Silver
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16-10-2024, 02:34 AM
Pueblo de Rostock, Isla Kilombo
Día 42 de Verano del año 724
Día 42 de Verano del año 724
El sol de la tarde bañaba el puerto de Rostock con una luz dorada, mientras el Vela de Plata, barco de un recién llegado, atracaba lentamente en el muelle de madera. Desde la cubierta, la figura imponente del conde dominaba la vista de los locales, quienes, aunque acostumbrados a los forasteros, no podían evitar dirigir miradas curiosas hacia el recién llegado. Derian, con su andar firme y su capa ondeando suavemente con la brisa marina, observaba el bullicio del puerto, que vibraba con la actividad de los pescadores, comerciantes y marineros.
El aire estaba cargado con el aroma a pescado fresco, sal y humo de tabaco. Los gritos de los mercaderes, regateando precios por frutas, aceite y madera, se mezclaban con el crujido de los barcos y las risas distantes que provenían de las tabernas. Un escenario típico en una isla de tránsito del East Blue, pero el conde sabía que detrás de esa calma aparente siempre se escondían oportunidades para aquellos que supieran ver más allá.
Kilombo, hogar de la Base de la Marina G-23, estaba bajo el control de la Marina, pero eso no significaba que el orden fuera absoluto. Los soldados patrullaban las calles bajo el mando de su sargento, pero siempre había grietas por las que se filtraban las sombras. Y era allí donde Lord Markov, recién llegado y con ambiciones claras, esperaba hacerse un nombre. Para lograrlo, necesitaba conocer el terreno y entender las fuerzas que movían los hilos de aquel puerto pacífico en apariencia.
Los pasos firmes del forastero resonaban en las tablas del muelle. A su izquierda, hombres descargaban cajas de pescado, mientras a su derecha, un par de soldados vigilaban la entrada. Sin embargo, lo que captó su atención fue un pequeño grupo de lugareños cerca de una taberna, susurrando con urgencia.
Uno de ellos, un pescador de mediana edad, gesticulaba nervioso hacia la costa. Derian, gracias a su oído agudo, captó fragmentos de la conversación.
—...dicen que los contrabandistas están tramando algo... si la Marina lo descubre, todo se vendrá abajo... —murmuró el hombre, visiblemente inquieto.
El rumor despertó el interés del conde. Quizá estos contrabandistas, operando al margen de la ley, serían la puerta que necesitaba para comenzar a ganar terreno en la isla. El caos que pudieran causar, o incluso su desaparición, podría abrirle nuevas oportunidades. Sin embargo, sabía que precipitarse sería un error. Antes de actuar, debía obtener más información. ¿Quiénes eran estos contrabandistas? ¿Qué estaban tramando? Y, lo más importante, ¿cómo podía aprovechar la situación en su beneficio?
El sol comenzaba a descender en el horizonte, tiñendo el cielo con tonos dorados y anaranjados. La noche prometía traer consigo tanto oportunidades como peligros.