Nakai
Científico Loco
16-10-2024, 02:19 AM
Los días pasaron y aquellos sujetos abandonaron los espacios del enorme buque. Pronto llegaría gente de la marina a averiguar sobre el barco abandonado, notando los rastros de lucha y los daños provocados por algo.
-Los lugareños dicen que está embrujado. Un duende saboteó la nave, otros dicen que un gremlin lo hizo- dijo uno de los marines a su capitán, el cual tenía un casco con forma de hacha.
El capitán, grandulón y fornido, sólo observaba los daños.
-Reparen este lugar y regresemos a la base- dijo el capitán. Sus subordinados asintieron con la cabeza y se pusieron a reparar. Yo yacía en los espacios inferiores, observándolos con ayuda de mi fruta.
Pasaron horas reparando el buque, pasando piezas desde su otro barco y de las refaccionarias locales hacia el barco. Ya era de noche, cuando decidí volver a hacer de las mías. Corriendo y cubriéndome, metí tuercas entre engranes, colocando llaves entre las cadenas y cortando las bandas de los motores. El sonido y la intensa vibración de la maquinaria, antecedida al humo llamó la atención de todos los marinos, en especial del capitán.
-¿Revisaron bien que no hubiera polizontes?- gruñó el capitán. Todos asintieron con la cabeza.
Avanzando por tuberías y espacios diminutos, me dirigí a la zona de electricidad y bajé el fusible. Algunos marinos llegaron a la zona de carga eléctrica y comenzaron a revisar el transformador.
-Faltan los fusibles- dijo uno de los marinos- esto es imposible. Este lugar está embrujado.
-No me importa- dijo el capitán- trabajaremos toda la noche de ser necesario. Sin embargo, otra explosión en la zona de máquinas llamó la atención de los demás. Una vena se saltó de la cabeza del capitán.
Nuevamente regresé hacia la zona de carga y entré al transformador, cuando noté algo brillante detrás de mí. Ahí estaba el capitán con su casco de hacha. De un movimiento rápido de su espalda y cuello, el sujeto intentó atacarme, pero logré esquivarlo. Su casco se clavó profundamente en el transformador.
Rápidamente, salté a la caja de fusibles y coloqué de nuevo el fusible que había tomado. El tranformador dio un poderoso zumbido, chipas y arcos eléctricos sobre el cuerpo del capitán, para luego explotar.
Aquel enorme sujeto se estrelló contra la pared y cayó al suelo, con la piel ennegrecida, el cabello quemado y la ropa con flamas. El caso aún seguía pegado al transformador.
Me acerqué lentamente, cuando el capitán abrió los ojos.
-Un duende ¿eh?- dijo, poniéndose de pie lentamente. Apagó el fuego de su ropa.
Rápidamente corrí hacia mi escondite, bajando hacia los niveles inferiores. Bajé rápidamente, cuando aquel sujeto bajó de nuevo también a gran velocidad.
-!Un duende!- gritó el capitán, aún chamuscado y tras haber recuperado su casco de hacha.
Su tripulación lo miró, sorprendiéndose al mirarlo en ese estado.
Rápidamente, comencé a romper y jalar mangueras y cables, llevándolas a la caldera. Chorros de aceites inundaron la caldera y el alimentador de carbón estaba listo.
Subí de nuevo al camarote, usando grietas, zonas por donde podía pasar y pasadizos secretos por los que alguien de mi tamaño podía pasar. Alcancé la cabina y encendí el barco.
Una enorme explosión sacudió el buque, encendiéndose en llamas desde las partes inferiores. El agua comenzó a entrar por un boquete en el casco.
Corriendo, salí a toda velocidad hasta cubierta y salté a tierra. Huyendo entre la chatarra y la basura.
Varios de los marinos salieron en llamas, mientras otros auxiliaban y trataban de apagar el fuego. El casco de hacha del capitán salió volando y cayó sobre la chatarra.
