraría la distancia restante con un dash que antecedería a una estocada apuntada a su hombro derecho.
¿Lo que le salía de la espalda era mantequilla formando una mano funcional? ¡Era un usuario de Akuma no Mi! Nunca antes en su vida había visto uno en persona, y de hecho hasta hace unos segundos pensaba que eran tan solo un relato de mito exagerado a lo largo de los años, siendo que todos los pocos casos documentados públicamente sonaban como tales entidades de fantasía y leyendas con poderes tan variopintos como colores en el universo. Era algo difícil de digerir, pero ahora que tenía uno en frente, tenía poco espacio para la negación.
Como esperaba de Lemon, la silla no fue siquiera un mínimo de obstáculo para él mas que una inconveniencia menor -y su propia altura, que hacía difícil ocultar toda su silueta detrás de un pequeño mueble-, pero sí una que le daría una diminuta ventana para tomar ventaja. Una ventaja que culminaría en un glorioso choque de de acero y madera.
El súbito impulso de Alistair se vería de cara con la inamovible postura del muro humano que era Lemon, el cual contestó el grito de su Oni Giri con un rugido propio a todo pulmón, mientras que usaba la técnica del mismo nombre que vociferó, deteniendo en seco al chico alado pero no empujándolo. No iba a ceder tan fácil ni echarse para atrás, pues en ese preciso instante en que el filo de sus katanas empujaba contra las farolas que el contrario usaba como armas, lo único en la mente del Lunarian era de colocar cada gramo de fuerza que pudiera sacar de sus piernas, de su espalda, de todo su cuerpo para batallar en contra de su oponente. El ceño fruncido y la sonrisa desafiante estaban a plena vista, y no tenía ninguna intención de que fuera diferente. Como todo buen revolucionario, lo daría todo hasta su último gramo de energía.
Desgraciadamente, ese final llegó mucho antes de lo que esperó y que hubiera querido. Incluso con todo el esfuerzo que había puesto en no ceder, la fuerza física de Lemon se mantenía superior a la del chico alado, por lo que sintió su cuerpo ser poco a poco empujado hacia atrás, requiriendo que uno de sus pies retrocediera para compensar y finalmente quedando obligado a saltar dos metros hacia atrás para tomar distancia. Se sentía drenado de esa colisión, claramente mas agotado que cuando empezó el enfrentamiento. Había puesto gran empeño en ese último ataque.
Y aun así, todo lo que estaba en su rostro era una expresión de felicidad a todo color. — ¡Hace mucho tiempo que no me lo pasaba tan bien! ¡Se siente genial dar rienda suelta! — Se echó a reír con poco a ningún control, incluso cuando estaba del lado perdedor. Amaba el retumbar de su corazón en sus oídos, la adrenalina en vena. Amaba la vibración en sus manos al contacto con las armas de su oponente. Amaba tener un oponente el cual podía atacar con toda su fuerza e intención, y saber que saldría bien parado sin importar cuánto lo intentara. Adoraba la idea de tener una montaña la cual derribar. — Recuérdame que te invite a unas rondas de lo que se te antoje tan pronto acabemos aquí. Este día tiene que acabar divinamente. — Propuso en seña amistosa. En tan corto intercambio, el hombre frente a él ya era un camarada de los que tendría en especial atención, y un amigo al lado del cual brindar.
— ¡Bien, intentemos eso de nuevo! — ¿El qué se refería? A no atacar de cara, por supuesto. El plan de la pantalla había funcionado, pero a una eficiencia tan baja que no valía la pena sacrificar otra silla en casi perfecto estado para un plan cuyo desenlace ya conocía desde antes de ejecutarlo. Esta vez improvisaría un poco más: No sería un proyectil, sino múltiples. Avanzó un metro más hacia atrás, colocándolo a tres de distancia con Lemon y ubicándose al lado de otro mueble más, un armario en este caso. Abrió la puerta con cuidado y, de un tajo, desprendería la puerta de la bisagra, provocando que cayera frente a él.
Sin darle tiempo a caer al suelo, cortaría la misma puerta en cinco pedazos asimétricos que acabarían por caer uno sobre otro, no particularmente alineados pero lo suficiente apilados para lo siguiente que haría. ¿Que qué era lo siguiente? Empalarlos a sus katanas como un kebab, por supuesto. Tres en la derecha y dos en la izquierda.
Empezaría a avanzar hacia Lemon, y cuando cerrara su distancia a dos metros... — ¡Atrapa! — Un movimiento de abanico con ambas katanas, de adentro hacia afuera, que por fuerzas físicas haría que los pedazos de madera salieran despedidos hacia el usuario de farolas con fuerza, sirviendo como algo que ocupara la atención de Lemon mucho mas agresivamente. Y para culminar, cerraría la distancia restante con un dash que antecedería a una estocada apuntada a su hombro derecho.
esp201
ESPADACHíN
Ofensiva Activa
Tier 2
No Aprendida
33
1
Una estocada que el usuario realiza al mismo tiempo que realiza en un solo paso un [Dash] de hasta 8 metros en los que busca ensartar a todo lo que encuentre a su paso con la punta de su arma, llevando consigo a su víctima con un [Empuje] en caso de conectar hasta el final del recorrido del Dash.
Golpe Basico + [FUEx2,2] de [Daño perforante]