Ahhh demonios... Otra vez esa basura asquerosa... No entienden el peligro que conlleva ir en contra de la madre naturaleza y siguen empeñados en comerse esas cosas diabólicas... Pensé para mi mismo mientras caía al agua y luego me quedaba sumergido unos segundos mientras llenaba mi estómago de agua. -No saben lo que hacen y mucho menos sopesan la "Maldición del mar", siempre estamos navegando de un lado para otro y se arriesgan a subir a un barco, a un trozo de madera, con la maldición de no poder nadar... De haberse convertido en unos parias ante el mar... Inadmisible-. Dije mientras me mantenía a unos dos metros de profundidad y siguiendo el barco.
Odiaba aquello en lo que los humanos se convertían al comerse esas aberraciones infectas, abandonan toda humanidad con tal de obtener poder y riquezas en lugar de hacerse más fuertes por sus propios medios o contando con la ayuda de la madre naturaleza. Muchos arriesgaban sus vidas simplemente por tratar de encontrar una de esas "Frutas" como ellos las nombran... Encapsulan tratos demoníacos contrarios a todo lo que la naturaleza creó en su día... Definitivamente es inadmisible. Bajo el agua sopesaba los pros y los contras de aquel mano a mano con Juuken, había demostrado no solo haberse comido una de esas cosas si no también parecía haber aprendido a utilizar el Haki. Aquí es donde me aparecían sentimientos encontrados, por un lado el pequeño pelinegro era como un hermano pequeño para mi y estaba muy orgulloso de todo lo que había conseguido, se había vuelto un tipo realmente duro de pelar y fuerte como el que más... Pero por otro lado... Que se hubiese comido una fruta del diablo chocaba contra todos mis principios morales.
Va siendo hora de volver a la carga. Pensé luego de haberme tomado un respiro y tener que reordenar mis pensamientos con respecto a Juuken. Volvía al barco sin una estrategia clara, nada más que el poder disponer de todos mis recursos contra él aunque por lo que había visto no iba a ser suficiente. Además, si era capaz de utilizar el Haki de armadura, también cabía la posibilidad de que fuese capaz de utilizar el Haki de visión, así que de nada me valdrían trucos como el de antes. -Bien, llegó la hora-. Dije preparándome para volver a la cubierta del barco, el puño ya me dolía algo menos aunque seguía algo resentido, el costado más de lo mismo, el dolor seguía ahí aunque gracias al agua del mar se me había calmado bastante.
Impulsándome fuertemente con la cola y las piernas, volví a cubierta saliendo prácticamente eyectado del mar. Allí me esperaba Juuken que había desenfundado sus dos armas. -Esto se pone interesante-. Dije afilando la mirada. Aquí ahora venían dos problemas bastante importantes, si esperaba su ofensiva no tendría manera de evitar que me destripase, si por contra yo lanzaba mi golpe, podría suceder exactamente la misma situación que minutos atrás. Estaba totalmente acorralado y sin demasiadas opciones, así que me limité a abrir espacio entre ambos mientras me iba desplazando lateralmente por la cubierta.
Odiaba aquello en lo que los humanos se convertían al comerse esas aberraciones infectas, abandonan toda humanidad con tal de obtener poder y riquezas en lugar de hacerse más fuertes por sus propios medios o contando con la ayuda de la madre naturaleza. Muchos arriesgaban sus vidas simplemente por tratar de encontrar una de esas "Frutas" como ellos las nombran... Encapsulan tratos demoníacos contrarios a todo lo que la naturaleza creó en su día... Definitivamente es inadmisible. Bajo el agua sopesaba los pros y los contras de aquel mano a mano con Juuken, había demostrado no solo haberse comido una de esas cosas si no también parecía haber aprendido a utilizar el Haki. Aquí es donde me aparecían sentimientos encontrados, por un lado el pequeño pelinegro era como un hermano pequeño para mi y estaba muy orgulloso de todo lo que había conseguido, se había vuelto un tipo realmente duro de pelar y fuerte como el que más... Pero por otro lado... Que se hubiese comido una fruta del diablo chocaba contra todos mis principios morales.
Va siendo hora de volver a la carga. Pensé luego de haberme tomado un respiro y tener que reordenar mis pensamientos con respecto a Juuken. Volvía al barco sin una estrategia clara, nada más que el poder disponer de todos mis recursos contra él aunque por lo que había visto no iba a ser suficiente. Además, si era capaz de utilizar el Haki de armadura, también cabía la posibilidad de que fuese capaz de utilizar el Haki de visión, así que de nada me valdrían trucos como el de antes. -Bien, llegó la hora-. Dije preparándome para volver a la cubierta del barco, el puño ya me dolía algo menos aunque seguía algo resentido, el costado más de lo mismo, el dolor seguía ahí aunque gracias al agua del mar se me había calmado bastante.
Impulsándome fuertemente con la cola y las piernas, volví a cubierta saliendo prácticamente eyectado del mar. Allí me esperaba Juuken que había desenfundado sus dos armas. -Esto se pone interesante-. Dije afilando la mirada. Aquí ahora venían dos problemas bastante importantes, si esperaba su ofensiva no tendría manera de evitar que me destripase, si por contra yo lanzaba mi golpe, podría suceder exactamente la misma situación que minutos atrás. Estaba totalmente acorralado y sin demasiadas opciones, así que me limité a abrir espacio entre ambos mientras me iba desplazando lateralmente por la cubierta.