Drake Longspan
[...]
17-10-2024, 02:20 AM
(Última modificación: 18-10-2024, 03:00 AM por Drake Longspan.)
Cuando la chica finalmente se giró hacia él, con esa sonrisa traviesa y su guiño, tras aquella explosión de fuegos artificiales, algo en el chico de brazos largos cambió. Ya no era solo curiosidad. Había algo más que empezaba a tomar forma dentro de él. Algo que, a pesar de lo que ella pudiera pensar, no tenía nada que ver con verla como alguien indefensa o necesitada de protección. Tampoco era la voluntad de una emperatriz. No.
Lo que veía en ella era a alguien fuerte, alguien libre, pero también alguien que, en lo más profundo, compartía algo con él: la necesidad de ser vista, de ser entendida, más allá de las apariencias, más allá de los estallidos de caos o locura.
Drake Longspan sonrió de manera sutil y pícara.
— Me parece perfecto, porque nunca he sido de los que buscan seguridad.
Con una suavidad sorprendente para alguien de su tamaño, levantó una mano hacia el rostro de Jun Gunslinger, apenas rozando su mejilla, sus dedos acariciando su piel pálida como la nieve de Drum como si estuviera explorando un terreno desconocido pero cautivador. La tensión en el aire creció por un instante, pero Drake no tenía intención de retirarse. De hecho, en ese momento no había duda en su mente.
— Pero si vas a brillar en medio de la tormenta, quiero estar ahí para verlo.
De repente, y sin mucho aviso, el chico se inclinó ligeramente hacia adelante, acercándose a ella. La altura entre ellos era desproporcionada, pero eso no le importó, le había tocado convivir con ello durante toda su vida. Sus ojos carmesí se encontraron con los de Jun Gunslinger, ahora fijos en ella, con una intensidad que hasta ese momento no había mostrado del todo.
Y sin más, se inclinó lo suficiente para su rostro en el aire, apenas a unos centímetros de los dientes de aquella Hafugyo, como si el gesto fuera una promesa que no necesitaba ser cumplida en ese momento. Solo una provocación, una señal de que había algo más entre ellos, algo que no se podía explicar con palabras.
Dejó que la pausa se alargara solo lo justo antes de lanzar la siguiente provocación, una que sabía que despertaría su curiosidad aún más.
— Por cierto... dijiste que nos volveríamos a encontrar — murmuró, con un toque de diversión en su tono — Pero antes de que eso pase, creo que me debes algo. No es justo que solo yo esté siendo tan transparente aquí. Dime dónde puedo encontrarte de nuevo. Porque el mar es lo suficientemente grande para esconderte de mí.
Drake Longspan se quedó en pie, esperando su respuesta, sabiendo que la chispa de aquella ladrona solo había empezado a arder.
Lo que veía en ella era a alguien fuerte, alguien libre, pero también alguien que, en lo más profundo, compartía algo con él: la necesidad de ser vista, de ser entendida, más allá de las apariencias, más allá de los estallidos de caos o locura.
Drake Longspan sonrió de manera sutil y pícara.
— Me parece perfecto, porque nunca he sido de los que buscan seguridad.
Con una suavidad sorprendente para alguien de su tamaño, levantó una mano hacia el rostro de Jun Gunslinger, apenas rozando su mejilla, sus dedos acariciando su piel pálida como la nieve de Drum como si estuviera explorando un terreno desconocido pero cautivador. La tensión en el aire creció por un instante, pero Drake no tenía intención de retirarse. De hecho, en ese momento no había duda en su mente.
— Pero si vas a brillar en medio de la tormenta, quiero estar ahí para verlo.
De repente, y sin mucho aviso, el chico se inclinó ligeramente hacia adelante, acercándose a ella. La altura entre ellos era desproporcionada, pero eso no le importó, le había tocado convivir con ello durante toda su vida. Sus ojos carmesí se encontraron con los de Jun Gunslinger, ahora fijos en ella, con una intensidad que hasta ese momento no había mostrado del todo.
Y sin más, se inclinó lo suficiente para su rostro en el aire, apenas a unos centímetros de los dientes de aquella Hafugyo, como si el gesto fuera una promesa que no necesitaba ser cumplida en ese momento. Solo una provocación, una señal de que había algo más entre ellos, algo que no se podía explicar con palabras.
Dejó que la pausa se alargara solo lo justo antes de lanzar la siguiente provocación, una que sabía que despertaría su curiosidad aún más.
— Por cierto... dijiste que nos volveríamos a encontrar — murmuró, con un toque de diversión en su tono — Pero antes de que eso pase, creo que me debes algo. No es justo que solo yo esté siendo tan transparente aquí. Dime dónde puedo encontrarte de nuevo. Porque el mar es lo suficientemente grande para esconderte de mí.
Drake Longspan se quedó en pie, esperando su respuesta, sabiendo que la chispa de aquella ladrona solo había empezado a arder.