No volvería a saber más de ese capitán, sellando el secreto de lo que vio, pero al menos ahora temerían al duende o gremlin de Goa.
-Los lugareños dicen que está embrujado. Un duende saboteó la nave, otros dicen que un gremlin lo hizo- dijo uno de los marines a su capitán, el cual tenía un casco con forma de hacha.
El capitán, grandulón y fornido, sólo observaba los daños.
-Reparen este lugar y regresemos a la base- dijo el capitán. Sus subordinados asintieron con la cabeza y se pusieron a reparar. Yo yacía en los espacios inferiores, observándolos con ayuda de mi fruta.
Pasaron horas reparando el buque, pasando piezas desde su otro barco y de las refaccionarias locales hacia el barco. Ya era de noche, cuando decidí volver a hacer de las mías. Corriendo y cubriéndome, metí tuercas entre engranes, colocando llaves entre las cadenas y cortando las bandas de los motores. El sonido y la intensa vibración de la maquinaria, antecedida al humo llamó la atención de todos los marinos, en especial del capitán.
-¿Revisaron bien que no hubiera polizontes?- gruñó el capitán. Todos asintieron con la cabeza.
Avanzando por tuberías y espacios diminutos, me dirigí a la zona de electricidad y bajé el fusible. Algunos marinos llegaron a la zona de carga eléctrica y comenzaron a revisar el transformador.
-Faltan los fusibles- dijo uno de los marinos- esto es imposible. Este lugar está embrujado.
-No me importa- dijo el capitán- trabajaremos toda la noche de ser necesario. Sin embargo, otra explosión en la zona de máquinas llamó la atención de los demás. Una vena se saltó de la cabeza del capitán.
Nuevamente regresé hacia la zona de carga y entré al transformador, cuando noté algo brillante detrás de mí. Ahí estaba el capitán con su casco de hacha. De un movimiento rápido de su espalda y cuello, el sujeto intentó atacarme, pero logré esquivarlo. Su casco se clavó profundamente en el transformador.
Rápidamente, salté a la caja de fusibles y coloqué de nuevo el fusible que había tomado. El tranformador dio un poderoso zumbido, chipas y arcos eléctricos sobre el cuerpo del capitán, para luego explotar.
Aquel enorme sujeto se estrelló contra la pared y cayó al suelo, con la piel ennegrecida, el cabello quemado y la ropa con flamas. El caso aún seguía pegado al transformador.
Me acerqué lentamente, cuando el capitán abrió los ojos.
-Un duende ¿eh?- dijo, poniéndose de pie lentamente. Apagó el fuego de su ropa.
Rápidamente corrí hacia mi escondite, bajando hacia los niveles inferiores. Bajé rápidamente, cuando aquel sujeto bajó de nuevo también a gran velocidad.
-!Un duende!- gritó el capitán, aún chamuscado y tras haber recuperado su casco de hacha.
Su tripulación lo miró, sorprendiéndose al mirarlo en ese estado.
Rápidamente, comencé a romper y jalar mangueras y cables, llevándolas a la caldera. Chorros de aceites inundaron la caldera y el alimentador de carbón estaba listo.
Subí de nuevo al camarote, usando grietas, zonas por donde podía pasar y pasadizos secretos por los que alguien de mi tamaño podía pasar. Alcancé la cabina y encendí el barco.
Una enorme explosión sacudió el buque, encendiéndose en llamas desde las partes inferiores. El agua comenzó a entrar por un boquete en el casco.
Corriendo, salí a toda velocidad hasta cubierta y salté a tierra. Huyendo entre la chatarra y la basura.
Varios de los marinos salieron en llamas, mientras otros auxiliaban y trataban de apagar el fuego. El casco de hacha del capitán salió volando y cayó sobre la chatarra.
No volvería a saber más de ese capitán, sellando el secreto de lo que vio, pero al menos ahora temerían al duende o gremlin de Goa.