Lobo Jackson
Moonwalker
15-10-2024, 01:15 PM
- Lo siento, amigo mío-gara. - Dijo el mink mientras veía cómo el hombre caía de espaldas, agarrándose el vientre con sorpresa y dolor. Tras sucumbir al impacto, su cuerpo inconsciente quedó en una pose ridícula sobre el suelo de su garita. Ahora, ¿qué podía hacer Lobo Jackson? ¿Cuál era el siguiente paso en su trama de infiltración?
Agarró su Den Den mushi y lo acercó hasta su morro. - Hey Hato-gara, estoy a punto de entrar-gara. Te dejaré vía libre-gara, creo que no tendrás problema en alcanzarme-gara. - Lo mejor era informar a su compañera, tal vez no se encontrara lejos de su posición. Con suerte podrían ir juntos a explorar el resto de la presa sin demasiados problemas, aunque era consciente del problema que tenía entre manos.
Observó al guarda y se le ocurrió una idea.
- ¿Te apetece acompañarme un rato-gara? Vamos, serás mi damisela en apuros-gara. - Y con su fuerza lupina, agarró al hombre cual princesa prometida para llevarlo a volandas escaleras abajo.
Su plan era el siguiente:
Comenzó a bajar las escaleras paso a paso con cierta dificultad, pues aquel hombre era corpulento y pesaba lo suyo, aunque nada que el mink no pudiera soportar. De todas formas, empezaba a hartarse de tener que cargar a cuestas con el tipo.
Alcanzó la planta inferior y dejó escapar un resoplido. ¿Era por agotamiento? ¿Acaso el cuerpo había resultado demasiado esfuerzo? No, era un resoplido nacido de la frustración. ¡Todo aquel tiempo desperdiciado incapaz de practicar sus poses y ensayar sus pasos de baile! ¡Inconcebible!
- ¿Sala de Descanso-gara? - Dijo al leer el letrero sobre una de las puertas metálicas. - Pues mira qué bien-gara. -
Abrió la puerta y atravesó el umbral, encontrándose con unas bellas vistas bastante imponentes. La zona era muy bonita, con la cascada artificial creada por la presa y el brillo del sol mañanero bañando parte de la terraza. Pero lo que captó su atención fueron las sillas que había alrededor, entre ellas una tumbona.
- ¡Perfecto-gara! -
Se acercó hasta la tumbona y colocó al guarda inconsciente sobre ella. Luego, arrastró el asiento con el guarda encima hasta una sombra más ensombrecida de la terraza, lejos de cualquier mirada curiosa que llegara hasta allí. A continuación, entrelazó los dedos de las manos del guarda entre sí, dejando sus manos apoyadas sobre su vientre. Por último, agarró la gorra de su uniforme y la colocó sobre su rostro.
Parecía que aquel hombre se estaba echando una buena siesta a plena mañana.
- La cobertura perfecta-gara. - Dijo el mink. - Aprovechemos el tiempo que nos queda-gara. -
Dejó al hombre reposando sobre la tumbona y salió, cerrando la puerta con cuidado tras de sí.
- ¿Qué hay tras la puerta número dos-gara? -
Abrió la puerta cuyo letrero decía "Instalaciones" y divisó al hombre que reposaba sobre la fregona, quien pronto comenzó a limpiar el pasillo de nuevo. Haciendo un moonwalk sobre el suelo limpio, pasó junto al de la limpieza y le dijo - Dale al mocho, bizcocho-gara. - Y continuó hasta alcanzar el resto de puertas.
- Uhm... ¿Qué camino escoger-gara? Pito, pito, gorgorito-gara... Al almacén. - Dijo con optimismo, decidido a abrir la puerta que llevaba al almacén e investigar qué había dentro. Más que nada porque el lobo poco entendía de ingeniería, y no tenía ganas de toparse con más personal de las instalaciones. A las malas entraría en combate, ¿pero y el sigilo? Disfrutaba mucho de aquella misión.
Agarró su Den Den mushi y lo acercó hasta su morro. - Hey Hato-gara, estoy a punto de entrar-gara. Te dejaré vía libre-gara, creo que no tendrás problema en alcanzarme-gara. - Lo mejor era informar a su compañera, tal vez no se encontrara lejos de su posición. Con suerte podrían ir juntos a explorar el resto de la presa sin demasiados problemas, aunque era consciente del problema que tenía entre manos.
Observó al guarda y se le ocurrió una idea.
- ¿Te apetece acompañarme un rato-gara? Vamos, serás mi damisela en apuros-gara. - Y con su fuerza lupina, agarró al hombre cual princesa prometida para llevarlo a volandas escaleras abajo.
Su plan era el siguiente:
- Dejar libre la garita del guarda para que Hato pudiera entrar sin que nadie se interpusiera en su camino.
- Utilizar al guarda inconsciente como excusa para pedir ayuda en caso de encontrarse por alguien durante el descenso de las escaleras.
Comenzó a bajar las escaleras paso a paso con cierta dificultad, pues aquel hombre era corpulento y pesaba lo suyo, aunque nada que el mink no pudiera soportar. De todas formas, empezaba a hartarse de tener que cargar a cuestas con el tipo.
Alcanzó la planta inferior y dejó escapar un resoplido. ¿Era por agotamiento? ¿Acaso el cuerpo había resultado demasiado esfuerzo? No, era un resoplido nacido de la frustración. ¡Todo aquel tiempo desperdiciado incapaz de practicar sus poses y ensayar sus pasos de baile! ¡Inconcebible!
- ¿Sala de Descanso-gara? - Dijo al leer el letrero sobre una de las puertas metálicas. - Pues mira qué bien-gara. -
Abrió la puerta y atravesó el umbral, encontrándose con unas bellas vistas bastante imponentes. La zona era muy bonita, con la cascada artificial creada por la presa y el brillo del sol mañanero bañando parte de la terraza. Pero lo que captó su atención fueron las sillas que había alrededor, entre ellas una tumbona.
- ¡Perfecto-gara! -
Se acercó hasta la tumbona y colocó al guarda inconsciente sobre ella. Luego, arrastró el asiento con el guarda encima hasta una sombra más ensombrecida de la terraza, lejos de cualquier mirada curiosa que llegara hasta allí. A continuación, entrelazó los dedos de las manos del guarda entre sí, dejando sus manos apoyadas sobre su vientre. Por último, agarró la gorra de su uniforme y la colocó sobre su rostro.
Parecía que aquel hombre se estaba echando una buena siesta a plena mañana.
- La cobertura perfecta-gara. - Dijo el mink. - Aprovechemos el tiempo que nos queda-gara. -
Dejó al hombre reposando sobre la tumbona y salió, cerrando la puerta con cuidado tras de sí.
- ¿Qué hay tras la puerta número dos-gara? -
Abrió la puerta cuyo letrero decía "Instalaciones" y divisó al hombre que reposaba sobre la fregona, quien pronto comenzó a limpiar el pasillo de nuevo. Haciendo un moonwalk sobre el suelo limpio, pasó junto al de la limpieza y le dijo - Dale al mocho, bizcocho-gara. - Y continuó hasta alcanzar el resto de puertas.
- Uhm... ¿Qué camino escoger-gara? Pito, pito, gorgorito-gara... Al almacén. - Dijo con optimismo, decidido a abrir la puerta que llevaba al almacén e investigar qué había dentro. Más que nada porque el lobo poco entendía de ingeniería, y no tenía ganas de toparse con más personal de las instalaciones. A las malas entraría en combate, ¿pero y el sigilo? Disfrutaba mucho de aquella misión.