¿Sabías que…?
... un concepto de isla Yotsuba está inspirado en los juegos de Pokemon de tercera generación.
[Misión de Temporada] El Gato y el Ratón - Grupo C
Alistair
Mochuelo
Caos en su estado mas puro. Esa era la mejor descripción que encontraba en su cabeza tras ingresar en el campo de batalla e integrarse a él, participando como pudiera para aportar sus capacidades a su equipo. Revolucionarios, Marina, Civiles y Guardia real en un mismo campo de batalla era una vista indescriptiblemente bizarra que no habría concebido posible si no fuera porque estaba ocurriendo frente a sus ojos, una batalla campal que cargaba gran importancia para todos los presentes; en ese momento y en ese lugar se decidiría el destino de Oykot, y si su gente conseguiría liberarse del yugo y la vida proletaria a la que habían sido arrojados. 

Hoy se escribía la historia, y los Revolucionarios harían todo para asegurarse de que el pueblo de Oykot fuera quien saliera en la portada, y no la monarquía que ocupaba el trono.

De entre la multitud de figuras que batallaban con fuerza en el campo de batalla, sin contar a sus propios aliados, había dos personalidades en concreto que parecían destacar por encima del resto. Una de ellas, liderando a los campesinos, se encargaba de hacer retroceder a la guardia real con todo lo que tenían, haciendo de segundo estandarte después de la improvisación que el revolucionario cánido habría creado en un momento con los materiales que tenía al alcance de sus manos. Bastante inteligente, debía admitir. El mismo que, con su energía y un instrumento, había inundado el campo de batalla de una energía que vigorizaba al cuerpo y le empujaba a hacer más, a dar su todo. 

Por parte de la segunda personalidad que imponía su presencia, el uniforme la delataba como una miembro de la Marina cargando... ¿Qué era eso? ¿Un ancla? Había visto tantísimas cosas en medio de sus viajes, pero saber que le sorprendía ver a una peleadora emplear un ancla como si fuese un garrote le dejaba en claro que aún le quedaba mucho mundo por ver. Era algo pronto para decirlo, pero definitivamente anhelaba zarpar nuevamente a un destino desconocido, y ver lo que encontraría en el punto de llegada. Seguramente hasta se uniría a sus compañeros en esta ocasión.

Las cosas pintaban bien; si todo avanzaba así y los chicos del grupo B apresuraban su acometido, estarían en casa para la hora de la cena para relatar esto como una anécdota, con una victoria enorme por la cual celebrar. O este sería el escenario, si las cosas salieran alguna vez salieran tan a pedido de boca.

Refuerzos en masa entrarían al campo de batalla desde un vehículo semi-sumergido, y... ¡Bombas de humo! Instintivamente, su brazo izquierdo cubriría la mitad inferior de su rostro tal que su sangradura se alinearía perfectamente sobre sus labios, bloqueando la entrada de una mayoritaria parte del gas por su boca en caso de que se tratara de un elemento nocivo, algo que pronto descubrió no era el caso desde el momento que observó la densidad de la nube que formaba; una pantalla de humo extremadamente espesa, una buena herramienta para disturbios que impedía ver mas allá de la propia nariz. 

Atacar el castillo o pelear junto a la gente de Oykot. Debía tomar una decisión.

No, confío en los chicos. De mientras, tengo que ayudar como pueda aquí para darles el tiempo que necesiten. — Se quedaría a pelear. Además, no estaba solo. 

Por lo pronto, pudo avistar con la mirada a dos personas permaneciendo con él en el campo de batalla: Una atractiva chica que parecía usar unos artefactos de viento de los cuales conocía poco -algo por lo cual quedaría pendiente de preguntarle una vez todos salieran de allí- y Tofun, el Tontatta revolucionario de su mismo grupo que antes le había brindado una mano de ayuda en la presa. Y que se decía tenía una mano sagrada para preparar brebajes alcohólicos. 

El humo lo rodeaba en su totalidad; no había manera de utilizar de usar su vista en ninguna dirección por mucho que se esforzara. Pero si intentaba pensar en mas de dos dimensiones... ¡Por supuesto! Sus alas de ébano se extendieron hasta su límite y dieron un poderoso aleteo que le despegaría del suelo, seguido de otros más que le permitieron empezar a ganar altura; combinado con un salto que realizaría justo antes de empezar su ascenso, conseguiría ganar altura en muy poco tiempo. 

Aunque no era un genio en el campo químico por el momento, sabía una cosa: Un gas en un campo abierto tendía a dispersarse, y aunque esto significaba que cada vez cubriría más diámetro a nivel del suelo, también implicaba que la nube se haría rápidamente mas delgada en bolsillos de espacio generosamente grandes, un punto débil que podía explotar con especial facilidad utilizando una vista aérea.  

De uno de sus bolsillos sacaría el Den Den que antes habría tomado de uno de los guardias de seguridad y lo conectaría a la frecuencia de los Revolucionarios, tal que pudieran escuchar su mensaje. — ¡Atención a los que permanezcan en el campo de batalla! ¡Les haré de ojos en el cielo para hacerles saber las posiciones enemigas! ¡Si alguno necesita ayuda urgente, peguen el grito e iré en picada al momento! — Un mensaje dirigido especialmente a la chica y al Tontatta, desconociendo que el segundo estaba muy envenenado con su propia preparación como para escucharle. A cruzar los dedos para que sus palabras le llegaran. 

A partir de allí, utilizaría su molusco-comunicador para indicar con la mayor precisión que pudiera las posiciones enemigas a los dos revolucionarios -y a cualquier otra persona que decidiera quedarse a pelear-, tal que la desventaja visual restara en gran medida la efectividad que la Guardia Real tenía en mente, intentando utilizar la supuesta ventaja de la Guardia Real en su contra.

Pero su participación no acababa allí, aunque esta segunda parte fuera mas kamikaze; no podía ser solo una torre de control mientras todos se jugaban la vida peleando, se rehusaba. Alistair inhalaría tan profundo como pudiera, hinchando sus pulmones hasta el límite mientras que juntaba su índice y dedo medio en un aro que dejaría sobre su lengua, presionaría fuerte en contra y... ¡Silbido a toda fuerza! O chiflido, si lo preferían. Un sonido agudo y ensordecedor que se encargaría de recorrer el campo y prevalecer por encima de la violencia que sucedía abajo de él. 

Una distracción, y un arma de doble filo. Asegurándose de que le vieran en lo alto con un Den Den intencionalmente visible en su mano, pretendía que el enemigo supiera de su existencia. Que supieran que él les estaba relatando sus posiciones a detalle a sus aliados. Que le miraran a él, mientras sus compañeros les ensartaban un guantazo que los dejara viendo estrellas. Con eso también pretendía usar la nube de humo que su enemigo había creado para favor del revolucionario, pues cualquiera que no estuviera lo suficientemente alejado del campo de batalla o a la altura privilegiada del Lunarian tendría los mismos problemas para atinarle un tiro que sus compañeros a la Marina. ¿Y para un objetivo que además estaba en constante movimiento, evadiendo las columnas de gas concentrado que se elevaban y buscando puntos de mayor visibilidad por entre el gas? Como intentar encajarle un tiro a un pájaro con los ojos vendados. 

Tendrían que esforzarse si querían llegar a este búho. 

Resumen


Resumen bélico + Mates
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RE: [Misión de Temporada] El Gato y el Ratón - Grupo C - por Alistair - 19-10-2024, 09:30 AM

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