Lance Turner
Shirogami
16-10-2024, 11:43 PM
El ambiente en la taberna se sentía cargado, como si la tensión de los últimos minutos hubiera impregnado cada rincón. Mientras Juuken bajaba su arma y el joven de cabello verde tosía sangre, no pude evitar dejar escapar un suspiro. Lo había detenido justo a tiempo, pero sabía que a Juuken le costaba frenarse en situaciones como estas, por lo que debía mostrarse confuso. Lo miré por unos segundos, y no me hizo falta más para ver la confusión que había en sus ojos. Decidí dejarle unos segundos a solas para que respirase y poco a poco se enfriase, había que dejar que las cosas siguiesen su curso.
- Buen trabajo, Nagaki. - Comenté, cuando la dueña le habló sobre llevarse al chico. Me quedé viendo cómo la gyojin se lo llevaba, presionando la herida para que no empeorara. Era de reconocer cómo mantenía la calma en situaciones así, pese a haberme parecido tan inocente antes. La despedida que nos dedicó, con una sonrisa y reverencia, me arrancó una ligera sonrisa de vuelta.
- Ha sido un placer, Nagaki. Espero que volvamos a vernos. - Le contesté rápidamente para dejar un buen sabor de boca a aquella despedida tan abrupta. - Pero menudo día más movido para conocernos. - Pensé mientras la miraba salir del local con el prisionero.
El ruido de las mesas y las conversaciones regresaron a su ritmo habitual, como si el caos de hace unos minutos no hubiera existido. Juuken, aparentemente algo afectado aún, se sentó a la mesa y me ofreció la bebida que había dejado casi intacta. La tomé, más por costumbre que por verdadera sed, y me dejé caer en la silla, estirando un poco los hombros. Mientras bebía, sus palabras llegaron a mis oídos.
- ¿Por qué los marine son enemigos de los piratas? Nagaki parecía muy agradable, y ha resultado ser marine. No le veo sentido. - Me dijo con claro gesto de confusión.
Esbocé una sonrisa, sintiendo una mezcla de cariño y gracia por aquella cuestión, sin embargo, no me sorprendía la pregunta, ya que Juuken estaba prácticamente conociendo el mundo todavía. Aún tenía mucho que aprender, sobre todo acerca del mundo. No era una respuesta sencilla, y tampoco era momento de explicarle todo lo que los marines y los piratas representaban en el gran esquema de las cosas. Pero no iba a dejarle sin respuesta.
- No es tan simple como buenos y malos, en este mundo existen piratas malvados, que saquean y arrasan con todo lo que ven. - Dije antes de dar un trago largo a la bebida y proseguir. - Y también hay marines que entregan sus vidas por salvar a cualquiera que está en peligro. - Le respondí, dejando que pensara en ello por un momento. - Las personas son buenas y malas, egoístas y generosos, héroes y villanos... el uniforme sólo carga con los prejuicios que tiene la gente en base a lo que han vivido ellos o sus cercanos.
Al poco tiempo, Juuken se levantó de golpe acordándose de Shiro, sabiendo su situación. Lo observé mientras salía disparado hacia la calle, sacudiendo la cabeza ligeramente con una sonrisa de oreja a oreja. Tras esto, me quedé unos segundos más en la mesa, observando el local. Las cosas estaban volviendo a su cauce, pero la sensación de que habíamos hecho algo bien, aunque pequeño, se mantenía en el aire. Terminé la bebida de un solo trago y me levanté despacio, estirando los brazos mientras me dirigía hacia la puerta
- Buen trabajo, Nagaki. - Comenté, cuando la dueña le habló sobre llevarse al chico. Me quedé viendo cómo la gyojin se lo llevaba, presionando la herida para que no empeorara. Era de reconocer cómo mantenía la calma en situaciones así, pese a haberme parecido tan inocente antes. La despedida que nos dedicó, con una sonrisa y reverencia, me arrancó una ligera sonrisa de vuelta.
- Ha sido un placer, Nagaki. Espero que volvamos a vernos. - Le contesté rápidamente para dejar un buen sabor de boca a aquella despedida tan abrupta. - Pero menudo día más movido para conocernos. - Pensé mientras la miraba salir del local con el prisionero.
El ruido de las mesas y las conversaciones regresaron a su ritmo habitual, como si el caos de hace unos minutos no hubiera existido. Juuken, aparentemente algo afectado aún, se sentó a la mesa y me ofreció la bebida que había dejado casi intacta. La tomé, más por costumbre que por verdadera sed, y me dejé caer en la silla, estirando un poco los hombros. Mientras bebía, sus palabras llegaron a mis oídos.
- ¿Por qué los marine son enemigos de los piratas? Nagaki parecía muy agradable, y ha resultado ser marine. No le veo sentido. - Me dijo con claro gesto de confusión.
Esbocé una sonrisa, sintiendo una mezcla de cariño y gracia por aquella cuestión, sin embargo, no me sorprendía la pregunta, ya que Juuken estaba prácticamente conociendo el mundo todavía. Aún tenía mucho que aprender, sobre todo acerca del mundo. No era una respuesta sencilla, y tampoco era momento de explicarle todo lo que los marines y los piratas representaban en el gran esquema de las cosas. Pero no iba a dejarle sin respuesta.
- No es tan simple como buenos y malos, en este mundo existen piratas malvados, que saquean y arrasan con todo lo que ven. - Dije antes de dar un trago largo a la bebida y proseguir. - Y también hay marines que entregan sus vidas por salvar a cualquiera que está en peligro. - Le respondí, dejando que pensara en ello por un momento. - Las personas son buenas y malas, egoístas y generosos, héroes y villanos... el uniforme sólo carga con los prejuicios que tiene la gente en base a lo que han vivido ellos o sus cercanos.
Al poco tiempo, Juuken se levantó de golpe acordándose de Shiro, sabiendo su situación. Lo observé mientras salía disparado hacia la calle, sacudiendo la cabeza ligeramente con una sonrisa de oreja a oreja. Tras esto, me quedé unos segundos más en la mesa, observando el local. Las cosas estaban volviendo a su cauce, pero la sensación de que habíamos hecho algo bien, aunque pequeño, se mantenía en el aire. Terminé la bebida de un solo trago y me levanté despacio, estirando los brazos mientras me dirigía hacia la puerta