Galhard
Gal
15-10-2024, 11:58 PM
Mientras Galhard flotaba en el agua, sintió que Asradi lo observaba con una intensidad que iba más allá de la simple curiosidad. La sirena, con esos ojos azules que reflejaban las olas, parecía tan ansiosa por saber más sobre Octojin que el propio Galhard se vio contagiado por esa sensación. Había conocido a Octojin, el gyojin tiburón, de forma breve pero inolvidable. Aunque no sabía detalles, intuía por la energía de Asradi que el vínculo que tenía con él era profundo y especial.
—Octojin... Sí, lo recuerdo, le conocí en el baratie en uno de mis días libres y ahora puedo asegurar que se trata de él —dijo, sonriendo mientras observaba cómo la sirena esperaba cada palabra —Es fuerte, reflexivo e impresionante, uno de esos tipos que captan la atención al instante. Seguro que él también tiene en mente todo lo que ha compartido contigo.—
Las palabras de Asradi resonaron en su mente: “Si le ves, dile que estoy bien.” Comprendía la importancia de un mensaje tan simple y, a la vez, tan cargado de significado. Sabía lo que era no poder dejar todo en claro con quienes importan, y al ver cómo la esperanza y la alegría iluminaban el rostro de la sirena, decidió que haría lo posible por cumplir su petición.
—Y, si hay algo más que quieras transmitirle, cuéntamelo y haré lo que pueda para decírselo. Creo que entiendo lo que Octojin significa para ti— dijo Galhard, intentando ser tan sincero como le era posible.
Luego, cuando Asradi le preguntó si había alguien en su vida que le importara de esa forma, Galhard se quedó en silencio por un momento, mirando al horizonte. Aunque sabía que era una pregunta sencilla, las respuestas no lo eran tanto. Sonrió, no porque fuera una pregunta incómoda, sino porque el mar se lo había llevado en muchas direcciones, pero no hacia alguien en particular.
—No hay nadie así, no por ahora. Aunque, bueno, la verdad es que no estoy cerrando las puertas —dijo, soltando una leve carcajada —He tenido la suerte de rodearme de buenos amigos, gente leal y con quienes me siento en casa. Creo que eso me basta por el momento.—
Dejó que la brisa marina acariciara su rostro y miró a Asradi con una expresión de complicidad. No necesitaba grandes romances para sentir que tenía un propósito, y se sentía afortunado de poder compartir esos momentos con ella, en paz y con la sensación de que el mundo, al menos en ese instante, estaba en equilibrio.
—Tal vez algún día algo más llegue a mi vida. Pero por ahora, estoy bien así —concluyó, dejándose llevar por la calma del mar y la compañía de alguien con quien podía ser completamente honesto.
—Octojin... Sí, lo recuerdo, le conocí en el baratie en uno de mis días libres y ahora puedo asegurar que se trata de él —dijo, sonriendo mientras observaba cómo la sirena esperaba cada palabra —Es fuerte, reflexivo e impresionante, uno de esos tipos que captan la atención al instante. Seguro que él también tiene en mente todo lo que ha compartido contigo.—
Las palabras de Asradi resonaron en su mente: “Si le ves, dile que estoy bien.” Comprendía la importancia de un mensaje tan simple y, a la vez, tan cargado de significado. Sabía lo que era no poder dejar todo en claro con quienes importan, y al ver cómo la esperanza y la alegría iluminaban el rostro de la sirena, decidió que haría lo posible por cumplir su petición.
—Y, si hay algo más que quieras transmitirle, cuéntamelo y haré lo que pueda para decírselo. Creo que entiendo lo que Octojin significa para ti— dijo Galhard, intentando ser tan sincero como le era posible.
Luego, cuando Asradi le preguntó si había alguien en su vida que le importara de esa forma, Galhard se quedó en silencio por un momento, mirando al horizonte. Aunque sabía que era una pregunta sencilla, las respuestas no lo eran tanto. Sonrió, no porque fuera una pregunta incómoda, sino porque el mar se lo había llevado en muchas direcciones, pero no hacia alguien en particular.
—No hay nadie así, no por ahora. Aunque, bueno, la verdad es que no estoy cerrando las puertas —dijo, soltando una leve carcajada —He tenido la suerte de rodearme de buenos amigos, gente leal y con quienes me siento en casa. Creo que eso me basta por el momento.—
Dejó que la brisa marina acariciara su rostro y miró a Asradi con una expresión de complicidad. No necesitaba grandes romances para sentir que tenía un propósito, y se sentía afortunado de poder compartir esos momentos con ella, en paz y con la sensación de que el mundo, al menos en ese instante, estaba en equilibrio.
—Tal vez algún día algo más llegue a mi vida. Pero por ahora, estoy bien así —concluyó, dejándose llevar por la calma del mar y la compañía de alguien con quien podía ser completamente honesto.