Asradi
Völva
17-10-2024, 08:32 PM
Bueno, Lemon tenía razón. Lo suyo es que si iba a tener un apodo, un sobrenombre como el que él le había puesto a ella, fuese Asradi o cualquier otro el que se lo otorgase al llamativo revolucionario. Y, por ahora, parecía que sería a ella quien le tocase ese honor. O ese marrón. Dependía un poco de la vista de cada uno, claro. A decir verdad, la sirena no era nada buena con ese tipo de cosas. Así que le miró de arriba a abajo y solo se le ocurrió lo más obvio. Quizás casi tan obvio como el que Lemon le había puesto a ella.
— Caretas. Creo que va contigo. — Aunque también tenía unos ojos llamativos. Podría haberle dicho Ojos Bonitos, pero... No, Caretas era mejor. Y, ahora que lo pensaba, ¿tendría más máscaras que esa? A lo mejor era alguna especie de cómico encubierto y todavía no lo sabían. Fuese como fuese, decidió que ella le llamaría así.
Caretas, o Lemon para los amigos, expresó su incredulidad inicial cuando ella le comentó sobre que podría haberse comido, y con toda seguridad, una Fruta del Diablo. A ver, no le culpaba. No todos las conocían, no todos habían visto alguna. De hecho, se decía que eran bastante raras. Hasta que algo pareció haber hecho clic en el cerebro del mayor y su expresión cambió de golpe a una más preocupada, casi desesperada. Asradi parpadeó.
— Bueno, no sé si es un demonio o no, aunque las leyendas dicen eso. — Ella permanecía muy serena mientras el pobre Lemon parecía un pollo sin cabeza. Un pollo mirándose el culo. La mueca de la habitante del mar fue bastante obvia. Una mezcla de incredulidad y desagrado al mismo tiempo. Antes de soltar un ligero suspiro y que una sonrisa algo divertida se dibujase en sus labios. — Aunque lo de que si te han dado por el culo... Bueno, no sé. Tú sabrás a quien se lo ofreces.
Y sí, se lo había soltado así y tan pancha. Ahora bien, no quería tampoco saber más detalles al respecto, a poder ser. Preferiblemente no quería saber, así que esperaba que Lemon fuese un poco discreto en eso. Aunque, a decir verdad, ella tampoco estaba mucho de broma. Que el rubio se lo tomase como tal, tampoco le molestó, al contrario. Parecía bastante entretenida con la forma de ser del tipo.
Ahora bien, cuando terminó luego por aceptar la propuesta de él, y logró que el sonrojo de sus mejillas fuesen desapareciendo lentamente, lo que no se esperó fue que le diese un abrazo así, tan de la nada y tan intenso. Asradi tensó la espalda y solo logró darle un par de palmaditas en la de Caretas, a modo de apoyo y para que se calmase un poco. Algo que no logró del todo porque se puso a hablar de tablas de surf ¿veganas? ¿Eso existía tan siquiera? Pero lo que más le llamó la atención, de forma irremediable, fue lo último. Se separó un poco de él tras el abrazo, lo justo como para poder volver a tener una conversación cómodamente.
— Claro que no lo voy a olvidar. Mucho menos cuando lo has dicho a voz en grito. — Se cruzó de brazos, mientras la aleta caudal se movía muy sutilmente. Tenía ganas de meterse en el mar, eso era obvio, y ahora tenía curiosidad por saber cómo saldría aquel experimento. Pero antes de nada...
— Es lo justo, ¿no? Yo te ayudo a meterte en el mar y que no te ahogues. — Lo intentaría, al menos. — Y tú me cuentas un poco más sobre el Ejército Revolucionario. — Su índice golpeó, suavemente, un par de veces el pecho de Lemon, con todo el carácter. — Al fin y al cabo, puede que a mis compañeros y a mi nos interese. Así que, soy toda oídos.
Era una pequeña manipuladora cuando se lo proponía. Además, había que sacar tajada también, ¿no? No iba a ser Lemon el único beneficiado en todo eso. Luego miró al mar y asintió, acercándose hacia la orilla a saltitos graciosos, mientras se desperezaba un poco.
— Ni arriba ni abajo. Primero vamos a ver que no te debilites mucho. No sirve de nada si te desmayas. — Enarcó una ceja. ¿Le estaba llamando blandito? Quizás, pero solo para picarle un poco.
Fue Asradi quien primero se metió en el agua, dejando que ésta le llegase por la cintura, mientras esperaba a Lemon. No le iba a empujar ni a agobiar, aunque hacer lo primero quizás estaría gracioso al principio. Por el contrario, le tendió la mano, por si necesitaba alguna especie de apoyo.
