Asradi
Völva
16-10-2024, 12:17 PM
Hubo un alivio inmediato en la sirena cuando Galhard le dijo que, efectivamente, lo había conocido en el Baratie. Había escuchado de ese lugar, aunque todavía no se había animado a asomarse por allí. Y eso que era uno de los barcos-restaurantes más famosos de la zona, según tenía entendido. Pero eso no era lo que le importaba ahora, sino saber que él estaba bien. Asradi negó suavemente con la cabeza cuando el pelicastaño se ofreció a transmitirle más cosas si ella lo deseaba.
— No, está bien así. Él lo entenderá. — Sabía que lo haría. Además, que cualquier otra cosa que pudiese querer decirle, prefería hacerlo en persona cuando se volviesen a ver. Anhelaba ese encuentro como una rápida corriente marina.
Por otro lado, tampoco quería molestar a Galhard con algo, quizás, tan incómodo como eso, así que también había decidido cambiar de tema. Quizás a algo tampoco menos incómodo, pero tenía curiosidad. Y también lo hacía un poco por picar al marine. Ese hombre le caía bien, se había ganado parte de su confianza rápidamente con su carácter y su buen estar. Sentía que tenía la cabeza bastante bien amueblada con respecto a otros humanos que había conocido. Aunque fuese de la Marina y, por ende, un potencial peligro para ella de darse ciertas circunstancias.
— Gracias por todo, Galhard. — Sí le agradeció de manera sincera, y con una ligera sonrisa de la misma índole.
Fue ella quien, ahora, se dispuso a escucharle. Por otro lado, también permanecía cerca de él para que la corriente no lo arrastrase demasiado. Como una forma de cuidarle, por así decirlo. Se le escapó una risa muy breve en consonancia con la carcajada de Galhard.
— Nunca se deben cerrar las puertas, pero tampoco es bueno obsesionarse. — Asintió de manera sutil. Mientras, continuaba flotando al lado del marine, con movimientos fluidos y continuos de su aleta caudal. Algunos pececillos nadaban un poco más por debajo de ellos, ajenos a la conversación que estaban manteniendo. — Pero te entiendo, y yo también estoy empezando a hacer eso. He encontrado buena gente. Y nos cuidamos mutuamente.
Se le notaba en la expresión cuando pensaba en ellos, sobre todo en Airgid, Ubben y Ragnheidr. Como que se le iluminaba un tanto el rostro. Eran peculiares y todos chocaban un poco en carácter entre todos. Pero les estaba cogiendo mucho cariño. Asintió quedamente a las últimas palabras de Galhard. Estaba de acuerdo con él. Todo iba bien, solo había que dejarse llevar y no nadar contra corriente en algunas ocasiones.
— De momento, disfrutemos del día a día. Y, por ahora, se está muy bien aquí. — Con el arrullo del mar y la quietud por el momento. — Tarde o temprano tendremos que volver a ese desmadre de fiesta.
Y, la verdad, es que no estaba saliendo todo tan mal.
— No, está bien así. Él lo entenderá. — Sabía que lo haría. Además, que cualquier otra cosa que pudiese querer decirle, prefería hacerlo en persona cuando se volviesen a ver. Anhelaba ese encuentro como una rápida corriente marina.
Por otro lado, tampoco quería molestar a Galhard con algo, quizás, tan incómodo como eso, así que también había decidido cambiar de tema. Quizás a algo tampoco menos incómodo, pero tenía curiosidad. Y también lo hacía un poco por picar al marine. Ese hombre le caía bien, se había ganado parte de su confianza rápidamente con su carácter y su buen estar. Sentía que tenía la cabeza bastante bien amueblada con respecto a otros humanos que había conocido. Aunque fuese de la Marina y, por ende, un potencial peligro para ella de darse ciertas circunstancias.
— Gracias por todo, Galhard. — Sí le agradeció de manera sincera, y con una ligera sonrisa de la misma índole.
Fue ella quien, ahora, se dispuso a escucharle. Por otro lado, también permanecía cerca de él para que la corriente no lo arrastrase demasiado. Como una forma de cuidarle, por así decirlo. Se le escapó una risa muy breve en consonancia con la carcajada de Galhard.
— Nunca se deben cerrar las puertas, pero tampoco es bueno obsesionarse. — Asintió de manera sutil. Mientras, continuaba flotando al lado del marine, con movimientos fluidos y continuos de su aleta caudal. Algunos pececillos nadaban un poco más por debajo de ellos, ajenos a la conversación que estaban manteniendo. — Pero te entiendo, y yo también estoy empezando a hacer eso. He encontrado buena gente. Y nos cuidamos mutuamente.
Se le notaba en la expresión cuando pensaba en ellos, sobre todo en Airgid, Ubben y Ragnheidr. Como que se le iluminaba un tanto el rostro. Eran peculiares y todos chocaban un poco en carácter entre todos. Pero les estaba cogiendo mucho cariño. Asintió quedamente a las últimas palabras de Galhard. Estaba de acuerdo con él. Todo iba bien, solo había que dejarse llevar y no nadar contra corriente en algunas ocasiones.
— De momento, disfrutemos del día a día. Y, por ahora, se está muy bien aquí. — Con el arrullo del mar y la quietud por el momento. — Tarde o temprano tendremos que volver a ese desmadre de fiesta.
Y, la verdad, es que no estaba saliendo todo tan mal.