Asradi
Völva
20-10-2024, 06:55 PM
Asradi estaba pendiente de que Lemon no se cayese al mar. Era algo complicado, porque era un tipo grande que le sacaba demasiados centímetros no solo en altura, sino también en físico. Pero al menos así podía sujetarle de manera que ella estuviese detrás, con los brazos alrededor del pecho del enmascarado y bajo sus axilas. Era algo así como un abrazo preventivo. Aunque a veces era algo complicado mantenerlo.
¡Mira que le estaba diciendo que no se agitase! Pues nada. Asradi tuvo que hacer algo de fuerza. En un momento dado miró hacia abajo. De momento la mantarraya estaba haciendo su trabajo como era debido, agitando fluidamente las aletas de los costados para mantener, sobre todo, a Caretas a flote. Ella ayudaba, agitando suavemente también la cola, no solo para mantenerse ella a flote, sino también para ayudar al animal con el peso contrario.
Ahora bien, no había podido evitar reírse un poco cuando, en el inicial resbalón, Lemon había soltado aquel chillido agudo digno de un hombre al que le profanan el trasero por primera vez. A lo mejor Lemon todavía era uno de eses. No le importaría comprobarlo de alguna manera a futuro. Con un buen y adecuado instrumental, claro. Tras un movimiento un poco inesperado por parte de Lemon, la sirena apartó tales pensamientos de su cabeza. No era momento para elucubraciones extrañas o experimentales.
— A ver, espera... ¿Caretas? — Asradi se tensó ligeramente cuando Lemon decidió que era buena idea ponerse en pie. La mantarraya era grande, sí, pero Lemon pesaba como una piedra, todo sea dicho. Y ella tampoco tenía tanta fuerza como para soportar aquel repentino peso.
Eso sin mencionar que se estaba poniendo en pie sobre una superficie resbaladiza como era el lomo de un pez plano o semiplano.
— ¡SI SERÁS IDIOTA! — Fue el exabrupto que soltó Asradi cuando, sin remedio, el cuerpo del revolucionario cayó, y nunca mejor dicho, por su propio peso al mar.
El pobre animal, espantado por todo el movimiento, no tardó en salir por patas, o por aletas en este caso y alejarse en un nado rápido hacia el fondo del océano. Y no para ir a buscar a Lemon, precisamente. Asradi solo soltó una maldición antes de zambullirse en el agua. Tenía que encontrarle.
No debería de ser difícil, sino fuese porque Lemon, literalmente, era una piedra en el mar, hundiéndose rápidamente. La sirena coleteó lo más rápido que pudo para alcanzarle, aunque le llevó algunos minutos debido a que la arena de los alrededores se había agitado y el agua estaba algo turbia en esa misma zona. Maldijo para sí misma una vez más cuando tuvo que detenerse, un par de segundos, para intentar observar a su alrededor.
Una piedra, un cardumen de peces payaso. Otra piedra. Caretas. Una familia de langostinos.
“¿Caretas?”.
Parpadeó en cuanto su cerebro reaccionó. Sin preámbulos, se zambulló más y sujetó a Lemon por debajo de los sobacos, antes de comenzar a coletear con fuerza hacia la superficie. Respiró agitada una vez sacó la cabeza fuera del agua, sobre todo por el esfuerzo, mientras mantenía la del varón también para que tomase aire.
— ¿Caretas? — Llamó, sin obtener una inicial respuesta. Asradi frunció el ceño, y se apresuró a nadar con él para intentar sacarlo fuera del agua. No sin cierto esfuerzo, logró llegar a la orilla, donde lo dejó tumbado.
No sabía si había tragado mucha agua o no, pero teniendo en cuenta los impedimentos que tenían los usuarios de las habilidades...
