Gautama D. Lovecraft
El Ascendido
20-10-2024, 01:15 PM
La subida hacia la Red Line seguía su particular ritmo incansable con la firme convicción de alcanzar su cima. Me movía hacia arriba aprovechando cada saliente y mi agilidad, los años y años de entrenamiento en el templo y ahora en esta fase en el G-23 me servían para avanzar en aquella pendiente casi vertical. En mi mente no se dibujaba otro objetivo que el que ameritaba aquella aventura, pero antes debía de llegar a la cumbre, era la meta a corto plazo y después ya se irá viendo que se presenta.
Mi mentalidad no concebía en aquel lugar ningún tipo de desvarío o distracción, la coordinación de mis brazos y piernas era rápida y casi perfecta, un leve fallo significaría un error fatal, estaba ya tan alto, que una caída desde aquella altura sería insalvable. Por ello, afiné mis capacidades para avanzar de manera más segura, de ahora en adelante debía de priorizar eso a la velocidad, pues las inclemencias de aquella inconmensurable montaña se empezaban a notar más y más conforme recortaba metros del pico y aumentaba la distancia del suelo. El viento empezaba a ser un factor a tener en cuenta, el avance debía de adaptarse a sus ligeros zarandeos, pues por poco que fuera, yo allí era un simple mosquito a merced de la dureza de la montaña, ahora tocaba tirar de fortaleza mental para seguir sin mella, con perspicacia y decisión.
Adapté el ascenso a esa nueva parte de la Red Line, el silbido del viento cortando los filos de roca del lugar podrían atemorizar a cualquiera, más aún sabiendo que un pequeño traspié para despeñarse. No sabía con exactitud la hora, quizá mediodía, quizá principio de la tarde, tampoco sabía con certeza los metros que llevaba, mucho menos los que me faltaban pero creo estar seguro que podría culminar el ascenso antes de que la luz del día desapareciera. De vez en cuando, paraba un par de segundos para echar la vista hacia arriba, me cercioré de que el viento a esa altura escaseaba, pero un nuevo obstáculo surgía, si antes el viento hacía complicada la subida, ahora lo haría una espesa niebla.
Dudaba que allí en aquel paraje tan escarpado hubiera algún tipo de amenaza apartando las inclemencias atmosféricas. Sin embargo, no debía de estar seguro en un sitio que desconocía, en aquel lugar, podía suponer que al estar alejado del hombre algunos animales como pájaros podían habitar con sus nidos, por otro lado, descartaba que seres humanos, u otros tipos de humanoides frecuentaran la enorme pared carmesí. Dentro de la niebla, seguí avanzando con cautela, sabiendo que mi campo visual se recortó debía de confiar en otros sentidos como mi fino oído [Sentidos Aumentados: Oído] ya que el silencio de la montaña me haría percibir cualquier alteración en esta con facilidad, el margen de anticipación visual empezaba a ser más corto, tanto para ascender, prestando especial atención en que piedra apoyarme y en cuál no. Ahora, iría afianzando cada agarre, no iba a permitirme fallo alguno, pues solo valía uno para echar a perder todo. La niebla me inquietaba, pero mi percepción ahora estaba más afilada, además podía ir más allá para aumentar mi capacidad sensorial si fuera necesario en cualquier momento con un simple pestañeo, pues ya estaba en guardia. La lucha del hombre contra la montaña continuaba.
Mi mentalidad no concebía en aquel lugar ningún tipo de desvarío o distracción, la coordinación de mis brazos y piernas era rápida y casi perfecta, un leve fallo significaría un error fatal, estaba ya tan alto, que una caída desde aquella altura sería insalvable. Por ello, afiné mis capacidades para avanzar de manera más segura, de ahora en adelante debía de priorizar eso a la velocidad, pues las inclemencias de aquella inconmensurable montaña se empezaban a notar más y más conforme recortaba metros del pico y aumentaba la distancia del suelo. El viento empezaba a ser un factor a tener en cuenta, el avance debía de adaptarse a sus ligeros zarandeos, pues por poco que fuera, yo allí era un simple mosquito a merced de la dureza de la montaña, ahora tocaba tirar de fortaleza mental para seguir sin mella, con perspicacia y decisión.
Adapté el ascenso a esa nueva parte de la Red Line, el silbido del viento cortando los filos de roca del lugar podrían atemorizar a cualquiera, más aún sabiendo que un pequeño traspié para despeñarse. No sabía con exactitud la hora, quizá mediodía, quizá principio de la tarde, tampoco sabía con certeza los metros que llevaba, mucho menos los que me faltaban pero creo estar seguro que podría culminar el ascenso antes de que la luz del día desapareciera. De vez en cuando, paraba un par de segundos para echar la vista hacia arriba, me cercioré de que el viento a esa altura escaseaba, pero un nuevo obstáculo surgía, si antes el viento hacía complicada la subida, ahora lo haría una espesa niebla.
Dudaba que allí en aquel paraje tan escarpado hubiera algún tipo de amenaza apartando las inclemencias atmosféricas. Sin embargo, no debía de estar seguro en un sitio que desconocía, en aquel lugar, podía suponer que al estar alejado del hombre algunos animales como pájaros podían habitar con sus nidos, por otro lado, descartaba que seres humanos, u otros tipos de humanoides frecuentaran la enorme pared carmesí. Dentro de la niebla, seguí avanzando con cautela, sabiendo que mi campo visual se recortó debía de confiar en otros sentidos como mi fino oído [Sentidos Aumentados: Oído] ya que el silencio de la montaña me haría percibir cualquier alteración en esta con facilidad, el margen de anticipación visual empezaba a ser más corto, tanto para ascender, prestando especial atención en que piedra apoyarme y en cuál no. Ahora, iría afianzando cada agarre, no iba a permitirme fallo alguno, pues solo valía uno para echar a perder todo. La niebla me inquietaba, pero mi percepción ahora estaba más afilada, además podía ir más allá para aumentar mi capacidad sensorial si fuera necesario en cualquier momento con un simple pestañeo, pues ya estaba en guardia. La lucha del hombre contra la montaña continuaba.