Atlas
Nowhere | Fénix
20-10-2024, 10:01 PM
Lo cierto es que, estando aún en la taberna, el pobre Viorn no tenía demasiado claro qué pensar de vosotros. Primero, un tipo amigable y con bien gusto para el licor —al igual que él, o eso cree— se aproximó y se prestó a escuchar sus batallitas y logros con toda la atención del mundo. No sólo eso, sino que procuró que no le faltase ni una gota del elixir de la vida que tan feliz le hace. Incluso diría que inicialmente se planteó aceptar el ofrecimiento de Jack de mandarlo todo a la mierda e irse a ver mundo con vosotros o, al menos, de ayudaros a dar el golpe a cambio de un pellizco.
No obstante, la aparición de Alexander le bajó un poco de la nube, porque un tipo de dientes peligrosos al que no conoce de nada le planteó dar un golpe a sus jefes y le amenazó con, seguramente, hacerle daño en caso de que se atreviese a traicionaros. "¿Traicionar a quién?", pensó con toda seguridad.
Bueno, a lo mejor es al grupo al que pertenecéis los dos. No sé si será el alcohol que ha bebido o lo abrupto y precipitado de la intervención del mink, pero Viorn pasó a lucir bastante abrumado y a parecer cualquier cosa menos alguien de quien os podáis fiar en estos momentos.
Sea como sea, la conversación de Alexander con el vigilante no le impidió permanecer atento a todo lo que se hablaba en los alrededores. Allí conocen bastante bien a vuestro interlocutor y saben que es todo un bocazas; un fantasma de los de toda la vida. Es por ello que, al menos en esa ocasión, nadie pareció prestarle atención apenas a lo que clamaba a viva voz en la conversación con Jack. Eso, o que allí todos son en realidad personas honradas y no se plantean robarle a la familia Muusha.
En cualquier caso, y volviendo a la información que conseguís arrancar a Viorn antes de que la amenaza silencie su boca definitivamente —si es que aún quedaba algo por revelar, claro—, parece ser que la cámara donde se guarda todo lo que está adquiriendo la familia se encuentra en su propia residencia.
Según dijo Viorn, bajo la superficie del palacete en el que residen han mandado excavar una suerte de red de túneles bien protegidos por numerosas medidas de seguridad. Dicha red sirve para proteger algo así como una caja fuerte gigante en la que lo van guardando todo poco a poco. Como podréis imaginar dada su incompetencia, vuestro informante únicamente forma parte de las primeras líneas de defensa de la incipiente macrofortuna familiar. Lo están llevando todo con bastante secretismo en Villa Muusha incluso entre sus propios empleados, por lo que Viorn únicamente os puede decir que va a llegar un nuevo cargamento la noche en la que, claro, decidís dar el golpe para el que ya habéis repartido parejas y roles.
Dicho esto, vamos a ver cómo es vuestro objetivo, ¿no? El palacete es una lujosa y gigantesca construcción construida a no más de quinientos metros del palacio real. Una preciosa alameda discurre hasta el acceso a la misma, plagada de árboles perfectamente cuidados y siendo flanqueada por mansiones y palacios a cada cual más imponente. Las paredes nacaradas de la edificación que es vuestro objetivo refulgen cuando los rayos del sol inciden sobre ellas, iluminando vastos jardines repletos de flores y árboles exóticos que una legión de jardineros cuidan con esmero.
El lugar destaca por sí mismo, por su innegable belleza, pero no por lucir una seguridad fuera de lo habitual ni muchísimo menos. Hay un par de tipos en la puerta que usan el mismo uniforme que Viorn. A poco que hayáis hecho un mínimo de vigilancia, habréis visto que cambian cada cuatro horas y que las parejas no suelen ser iguales. Custodian una puerta de acero fenestrada con motivos decorativos y encajada en muros de cuatro metros de alto que impiden ver qué hay detrás desde el exterior. La segunda, tercera y cuarta plantas del palacete, eso sí, son visibles desde lo lejos y destacan por las columnas corintias que adornan la fachada.
No obstante, la aparición de Alexander le bajó un poco de la nube, porque un tipo de dientes peligrosos al que no conoce de nada le planteó dar un golpe a sus jefes y le amenazó con, seguramente, hacerle daño en caso de que se atreviese a traicionaros. "¿Traicionar a quién?", pensó con toda seguridad.
Bueno, a lo mejor es al grupo al que pertenecéis los dos. No sé si será el alcohol que ha bebido o lo abrupto y precipitado de la intervención del mink, pero Viorn pasó a lucir bastante abrumado y a parecer cualquier cosa menos alguien de quien os podáis fiar en estos momentos.
Sea como sea, la conversación de Alexander con el vigilante no le impidió permanecer atento a todo lo que se hablaba en los alrededores. Allí conocen bastante bien a vuestro interlocutor y saben que es todo un bocazas; un fantasma de los de toda la vida. Es por ello que, al menos en esa ocasión, nadie pareció prestarle atención apenas a lo que clamaba a viva voz en la conversación con Jack. Eso, o que allí todos son en realidad personas honradas y no se plantean robarle a la familia Muusha.
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En cualquier caso, y volviendo a la información que conseguís arrancar a Viorn antes de que la amenaza silencie su boca definitivamente —si es que aún quedaba algo por revelar, claro—, parece ser que la cámara donde se guarda todo lo que está adquiriendo la familia se encuentra en su propia residencia.
Según dijo Viorn, bajo la superficie del palacete en el que residen han mandado excavar una suerte de red de túneles bien protegidos por numerosas medidas de seguridad. Dicha red sirve para proteger algo así como una caja fuerte gigante en la que lo van guardando todo poco a poco. Como podréis imaginar dada su incompetencia, vuestro informante únicamente forma parte de las primeras líneas de defensa de la incipiente macrofortuna familiar. Lo están llevando todo con bastante secretismo en Villa Muusha incluso entre sus propios empleados, por lo que Viorn únicamente os puede decir que va a llegar un nuevo cargamento la noche en la que, claro, decidís dar el golpe para el que ya habéis repartido parejas y roles.
Dicho esto, vamos a ver cómo es vuestro objetivo, ¿no? El palacete es una lujosa y gigantesca construcción construida a no más de quinientos metros del palacio real. Una preciosa alameda discurre hasta el acceso a la misma, plagada de árboles perfectamente cuidados y siendo flanqueada por mansiones y palacios a cada cual más imponente. Las paredes nacaradas de la edificación que es vuestro objetivo refulgen cuando los rayos del sol inciden sobre ellas, iluminando vastos jardines repletos de flores y árboles exóticos que una legión de jardineros cuidan con esmero.
El lugar destaca por sí mismo, por su innegable belleza, pero no por lucir una seguridad fuera de lo habitual ni muchísimo menos. Hay un par de tipos en la puerta que usan el mismo uniforme que Viorn. A poco que hayáis hecho un mínimo de vigilancia, habréis visto que cambian cada cuatro horas y que las parejas no suelen ser iguales. Custodian una puerta de acero fenestrada con motivos decorativos y encajada en muros de cuatro metros de alto que impiden ver qué hay detrás desde el exterior. La segunda, tercera y cuarta plantas del palacete, eso sí, son visibles desde lo lejos y destacan por las columnas corintias que adornan la fachada.