Takahiro
La saeta verde
20-10-2024, 01:06 PM
El hombre frunce el entrecejo en cuanto escucha hablar sobre la central hidroeléctrica, pero intenta disimularlo con una sonrisa fingida. Parece que se hace de rogar durante un instante, haciendo algunas mojigangas con su gesto hasta que, finalmente, tras un leve suspiro decide hablar.
—Era joven cuando propusieron crear la central —comenzó diciendo—. No tan joven como tú, pero si mucho más joven de lo que soy ahora…, cuando los jovenzuelos de este pueblo aún me respetaban y no me trataban como a un viejo senil —el hombre gruñe con cierto enfado, seguramente al recordar como le habían tratado los pintores—. Era un plan que incentivaron hace varios años con la idea de aprovechar las corrientes generadas por el agua y convertirla en electricidad. Alegaron que querían enriquecer a la isla mediante la venta de electricidad a islas cercanas, que darían trabajo en la región más humilde y que todos en la isla tendría electricidad gratuita —Realizó una breve pausa, encogiéndose de hombros y volviendo a suspirar—. Sin embargo, eso es en la teoría y el dossier que entregaron a los ciudadanos de la isla para que lo aprobaran. Realmente, y es lo que me dice mi experiencia y veteranía, lo que realmente quieren los inversores en evadir impuestos al hacer donaciones y lucrarse de la buena voluntad de la gente al ceder el terreno de manera gratuita.
El anciano se quedó callado durante un instante, en el que te levantas y comienzas a caminar. Observas en la ventana al muchacho de mirada maliciosa, pero cuando se siente observado se pierde entre las calles y se marchó de allí. ¿Qué querría ese joven?
—No te preocupes por ese jovenzuelo —te dice el anciano, observándote de reojo—. Aún le falta mucho camino que recorrer si quieren conseguir hacerme algo —Notas como el anciano sonríe—. Con respecto a lo de las visitas no lo sé… Sin embargo, en el bosque hay algunos trabajadores viviendo en una casa de madera no muy lejos de aquí, por el camino occidental a uno veinte minutos atravesando una zona de acampada.
¿Qué harás joven revolucionario? ¿Le preguntas algo más al anciano o decides ir al bosque?
—Era joven cuando propusieron crear la central —comenzó diciendo—. No tan joven como tú, pero si mucho más joven de lo que soy ahora…, cuando los jovenzuelos de este pueblo aún me respetaban y no me trataban como a un viejo senil —el hombre gruñe con cierto enfado, seguramente al recordar como le habían tratado los pintores—. Era un plan que incentivaron hace varios años con la idea de aprovechar las corrientes generadas por el agua y convertirla en electricidad. Alegaron que querían enriquecer a la isla mediante la venta de electricidad a islas cercanas, que darían trabajo en la región más humilde y que todos en la isla tendría electricidad gratuita —Realizó una breve pausa, encogiéndose de hombros y volviendo a suspirar—. Sin embargo, eso es en la teoría y el dossier que entregaron a los ciudadanos de la isla para que lo aprobaran. Realmente, y es lo que me dice mi experiencia y veteranía, lo que realmente quieren los inversores en evadir impuestos al hacer donaciones y lucrarse de la buena voluntad de la gente al ceder el terreno de manera gratuita.
El anciano se quedó callado durante un instante, en el que te levantas y comienzas a caminar. Observas en la ventana al muchacho de mirada maliciosa, pero cuando se siente observado se pierde entre las calles y se marchó de allí. ¿Qué querría ese joven?
—No te preocupes por ese jovenzuelo —te dice el anciano, observándote de reojo—. Aún le falta mucho camino que recorrer si quieren conseguir hacerme algo —Notas como el anciano sonríe—. Con respecto a lo de las visitas no lo sé… Sin embargo, en el bosque hay algunos trabajadores viviendo en una casa de madera no muy lejos de aquí, por el camino occidental a uno veinte minutos atravesando una zona de acampada.
¿Qué harás joven revolucionario? ¿Le preguntas algo más al anciano o decides ir al bosque?