Ray
Kuroi Ya
20-10-2024, 04:32 PM
La sala en la que había múltiples presencias entremezcladas era aún más peculiar de lo que Ray había esperado. Una estancia elegante, con las paredes cubiertas por completo de flores. Cinco camareros, vestidos con elegantes uniformes, atendían a los clientes que se encontraban disfrutando de pequeños aperitivos, bebidas y juegos de cartas o de mesa. Tanto el aspecto de la sala como el de la veintena de clientes que en ella se encontraban dejaba a las claras que se trataba de una zona no abierta a todos los públicos, algo más exclusivo para personas seleccionadas, probablemente aristócratas y millonarios en su totalidad. Este detalle reducía notablemente las opciones en cuanto al origen de quienes habían perpetrado el intento de asesinato, pues tenían que pertenecer a la alta sociedad para tener acceso a zonas como aquella.
Y lógicamente, entre tanta gente vestida de la forma más elegante posible, su atuendo llamó la atención. Pese a no llevar ya su casaca de marine puesta sino atada a la cintura ocultando los símbolos de la Marina desde que pasó por la zona de cambio de monedas, algunas de aquellas personas le reconocieron como tal. No era descabellado, puesto que su rostro se había vuelto conocido en las últimas semanas en Loguetown y sus alrededores debido a sus acciones en defensa de la justicia, pero no dejaba de ser un incordio.
En primer lugar escudriñó durante unos momentos el suelo de la estancia, las mesas y las distintas salidas de la misma en busca de cualquier pista que llamara su atención. Despúes pasó a los allí presentes, analizando sus atuendos y complementos, así como sus rostros. Ninguna de las presencias llamó inicialmente su atención en cuanto a que le recordase a las que sintió abandonar el palco, pues las había percibido durante muy poco tiempo como para identificarlas tan rápidamente entre tantas otras. No obstante hubo algunos de los presentes que atrajeron su atención debido a su comportamiento.
En primer lugar, un tipo que le preguntó si había llegado hasta allí investigando lo ocurrido. Eso encendió sus alarmas al instante, pues en primer lugar ese hombre no tenía por qué saber lo que había sucedido en una sala completamente distinta del casino, situada en otra planta diferente y a la que no se tenía visiblidad desde allí. No se habían hecho anuncios por megafonía, luego esa información no tenía por qué ser de su conocimiento. Así que se centró durante varios segundos en su presencia mientras decidió hacerse el tonto y dejar que fuera él el que siguiera hablando por si metía la pata:
- ¿Eh? No, yo estaba buscando el servicio y me he perdido, lo siento. - Comentó el joven marine mientras ponía expresión de estar ligeramente avergonzado y se rascaba la nuca con la mano izquierda. - - ¿Qué es lo que ha ocurrido? No sabía que había pasado nada.
Por otro lado no pudo evitar escuchar la conversación de una pareja a pocos metros de él. Ambos comentaban de forma muy poco disimulada lo atractivo que les parecía el peliblanco. Ray era consciente de que según los cánones habituales de belleza predominantes en la sociedad él estaba considerado como alguien especialmente apuesto, y también que las personas de las altas esferas de la sociedad solían demostrar una morbosidad que otros no se atreverían a hacer evidente envalentonados por su posición de poder. Así que asumió el halago con naturalidad y les sonrió. Eso sí, sometiendo también desde ese instante sus presencias al escrutinio de su Haki.
Esas tres personas eran en esos momentos sus principales sospechosos, aunque era consciente de que había otros individuos en las estancias contiguas que bien podían ser los criminales. En particular las dos personas que sentía tras la puerta de personal eran de su interés, puesto que le había parecido notar que eran dos los sujetos que habían llegado hasta allí corriendo desde el palco, así que intentó focalizar su Haki en esos cinco individuos. Tal vez alguien hubiera pasado corriendo o andando apresuradamente por allí y ellos le hubieran visto. De una u otra forma, averiguaría lo sucedido.
Y lógicamente, entre tanta gente vestida de la forma más elegante posible, su atuendo llamó la atención. Pese a no llevar ya su casaca de marine puesta sino atada a la cintura ocultando los símbolos de la Marina desde que pasó por la zona de cambio de monedas, algunas de aquellas personas le reconocieron como tal. No era descabellado, puesto que su rostro se había vuelto conocido en las últimas semanas en Loguetown y sus alrededores debido a sus acciones en defensa de la justicia, pero no dejaba de ser un incordio.
En primer lugar escudriñó durante unos momentos el suelo de la estancia, las mesas y las distintas salidas de la misma en busca de cualquier pista que llamara su atención. Despúes pasó a los allí presentes, analizando sus atuendos y complementos, así como sus rostros. Ninguna de las presencias llamó inicialmente su atención en cuanto a que le recordase a las que sintió abandonar el palco, pues las había percibido durante muy poco tiempo como para identificarlas tan rápidamente entre tantas otras. No obstante hubo algunos de los presentes que atrajeron su atención debido a su comportamiento.
En primer lugar, un tipo que le preguntó si había llegado hasta allí investigando lo ocurrido. Eso encendió sus alarmas al instante, pues en primer lugar ese hombre no tenía por qué saber lo que había sucedido en una sala completamente distinta del casino, situada en otra planta diferente y a la que no se tenía visiblidad desde allí. No se habían hecho anuncios por megafonía, luego esa información no tenía por qué ser de su conocimiento. Así que se centró durante varios segundos en su presencia mientras decidió hacerse el tonto y dejar que fuera él el que siguiera hablando por si metía la pata:
- ¿Eh? No, yo estaba buscando el servicio y me he perdido, lo siento. - Comentó el joven marine mientras ponía expresión de estar ligeramente avergonzado y se rascaba la nuca con la mano izquierda. - - ¿Qué es lo que ha ocurrido? No sabía que había pasado nada.
Por otro lado no pudo evitar escuchar la conversación de una pareja a pocos metros de él. Ambos comentaban de forma muy poco disimulada lo atractivo que les parecía el peliblanco. Ray era consciente de que según los cánones habituales de belleza predominantes en la sociedad él estaba considerado como alguien especialmente apuesto, y también que las personas de las altas esferas de la sociedad solían demostrar una morbosidad que otros no se atreverían a hacer evidente envalentonados por su posición de poder. Así que asumió el halago con naturalidad y les sonrió. Eso sí, sometiendo también desde ese instante sus presencias al escrutinio de su Haki.
Esas tres personas eran en esos momentos sus principales sospechosos, aunque era consciente de que había otros individuos en las estancias contiguas que bien podían ser los criminales. En particular las dos personas que sentía tras la puerta de personal eran de su interés, puesto que le había parecido notar que eran dos los sujetos que habían llegado hasta allí corriendo desde el palco, así que intentó focalizar su Haki en esos cinco individuos. Tal vez alguien hubiera pasado corriendo o andando apresuradamente por allí y ellos le hubieran visto. De una u otra forma, averiguaría lo sucedido.