Panda estaba buscando un nuevo negocio, después de que aquella búsqueda del tesoro no le había salido del todo bien como el pretendía, cuando en eso encuentra un anuncio que lo cautivo. Se necesita a un experto en seguridad para intentar escapar de la cárcel de la isla de Rostock y que mejor que un panda que podía oxidar superficies para escapar de un lugar, era el encargo perfecto para el, además nadie sospecharía de un pirata pandita recién iniciado y poco conocido. Obvio la idea de ayudar a un sargento mucho no le llamaba la atención pero el encargo sonaba divertido y trabajo es trabajo después de todo.
Sin dudarlo mucho, el panda se subió a su tartana y se dio a la mar, con las habilidades de navegación que aprendió de su compañero Muzen y no tardaría mucho en llegar a la isla kilombo, más precisamente al Faro de Rostock, donde aguardaría impaciente a las instrucciones para su infiltración y por supuesto escape.
Pero este panda ya no era un miedoso como antes, la quemadura en su pecho que ahora tapaba su marca de esclavo lo había convertido en un panda valeroso y libre, capaz de decidir por su propia cuenta y sin depender de su tripulación para todo, aunque seguía siendo muy fiel a ellos. Como siempre, panda llevaría cantidades descomunales de bambu fresco de caña, algunos ungüentos básicos, antidotos, una ropa simple y por su puesto un botiquin por si se la veía fea en combate.
-Buenas, soy Panda, me interesa el encargo, tengo habilidades de oxidacion que son muy utiles para escapar de lugares, de seguro podre con el encargo.- Dijo Panda con seguridad.
Sin dudarlo mucho, el panda se subió a su tartana y se dio a la mar, con las habilidades de navegación que aprendió de su compañero Muzen y no tardaría mucho en llegar a la isla kilombo, más precisamente al Faro de Rostock, donde aguardaría impaciente a las instrucciones para su infiltración y por supuesto escape.
Pero este panda ya no era un miedoso como antes, la quemadura en su pecho que ahora tapaba su marca de esclavo lo había convertido en un panda valeroso y libre, capaz de decidir por su propia cuenta y sin depender de su tripulación para todo, aunque seguía siendo muy fiel a ellos. Como siempre, panda llevaría cantidades descomunales de bambu fresco de caña, algunos ungüentos básicos, antidotos, una ropa simple y por su puesto un botiquin por si se la veía fea en combate.
-Buenas, soy Panda, me interesa el encargo, tengo habilidades de oxidacion que son muy utiles para escapar de lugares, de seguro podre con el encargo.- Dijo Panda con seguridad.