Lobo Jackson
Moonwalker
20-10-2024, 10:58 PM
(Última modificación: 20-10-2024, 11:01 PM por Lobo Jackson.)
- ¿Cómo te sientes, pequeña-gara? Te gusta, ¿verdad-gara? ¿Te gusta que apriete aquí-gara? - El mink estaba encerrado en su camarote, completamente aislado de sus alrededores por un grueso aislante sonoro que cubría las paredes. Una habitación perfecta para un licántropo que dedicaba su tiempo libre a componer y practicar sus canciones, tocando la guitarra hasta altas horas de la madrugada.
Nadie podía escuchar lo que ocurría en aquel cuartillo, y por ende, Lobo Jackson tampoco podía escuchar el exterior. El caótico ajetreo del Baratie era algo desconocido para el mink, puesto que dedicaba toda su atención a la preciosidad que tenía entre manos.
- ¿Así, Mae? ¿Es aquí donde quieres que toque-gara? ¿Justo aquí abajo-gara? - Las manos del mink recorrían con lentitud la silueta que estaba apoyada en su regazo, acariciando con la misma delicadeza que el conservador jefe de un museo de historia dedicaría a un jarrón milenario. Cada vez que presionaba con sus dedos, un sonido dulce y melódico resonaba en el camarote. La cabeza lupina se movía despacio de arriba a abajo, un reflejo del trance apasionado que poseía su cuerpo y mente.
Con cada sonido, Lobo respondía con una nueva caricia, sus manos giraban de nuevo y sus dedos volvían a presionar con suavidad antes de que otro pequeño sonido escapase de la silueta. Los labios del mink se curvaron en una sonrisa reflejo de su pasión, deseo y amor.
Amor por la música claro está.
- Eso es, nena-gara, deja que te deje bien afinadita-gara. - Y como si deseara sentir las emociones de su nueva guitarra, a la cual había bautizado cariñosamente como "Mae Sinfo", canalizó la nueva emoción que había aprendido tras las vivencias en la isla de Oykot. Desde su combate junto a los balleneros, con quienes luchó codo con codo contra las fuerzas de la cruel opresión, en su interior se había desatado un cambio que había alcanzado su corazón.
Como un relámpago de emociones, la marea revolucionaria había adoptado alcanzado su espíritu adquiriendo un brillo sin igual ante sus ojos. Las emociones de quienes luchaban a su lado permearon su alma y despertaron una nueva fuerza en su corazón.
Cerró sus ojos mientras abrazaba a "Mae" como una amante incomprendida y dejó que su espíritu se propagara alrededor de su ser, extendiéndose a lo largo del barco y más allá. Pero lo que el mink sintió no fue la amorosa respuesta de su nuevo instrumento, sino pánico y dolor mezclados con unas inconfundibles ansias asesinas que buscaban derramar la sangre de los inocentes.
Cual faro escarlata en una noche tormentosa, el lobo se levantó con un respingo alarmado tras percibir una energía espiritual tan sádica y cruel. Pero por encima de eso, creyó escuchar la voz de su compañero tontatta pidiendo auxilio con aliento desfallecido.
- ¿Qué demonios está pasando ahí afuera? - Se preguntó el mink, vistiéndose con su hermosa chaqueta. La "Third Strike Royale" lanzaba destellos argénteos con cada movimiento, un atuendo digno de un rey. Después tomó a "Mae Sinfo" y la colocó a su espalda, ajustando las correas. Bien apretadas, como a ella le gustaba.
No tuvo que esperar mucho para darse cuenta de que su percepción no le había engañado. Apenas abrió la puerta, el griterío caótico que provenía del restaurante inundó sus oídos. Los pasos apresurados de sus compañeros dirigiéndose hacia el Baratie corearon a un ritmo alarmado, creando una sinfonía nerviosa in crescendo.
Lobo Jackson no se lo pensó dos veces y se lanzó en carrera hacia el enorme establecimiento flotante, lanzándose con un ágil salto desde la cubierta. Aprovechó cada segundo en el aire para posar con gracia y estilo antes de aterrizar con la perfección de un gimnasta olímpico, antes de reanudar su carrera hasta el restaurante.
Pronto captó un olor dulzón con su nariz lupina, un aroma que crecía cada vez más hasta que empezó a volverse insoportable. - Maldita sea, ¿otra vez un olor apestoso? Joder, y yo que pensaba que había sufrido bastante con el maldito fuguström. Lo próximo que pienso coser va a ser una máscara bien gruesa para el hocico. -
Sangre. Sesos. Agujeros de bala. Restos de explosiones. Todo el restaurante era un campo de batalla. Presto, agarró unas servilletas de tela de una de las mesas del comedor y se las metió de lleno entre las fosas nasales para no tener que respirar aquel aroma tan punzante. Se negaba a sufrir el mismo problema que en Oykot.
A su lado estaban sus compañeros, quienes habían llegado antes que él. Frente a ellos, unos rivales vestidos de punta en blanco con un aspecto muy curioso. Parecían verse jóvenes y atléticos, pero había algo en ellos que les hacía parecer glorias de antaño. Las percepciones siempre fueron así de particulares para el mink bailarín.
Pero a quien buscó apresuradamente fue a Tofun, quien yacía tendido en el suelo al cuidado de la hermosa sirena.
Los ojos del mink se abrieron de par en par. Sus pupilas se dilataron primero con horror, y luego con furia.
Una furia que enfocó a los tipos que le habían hecho daño.
Dando un paso al frente para cubrir a Asradi, y colocándose junto a su compañero de batallas Lemon, el mink decidió ser parte de la vanguardia.
Su cuerpo se movió con una lentitud premeditada, flexionando cada uno de los músculos de su cuerpo. Sus brazos pasaron por encima de su cabeza, sus piernas se abrieron y extendieron, y su cabeza se giró hacia atrás y luego adelante en una pose verdaderamente amenazante. Si hubiera algún oriundo de wano alrededor, lo habrá identificado como algo similar a una aparición yokai.
- Que empiece el baile-gara. -