Mayura Pavone
El Pavo Real del Oceano
15-10-2024, 12:06 AM
La atención de Mayura había sido completamente capturada, no fue solo la respuesta directa del hombre a su derecha, sino la manera en que hablaba de cosas mortíferas y personas débiles como si fuera algo tan trivial como una botella licor de café. El contraste entre sus propias palabras cargadas de sutileza y la cruda sinceridad de su interlocutor solo hizo que el interés del pavo real del océano aumentara considerablemente.
"Mortífero..." pensó el pirata, sus labios esbozando una sonrisa casi imperceptible, aunque por dentro se extasiaba. Para este momento ya era más que evidente que este joven no era una compañía común, y eso le intrigaba más que cualquier bebida en la barra. El elegante pirata levantó su copa de licor de melocotón y la acercó lentamente a sus labios, tomándose su tiempo para degustar cada nota frutal mientras consideraba su próxima jugada y terminaba de escuchar a su acompañante. Sabía que no podía precipitarse. Cada palabra, cada gesto, debía estar cuidadosamente calculado, como las primeras piezas movidas en un delicado tablero de shogi.
Mientras escuchaba a su acompañante hablar sobre su relación con el café, Mayura no pudo evitar soltar una risa ligera. — Ah, el café... — musitó, desenterrando melancólicamente el como le prohibían tomar café y le obligaban a tomar té durante sus años en casa, sin embargo siempre mantuvo su sonrisa, pues quería agradar al chico ya sea como futuro compañero o algo más, queria conocerlo mas a fondo. Sin embargo, lo que le llamó más la atención fue la manera en que el joven hablaba sobre sus enemigos, describiendo la caída de aquellos que enfrentaban su lanza como algo tan natural, tan mundano.
"Interesante", pensó. Este sujeto, que inicialmente parecía tan distante, resultaba ser alguien que disfrutaba el combate, que lo veía como una parte esencial de su existencia. — Mayura. — finalmente respondió, con una ligera inclinación de cabeza, aceptando el desafío implícito en el final de la frase de su acompañante. — Mayura Pavone, aunque he de admitir que el título que prefiero es "El Pavo Real del Océano". — Su sonrisa se amplió un poco más al pronunciar esas palabras, esperando ver la reacción que causaba su introducción. Sabía que era un nombre peculiar, uno que no olvidabas fácilmente, y eso era parte de su encanto.
El joven pirata lo había intrigado lo suficiente como para seguir la conversación, aunque por ahora lo hacía con cierta cautela. — Parece que ambos buscamos cosas diferentes en la noche, aunque he de decir que, a veces, la mejor compañía puede ser algo tan simple como el sonido de una botella vaciándose y la incertidumbre de qué sucederá después. — comentó mientras sus dedos jugaban con el borde de su copa. Con un aire despreocupado, Mayura miró al frente por un instante, como si la conversación fuera apenas una distracción en su noche, pero en realidad cada palabra estaba calculada, cada gesto medido. "Este joven podría ser alguien de valor... si sabe mantener el ritmo", pensó. Aún no sabía exactamente hacia dónde lo llevaría esta conversación, pero estaba claro que la noche estaba lejos de ser aburrida.
— Y dime, compañero…— continuó, su voz volviendo a ese tono suave y seductor que lo caracterizaba, alargando al igual que su acompañante había hecho, dejando notar que esperaba una presentación antes de que le respondiese. — ¿Qué tan hábil eres con esa gran arma? Alguien como tú parece más adecuado para el bullicio de una gran aventura, no para la quietud de una solitaria barra de madrugada. Tu compañía me hubiera caído como anillo al dedo en el bar anterior. — concluyó, su mirada fija en el joven, esperando ver qué secretos podría revelar.
"Mortífero..." pensó el pirata, sus labios esbozando una sonrisa casi imperceptible, aunque por dentro se extasiaba. Para este momento ya era más que evidente que este joven no era una compañía común, y eso le intrigaba más que cualquier bebida en la barra. El elegante pirata levantó su copa de licor de melocotón y la acercó lentamente a sus labios, tomándose su tiempo para degustar cada nota frutal mientras consideraba su próxima jugada y terminaba de escuchar a su acompañante. Sabía que no podía precipitarse. Cada palabra, cada gesto, debía estar cuidadosamente calculado, como las primeras piezas movidas en un delicado tablero de shogi.
Mientras escuchaba a su acompañante hablar sobre su relación con el café, Mayura no pudo evitar soltar una risa ligera. — Ah, el café... — musitó, desenterrando melancólicamente el como le prohibían tomar café y le obligaban a tomar té durante sus años en casa, sin embargo siempre mantuvo su sonrisa, pues quería agradar al chico ya sea como futuro compañero o algo más, queria conocerlo mas a fondo. Sin embargo, lo que le llamó más la atención fue la manera en que el joven hablaba sobre sus enemigos, describiendo la caída de aquellos que enfrentaban su lanza como algo tan natural, tan mundano.
"Interesante", pensó. Este sujeto, que inicialmente parecía tan distante, resultaba ser alguien que disfrutaba el combate, que lo veía como una parte esencial de su existencia. — Mayura. — finalmente respondió, con una ligera inclinación de cabeza, aceptando el desafío implícito en el final de la frase de su acompañante. — Mayura Pavone, aunque he de admitir que el título que prefiero es "El Pavo Real del Océano". — Su sonrisa se amplió un poco más al pronunciar esas palabras, esperando ver la reacción que causaba su introducción. Sabía que era un nombre peculiar, uno que no olvidabas fácilmente, y eso era parte de su encanto.
El joven pirata lo había intrigado lo suficiente como para seguir la conversación, aunque por ahora lo hacía con cierta cautela. — Parece que ambos buscamos cosas diferentes en la noche, aunque he de decir que, a veces, la mejor compañía puede ser algo tan simple como el sonido de una botella vaciándose y la incertidumbre de qué sucederá después. — comentó mientras sus dedos jugaban con el borde de su copa. Con un aire despreocupado, Mayura miró al frente por un instante, como si la conversación fuera apenas una distracción en su noche, pero en realidad cada palabra estaba calculada, cada gesto medido. "Este joven podría ser alguien de valor... si sabe mantener el ritmo", pensó. Aún no sabía exactamente hacia dónde lo llevaría esta conversación, pero estaba claro que la noche estaba lejos de ser aburrida.
— Y dime, compañero…— continuó, su voz volviendo a ese tono suave y seductor que lo caracterizaba, alargando al igual que su acompañante había hecho, dejando notar que esperaba una presentación antes de que le respondiese. — ¿Qué tan hábil eres con esa gran arma? Alguien como tú parece más adecuado para el bullicio de una gran aventura, no para la quietud de una solitaria barra de madrugada. Tu compañía me hubiera caído como anillo al dedo en el bar anterior. — concluyó, su mirada fija en el joven, esperando ver qué secretos podría revelar.