Marvolath
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17-10-2024, 11:03 PM
(Última modificación: 20-10-2024, 01:26 PM por Marvolath.
Razón: Actualizar vida, energía, y haki
)
Si no fuera por la parálisis facial el rostro de Marvolath seguramente reflejaría sorpresa por el rápido desenlace del encuentro. Sabía que un golpe combinado de Balagus y él había sido suficiente como para derribar una buena sección del barco, pero no esperaba que sus oponentes presentasen la misma resistencia que unos tablones desgastados por el mar. Al menos podría centrarse en el veneno que había tomado.
Se palpó la cara, notándola extraña, como si no fuera suya. Parálisis moderada de los músculos faciales. Baja respuesta a estímulos.
Se limpió la boca con la mano, examinando la saliva que no dejaba de salir. Secreción anormal de saliva. La consistencia espesa y pegajosa.
Se introdujo los dedos sin dudarlo, buscando producir el vómito para expulsar el veneno que aun quedase en su estómago. La falta de sensibilidad complicaba encontrar el reflejo, pero era su mejor opción. Buscó a sus compañeros con la mirada, confirmando que todos parecían estar afectados por el mismo veneno, y con torpes gestos recomendó hacer lo mismo.
Se acercó a una de las cajas y abrió una de las botellas, olfateando su contenido. Almendras amargas. Toque herbal y terroso.
Con cuidado, mojó levemente el dedo y probó con la punta de la lengua antes de escupir.
Sin un análisis en condiciones era imposible asegurarlo. Pero por los síntomas parecía tener belladona, con alta concentración de atropina dado el rápido efecto. Y cianuro, a juzgar por la saliva. Rebuscó en su mochila. Era consciente de que no tenía un antídoto apropiado en las escasas provisiones que le quedaban, pero algo tendría que servir. Romero. Ginseng. Esto debería de poder estimular el sistema nervioso. No detendrá el veneno, pero debería de aliviar los síntomas.
Cortó con cuidado toda la raíz de ginseng en pequeños trozos y separó las hojas de romero de las ramas que le quedaban en un frasco. No tenía tiempo de preparar una infusión, por lo que sería poco efectivo. Dividió el preparado en cuatro partes, que acercó a sus compañeros.
- MaaAAA - se limpió la baba y tragó la que pudo - maAsshtIIicaaa-arr. TraggaaAArrr. - trató de decir, peleando con la lengua y labios de otro que tenía en su boca.
Dando ejemplo con los actos, se llevó a la boca una de las dosis y masticó con cuidado, tapándose la boca para evitar que la saliva se le escapase. El intenso sabor amargo del ginseng y el aroma del romero le hicieron sentir aliviado de sentir algo, y a medida que masticaba y tragaba se sentía cada vez más reconfortado. Se sentó bajo el sol, tomándose un momento de descanso mientras el remedio hacía efecto.
Junto a él estaba Dharkel. Verlo comiendo bajo el sol, con mejor aspecto del que podría esperar le trajo un lejano recuerdo. No era la primera vez que veía a alguien recuperarse con rapidez... ¿sería posible qué...? tenía un cierto parecido pero...
- TúuUu... - empezó a decir, aunque desistió, frustrado. Ya se acordaría después.
Se palpó la cara, notándola extraña, como si no fuera suya. Parálisis moderada de los músculos faciales. Baja respuesta a estímulos.
Se limpió la boca con la mano, examinando la saliva que no dejaba de salir. Secreción anormal de saliva. La consistencia espesa y pegajosa.
Se introdujo los dedos sin dudarlo, buscando producir el vómito para expulsar el veneno que aun quedase en su estómago. La falta de sensibilidad complicaba encontrar el reflejo, pero era su mejor opción. Buscó a sus compañeros con la mirada, confirmando que todos parecían estar afectados por el mismo veneno, y con torpes gestos recomendó hacer lo mismo.
Se acercó a una de las cajas y abrió una de las botellas, olfateando su contenido. Almendras amargas. Toque herbal y terroso.
Con cuidado, mojó levemente el dedo y probó con la punta de la lengua antes de escupir.
Sin un análisis en condiciones era imposible asegurarlo. Pero por los síntomas parecía tener belladona, con alta concentración de atropina dado el rápido efecto. Y cianuro, a juzgar por la saliva. Rebuscó en su mochila. Era consciente de que no tenía un antídoto apropiado en las escasas provisiones que le quedaban, pero algo tendría que servir. Romero. Ginseng. Esto debería de poder estimular el sistema nervioso. No detendrá el veneno, pero debería de aliviar los síntomas.
Cortó con cuidado toda la raíz de ginseng en pequeños trozos y separó las hojas de romero de las ramas que le quedaban en un frasco. No tenía tiempo de preparar una infusión, por lo que sería poco efectivo. Dividió el preparado en cuatro partes, que acercó a sus compañeros.
- MaaAAA - se limpió la baba y tragó la que pudo - maAsshtIIicaaa-arr. TraggaaAArrr. - trató de decir, peleando con la lengua y labios de otro que tenía en su boca.
Dando ejemplo con los actos, se llevó a la boca una de las dosis y masticó con cuidado, tapándose la boca para evitar que la saliva se le escapase. El intenso sabor amargo del ginseng y el aroma del romero le hicieron sentir aliviado de sentir algo, y a medida que masticaba y tragaba se sentía cada vez más reconfortado. Se sentó bajo el sol, tomándose un momento de descanso mientras el remedio hacía efecto.
Junto a él estaba Dharkel. Verlo comiendo bajo el sol, con mejor aspecto del que podría esperar le trajo un lejano recuerdo. No era la primera vez que veía a alguien recuperarse con rapidez... ¿sería posible qué...? tenía un cierto parecido pero...
- TúuUu... - empezó a decir, aunque desistió, frustrado. Ya se acordaría después.