— Joder... — Musitó para sí. Tendría que aplicar los primeros auxilios. Y eso fue lo que hizo, comenzando a bombear el pecho del contrario, a cierto ritmo y en cierto punto, antes de comenzar a hacerle el boca a boca para que el aire entrase y el agua saliese. El movimiento era rítmico y continuado, cada vez que juntaba sus labios con los contrarios para intentar insuflarle aire.
¡Mira que le estaba diciendo que no se agitase! Pues nada. Asradi tuvo que hacer algo de fuerza. En un momento dado miró hacia abajo. De momento la mantarraya estaba haciendo su trabajo como era debido, agitando fluidamente las aletas de los costados para mantener, sobre todo, a Caretas a flote. Ella ayudaba, agitando suavemente también la cola, no solo para mantenerse ella a flote, sino también para ayudar al animal con el peso contrario.
Ahora bien, no había podido evitar reírse un poco cuando, en el inicial resbalón, Lemon había soltado aquel chillido agudo digno de un hombre al que le profanan el trasero por primera vez. A lo mejor Lemon todavía era uno de eses. No le importaría comprobarlo de alguna manera a futuro. Con un buen y adecuado instrumental, claro. Tras un movimiento un poco inesperado por parte de Lemon, la sirena apartó tales pensamientos de su cabeza. No era momento para elucubraciones extrañas o experimentales.
— A ver, espera... ¿Caretas? — Asradi se tensó ligeramente cuando Lemon decidió que era buena idea ponerse en pie. La mantarraya era grande, sí, pero Lemon pesaba como una piedra, todo sea dicho. Y ella tampoco tenía tanta fuerza como para soportar aquel repentino peso.
Eso sin mencionar que se estaba poniendo en pie sobre una superficie resbaladiza como era el lomo de un pez plano o semiplano.
— ¡SI SERÁS IDIOTA! — Fue el exabrupto que soltó Asradi cuando, sin remedio, el cuerpo del revolucionario cayó, y nunca mejor dicho, por su propio peso al mar.
El pobre animal, espantado por todo el movimiento, no tardó en salir por patas, o por aletas en este caso y alejarse en un nado rápido hacia el fondo del océano. Y no para ir a buscar a Lemon, precisamente. Asradi solo soltó una maldición antes de zambullirse en el agua. Tenía que encontrarle.
No debería de ser difícil, sino fuese porque Lemon, literalmente, era una piedra en el mar, hundiéndose rápidamente. La sirena coleteó lo más rápido que pudo para alcanzarle, aunque le llevó algunos minutos debido a que la arena de los alrededores se había agitado y el agua estaba algo turbia en esa misma zona. Maldijo para sí misma una vez más cuando tuvo que detenerse, un par de segundos, para intentar observar a su alrededor.
Una piedra, un cardumen de peces payaso. Otra piedra. Caretas. Una familia de langostinos.
“¿Caretas?”.
Parpadeó en cuanto su cerebro reaccionó. Sin preámbulos, se zambulló más y sujetó a Lemon por debajo de los sobacos, antes de comenzar a coletear con fuerza hacia la superficie. Respiró agitada una vez sacó la cabeza fuera del agua, sobre todo por el esfuerzo, mientras mantenía la del varón también para que tomase aire.
— ¿Caretas? — Llamó, sin obtener una inicial respuesta. Asradi frunció el ceño, y se apresuró a nadar con él para intentar sacarlo fuera del agua. No sin cierto esfuerzo, logró llegar a la orilla, donde lo dejó tumbado.
No sabía si había tragado mucha agua o no, pero teniendo en cuenta los impedimentos que tenían los usuarios de las habilidades...
— Joder... — Musitó para sí. Tendría que aplicar los primeros auxilios. Y eso fue lo que hizo, comenzando a bombear el pecho del contrario, a cierto ritmo y en cierto punto, antes de comenzar a hacerle el boca a boca para que el aire entrase y el agua saliese. El movimiento era rítmico y continuado, cada vez que juntaba sus labios con los contrarios para intentar insuflarle aire.