— Yo te sostendré, además, tengo una idea para que flotes un poco. Pero tienes que confiar primero en mi. — Le miró con la seriedad y seguridad que la situación lo ameritaba.
— Caretas. Creo que va contigo. — Aunque también tenía unos ojos llamativos. Podría haberle dicho Ojos Bonitos, pero... No, Caretas era mejor. Y, ahora que lo pensaba, ¿tendría más máscaras que esa? A lo mejor era alguna especie de cómico encubierto y todavía no lo sabían. Fuese como fuese, decidió que ella le llamaría así.
Caretas, o Lemon para los amigos, expresó su incredulidad inicial cuando ella le comentó sobre que podría haberse comido, y con toda seguridad, una Fruta del Diablo. A ver, no le culpaba. No todos las conocían, no todos habían visto alguna. De hecho, se decía que eran bastante raras. Hasta que algo pareció haber hecho clic en el cerebro del mayor y su expresión cambió de golpe a una más preocupada, casi desesperada. Asradi parpadeó.
— Bueno, no sé si es un demonio o no, aunque las leyendas dicen eso. — Ella permanecía muy serena mientras el pobre Lemon parecía un pollo sin cabeza. Un pollo mirándose el culo. La mueca de la habitante del mar fue bastante obvia. Una mezcla de incredulidad y desagrado al mismo tiempo. Antes de soltar un ligero suspiro y que una sonrisa algo divertida se dibujase en sus labios. — Aunque lo de que si te han dado por el culo... Bueno, no sé. Tú sabrás a quien se lo ofreces.
Y sí, se lo había soltado así y tan pancha. Ahora bien, no quería tampoco saber más detalles al respecto, a poder ser. Preferiblemente no quería saber, así que esperaba que Lemon fuese un poco discreto en eso. Aunque, a decir verdad, ella tampoco estaba mucho de broma. Que el rubio se lo tomase como tal, tampoco le molestó, al contrario. Parecía bastante entretenida con la forma de ser del tipo.
Ahora bien, cuando terminó luego por aceptar la propuesta de él, y logró que el sonrojo de sus mejillas fuesen desapareciendo lentamente, lo que no se esperó fue que le diese un abrazo así, tan de la nada y tan intenso. Asradi tensó la espalda y solo logró darle un par de palmaditas en la de Caretas, a modo de apoyo y para que se calmase un poco. Algo que no logró del todo porque se puso a hablar de tablas de surf ¿veganas? ¿Eso existía tan siquiera? Pero lo que más le llamó la atención, de forma irremediable, fue lo último. Se separó un poco de él tras el abrazo, lo justo como para poder volver a tener una conversación cómodamente.
— Claro que no lo voy a olvidar. Mucho menos cuando lo has dicho a voz en grito. — Se cruzó de brazos, mientras la aleta caudal se movía muy sutilmente. Tenía ganas de meterse en el mar, eso era obvio, y ahora tenía curiosidad por saber cómo saldría aquel experimento. Pero antes de nada...
— Es lo justo, ¿no? Yo te ayudo a meterte en el mar y que no te ahogues. — Lo intentaría, al menos. — Y tú me cuentas un poco más sobre el Ejército Revolucionario. — Su índice golpeó, suavemente, un par de veces el pecho de Lemon, con todo el carácter. — Al fin y al cabo, puede que a mis compañeros y a mi nos interese. Así que, soy toda oídos.
Era una pequeña manipuladora cuando se lo proponía. Además, había que sacar tajada también, ¿no? No iba a ser Lemon el único beneficiado en todo eso. Luego miró al mar y asintió, acercándose hacia la orilla a saltitos graciosos, mientras se desperezaba un poco.
— Ni arriba ni abajo. Primero vamos a ver que no te debilites mucho. No sirve de nada si te desmayas. — Enarcó una ceja. ¿Le estaba llamando blandito? Quizás, pero solo para picarle un poco.
Fue Asradi quien primero se metió en el agua, dejando que ésta le llegase por la cintura, mientras esperaba a Lemon. No le iba a empujar ni a agobiar, aunque hacer lo primero quizás estaría gracioso al principio. Por el contrario, le tendió la mano, por si necesitaba alguna especie de apoyo.
— Yo te sostendré, además, tengo una idea para que flotes un poco. Pero tienes que confiar primero en mi. — Le miró con la seriedad y seguridad que la situación lo ameritaba.