Galhard
Gal
20-10-2024, 10:06 PM
Galhard observaba cómo Asradi flotaba a su lado, sus movimientos fluidos y naturales, perfectamente sincronizados con la marea. El ambiente relajado que compartían, el vaivén de las olas y la conversación ligera que fluía entre ellos, parecía casi perfecto. Pero a medida que hablaban, algo en su mente comenzaba a agitarse.
Había algo en Asradi que no terminaba de encajar con esa fachada de serenidad. Sus palabras sobre “encontrar buena gente” y “cuidarse mutuamente” habían sonado genuinas, pero Galhard no podía ignorar una intuición que crecía en su interior, como una corriente subterránea. Había un contraste extraño entre la calma que mostraba y la leve tensión que parecía habitar en ella, una sensación que Galhard no lograba sacudirse.
La mirada de Galhard se endureció levemente, y por un momento, su mente retrocedió a las veces que había visto a personas actuar de forma similar. Había conocido a muchos en la Marina que escondían más de lo que dejaban ver, marines endurecidos por el deber, que habían aprendido a protegerse con una máscara de tranquilidad, pero que bajo la superficie llevaban consigo historias de dolor y sacrificio. ¿Acaso Asradi estaba haciendo lo mismo?
Galhard apartó la mirada del agua y la dirigió hacia Asradi. La sirena seguía flotando a su lado, su expresión tranquila, pero había algo en su postura que parecía demasiado controlado. Como si cada movimiento estuviera medido, como si ella misma estuviera protegiéndose de algo, o de alguien.
La duda comenzó a arraigarse en su mente. ¿Qué era lo que realmente preocupaba a Asradi? No podía evitar pensar que detrás de esa calma se ocultaba una tormenta, algo que ella no estaba compartiendo. Galhard sabía reconocer cuando alguien estaba a la defensiva, y aunque no podía decir con exactitud qué era lo que Asradi ocultaba, había aprendido a confiar en su intuición.
El silencio entre ellos se volvió más palpable, mientras la suave brisa marina seguía acariciando sus rostros. Galhard contempló el horizonte, dejando que el sonido de las olas lo ayudara a ordenar sus pensamientos. No era su lugar presionar a Asradi, ni era su estilo entrometerse demasiado, pero la preocupación se asentaba en su pecho. La pregunta flotaba en el aire, pero no la pronunció. No quería que su curiosidad o su deseo de ayudar hicieran que ella se cerrara.
"Cada uno tiene sus secretos," pensó Galhard, con una mezcla de comprensión y frustración. Él mismo llevaba consigo las cicatrices de decisiones difíciles, de momentos en los que tuvo que actuar por el bien mayor, dejando partes de sí mismo en el proceso. Tal vez Asradi no era tan diferente. Tal vez ella también estaba lidiando con algo que prefería mantener oculto, algo que, por ahora, no estaba lista para compartir.
Con un suspiro, Galhard decidió dejar el tema en reposo. A veces, lo mejor que podía hacer era estar presente, permitir que el tiempo y la confianza hicieran su trabajo. Sabía que, si Asradi quería compartir algo más con él, lo haría cuando estuviera lista. Mientras tanto, se contentaría con disfrutar de la paz momentánea que ofrecía la compañía de la sirena y las aguas tranquilas de la Isla Kilombo.
Miró a Asradi una última vez, con una sonrisa más suave y menos inquisitiva.
—Es un buen lugar para dejar que las cosas fluyan, ¿no crees? —dijo finalmente, rompiendo el silencio, como si su pregunta anterior no hubiera sido más que una brisa pasajera —Tal vez, como dijiste, lo mejor que podemos hacer es disfrutar del presente y dejar que el resto se acomode cuando deba hacerlo pero... Creo que no me equivoco al pensar que hay más en tu vida de lo que has compartido ¿Qué es lo que te mantiene en guardia, Asradi?.—
Dejó que sus palabras flotaran en el aire, sabiendo que no necesitaba una respuesta inmediata.
Había algo en Asradi que no terminaba de encajar con esa fachada de serenidad. Sus palabras sobre “encontrar buena gente” y “cuidarse mutuamente” habían sonado genuinas, pero Galhard no podía ignorar una intuición que crecía en su interior, como una corriente subterránea. Había un contraste extraño entre la calma que mostraba y la leve tensión que parecía habitar en ella, una sensación que Galhard no lograba sacudirse.
La mirada de Galhard se endureció levemente, y por un momento, su mente retrocedió a las veces que había visto a personas actuar de forma similar. Había conocido a muchos en la Marina que escondían más de lo que dejaban ver, marines endurecidos por el deber, que habían aprendido a protegerse con una máscara de tranquilidad, pero que bajo la superficie llevaban consigo historias de dolor y sacrificio. ¿Acaso Asradi estaba haciendo lo mismo?
Galhard apartó la mirada del agua y la dirigió hacia Asradi. La sirena seguía flotando a su lado, su expresión tranquila, pero había algo en su postura que parecía demasiado controlado. Como si cada movimiento estuviera medido, como si ella misma estuviera protegiéndose de algo, o de alguien.
La duda comenzó a arraigarse en su mente. ¿Qué era lo que realmente preocupaba a Asradi? No podía evitar pensar que detrás de esa calma se ocultaba una tormenta, algo que ella no estaba compartiendo. Galhard sabía reconocer cuando alguien estaba a la defensiva, y aunque no podía decir con exactitud qué era lo que Asradi ocultaba, había aprendido a confiar en su intuición.
El silencio entre ellos se volvió más palpable, mientras la suave brisa marina seguía acariciando sus rostros. Galhard contempló el horizonte, dejando que el sonido de las olas lo ayudara a ordenar sus pensamientos. No era su lugar presionar a Asradi, ni era su estilo entrometerse demasiado, pero la preocupación se asentaba en su pecho. La pregunta flotaba en el aire, pero no la pronunció. No quería que su curiosidad o su deseo de ayudar hicieran que ella se cerrara.
"Cada uno tiene sus secretos," pensó Galhard, con una mezcla de comprensión y frustración. Él mismo llevaba consigo las cicatrices de decisiones difíciles, de momentos en los que tuvo que actuar por el bien mayor, dejando partes de sí mismo en el proceso. Tal vez Asradi no era tan diferente. Tal vez ella también estaba lidiando con algo que prefería mantener oculto, algo que, por ahora, no estaba lista para compartir.
Con un suspiro, Galhard decidió dejar el tema en reposo. A veces, lo mejor que podía hacer era estar presente, permitir que el tiempo y la confianza hicieran su trabajo. Sabía que, si Asradi quería compartir algo más con él, lo haría cuando estuviera lista. Mientras tanto, se contentaría con disfrutar de la paz momentánea que ofrecía la compañía de la sirena y las aguas tranquilas de la Isla Kilombo.
Miró a Asradi una última vez, con una sonrisa más suave y menos inquisitiva.
—Es un buen lugar para dejar que las cosas fluyan, ¿no crees? —dijo finalmente, rompiendo el silencio, como si su pregunta anterior no hubiera sido más que una brisa pasajera —Tal vez, como dijiste, lo mejor que podemos hacer es disfrutar del presente y dejar que el resto se acomode cuando deba hacerlo pero... Creo que no me equivoco al pensar que hay más en tu vida de lo que has compartido ¿Qué es lo que te mantiene en guardia, Asradi?.—
Dejó que sus palabras flotaran en el aire, sabiendo que no necesitaba una respuesta inmediata.