Mayura Pavone
El Pavo Real del Oceano
17-10-2024, 05:35 AM
Mayura no pudo evitar alzar una ceja cuando escuchó la osada respuesta de Alpha. La provocativa pregunta, formulada con tal seguridad y compostura, no lo sorprendió en absoluto, pero sí despertó su curiosidad. Era claro que Alpha sabía exactamente lo que hacía al lanzar ese dardo verbal. Y como era de esperar, el Pavo Real del Océano no dejaría pasar esa oportunidad para jugar también.
El histriónico pirata sonrió de lado, dejando que el silencio llenara el espacio entre ellos por unos instantes antes de responder. Se inclinó hacia adelante, acercándose solo lo suficiente para que su voz, suave y seductora, resonara más claramente entre ambos. — ¿Reclamarme? — repitió con un brillo en sus ojos y un tono juguetón, casi burlón. — Querido Alpha, no soy el tipo de hombre que se deja poseer tan fácilmente. — Una pausa breve, pero intencional. — Pero... — continuó, su mirada ahora más penetrante, buscando los ojos de Alpha. — Si lo intentaras, harías que todo fuera mucho más interesante. — Finalizó, devolviéndole el desafío, aunque con su toque característico de misterio y encanto.
Alpha, sin duda parecía ser un hombre que valoraba la honestidad, y aunque ambos piratas compartían ese defecto que les imposibilitaba mentir, la diferencia estaba en cómo lo abordaban. Mayura sonreía ante la simple admisión de su acompañante de que no era un buen mentiroso. En un mundo donde la mentira era una moneda corriente, aquellos que no la manejaban bien tenían que valerse de otros medios para sobrevivir, y Alpha, aparentemente lo hacía con su cruda franqueza y con su lanza. Mientras que el pavo real del océano simplemente no mentía porque lo encontraba innecesario, se deleitaba con jugar con las palabras y lanzar las verdades disfrazadas.
Cuando Alpha negó el comentario sobre su "pureza", Mayura notó el cambio en su semblante. Vio el destello fugaz de recuerdos que seguramente pasaron por su mente, un rastro de sombras que todo pirata llevaba consigo. "Ah, el peso de la sangre en las manos" pensó, reconociendo la carga que él mismo comprendía a su manera. Pero, como siempre, supo cómo moverse entre las aguas turbulentas de la conversación, y en lugar de insistir en el tema, optó por mantener la ligereza del momento.
— Las trampas tienen lo suyo, sí. — admitió Mayura con una ligera sonrisa disfrutando de haber sido correspondido al brindis.
El silencio que siguió fue breve, pero cargado de pensamientos. Observó cómo Alpha parecía meditar sobre algo, y eso solo aumentó su interés. Era obvio que su joven acompañante tenía algo en mente, y Mayura, aún curioso y emocionado por el chiste de reclamarlo como suyo, prefirió quedarse tranquilo y dejar que su acompañante diera el primer paso cuando terminara con su análisis introspectivo.
La pregunta de Alpha llegó finalmente, rompiendo la pausa en la conversación, y Mayura no pudo evitar sonreír ante la invitación. — ¿Dónde pasar la noche? — repitió con más entusiasmo del que se le suele ver comúnmente. — Bueno, para serte sincero, no tengo planes concretos. — respondió con un encogimiento de hombros, su tono ahora despreocupado con un toque de intriga. — Me agradas. Acepto tu invitación. —añadió el pirata con una sonrisa juguetona antes de volverse más serio, detectando el cambio en el tono de Alpha, sabiendo que no era lo que esperaba, pero si lo habían invitado de esta forma pues debía seguir aparentando que no se trataba de algo importante y solo de más planes de puro ocio. — Me gusta cuando una conversación toma un giro inesperado. Estoy seguro de que lo que tienes para mi requerirá el cien por ciento de mi atención por lo que la comida y el licor no serán necesarios. — susurró con interés, su voz volviendo a ese tono cautivador que usaba cuando quería profundizar en algo que realmente despertaba su curiosidad.
Mientras se preparaba para dejar la taberna tomándose el restante de su copa de licor, Mayura no pudo evitar sentir una emoción latente. Había algo en Alpha, algo en esa seriedad mezclada con su capacidad para disfrutar el momento, que lo mantenía intrigado. Sabía que su camino como pirata estaba lleno de incertidumbre, pero por ahora, estaba más que dispuesto a seguir explorando la naturaleza de este nuevo compañero que acababa de conocer, siempre con la mente afilada y el corazón preparado para cualquier cosa que la noche les pudiera deparar. ¿Quién sabe, quizás esta noche se convertiría en el botín que alguien reclamaría? ¿O, simplemente terminaría defendiendo su vida en otro callejón a oscuras?
El histriónico pirata sonrió de lado, dejando que el silencio llenara el espacio entre ellos por unos instantes antes de responder. Se inclinó hacia adelante, acercándose solo lo suficiente para que su voz, suave y seductora, resonara más claramente entre ambos. — ¿Reclamarme? — repitió con un brillo en sus ojos y un tono juguetón, casi burlón. — Querido Alpha, no soy el tipo de hombre que se deja poseer tan fácilmente. — Una pausa breve, pero intencional. — Pero... — continuó, su mirada ahora más penetrante, buscando los ojos de Alpha. — Si lo intentaras, harías que todo fuera mucho más interesante. — Finalizó, devolviéndole el desafío, aunque con su toque característico de misterio y encanto.
Alpha, sin duda parecía ser un hombre que valoraba la honestidad, y aunque ambos piratas compartían ese defecto que les imposibilitaba mentir, la diferencia estaba en cómo lo abordaban. Mayura sonreía ante la simple admisión de su acompañante de que no era un buen mentiroso. En un mundo donde la mentira era una moneda corriente, aquellos que no la manejaban bien tenían que valerse de otros medios para sobrevivir, y Alpha, aparentemente lo hacía con su cruda franqueza y con su lanza. Mientras que el pavo real del océano simplemente no mentía porque lo encontraba innecesario, se deleitaba con jugar con las palabras y lanzar las verdades disfrazadas.
Cuando Alpha negó el comentario sobre su "pureza", Mayura notó el cambio en su semblante. Vio el destello fugaz de recuerdos que seguramente pasaron por su mente, un rastro de sombras que todo pirata llevaba consigo. "Ah, el peso de la sangre en las manos" pensó, reconociendo la carga que él mismo comprendía a su manera. Pero, como siempre, supo cómo moverse entre las aguas turbulentas de la conversación, y en lugar de insistir en el tema, optó por mantener la ligereza del momento.
— Las trampas tienen lo suyo, sí. — admitió Mayura con una ligera sonrisa disfrutando de haber sido correspondido al brindis.
El silencio que siguió fue breve, pero cargado de pensamientos. Observó cómo Alpha parecía meditar sobre algo, y eso solo aumentó su interés. Era obvio que su joven acompañante tenía algo en mente, y Mayura, aún curioso y emocionado por el chiste de reclamarlo como suyo, prefirió quedarse tranquilo y dejar que su acompañante diera el primer paso cuando terminara con su análisis introspectivo.
La pregunta de Alpha llegó finalmente, rompiendo la pausa en la conversación, y Mayura no pudo evitar sonreír ante la invitación. — ¿Dónde pasar la noche? — repitió con más entusiasmo del que se le suele ver comúnmente. — Bueno, para serte sincero, no tengo planes concretos. — respondió con un encogimiento de hombros, su tono ahora despreocupado con un toque de intriga. — Me agradas. Acepto tu invitación. —añadió el pirata con una sonrisa juguetona antes de volverse más serio, detectando el cambio en el tono de Alpha, sabiendo que no era lo que esperaba, pero si lo habían invitado de esta forma pues debía seguir aparentando que no se trataba de algo importante y solo de más planes de puro ocio. — Me gusta cuando una conversación toma un giro inesperado. Estoy seguro de que lo que tienes para mi requerirá el cien por ciento de mi atención por lo que la comida y el licor no serán necesarios. — susurró con interés, su voz volviendo a ese tono cautivador que usaba cuando quería profundizar en algo que realmente despertaba su curiosidad.
Mientras se preparaba para dejar la taberna tomándose el restante de su copa de licor, Mayura no pudo evitar sentir una emoción latente. Había algo en Alpha, algo en esa seriedad mezclada con su capacidad para disfrutar el momento, que lo mantenía intrigado. Sabía que su camino como pirata estaba lleno de incertidumbre, pero por ahora, estaba más que dispuesto a seguir explorando la naturaleza de este nuevo compañero que acababa de conocer, siempre con la mente afilada y el corazón preparado para cualquier cosa que la noche les pudiera deparar. ¿Quién sabe, quizás esta noche se convertiría en el botín que alguien reclamaría? ¿O, simplemente terminaría defendiendo su vida en otro callejón a oscuras?