Kairo
Cuervo | Scarecrow
21-10-2024, 07:09 AM
Kairo se encontraba en el fondo de la taberna, sobre una pequeña tarima de madera algo gastada, con una guitarra acústica apoyada en su pierna. Sus dedos recorrían las cuerdas con precisión, sacando melodías suaves y armoniosas que llenaban el ambiente de una calma serena aunque algo deprimente. Sus ojos azules como el oceano, estaban enfocados en las cuerdas, pero tambien en otra parte, lejos, muy lejos. Su mente divagaba, alejada de las personas que lo rodeaban. Con cada acorde que tocaba, sentía el murmullo de las conversaciones a su alrededor, pero no le prestaba demasiada atención. No le importaba el bullicio, ni las historias que cada cliente cargaba consigo. Lo único que se cruzaba por su mente en ese momento eran recuerdos, recuerdos de su antigua vida, sus amigos, viejos amores, su familia, sus asesinos, las traiciones que vivio, el sufrimiento que pasó. Aunque tocaba para los demás, realmente siempre lo hacía para sí mismo.
Debido a la oscuridad de las sombras que lo cubrian mayormente, era dificil discernir su apariencia, su cabello era notoriamente negro, pero las cicatrices que cubrian su cuerpo no serian notadas por nadie, no a menos que se exponga mas a la luz, cosa que aun no hacía. Mientras las notas fluían de la guitarra, sus ojos se desviaron por un breve segundo hacia la puerta, justo cuando esta se abrió para dar paso a un hombre de aspecto singular. Lo reconoció de inmediato, el tipo con alas. Lo había visto en otras ocasiones en el puerto, un tipo que parecía siempre estar en movimiento. Kairo volvió a centrar su atención en las cuerdas, pero no pudo evitar seguir observándolo de reojo. Su instinto le decía que aquel hombre, quien fuera, no era un cliente más. Su forma de caminar, su mirada, tenia un aire especial, como él mismo… algo en él resonaba con Kairo, sus años de experiencia como Marine y Revolucionario le habian enseñado a reconocer a personas como él, personas con capacidades fuera de la gente comun y corriente.
Un suspiro escapó de sus labios antes de que pudiera evitarlo, terminó la pieza con un acorde final y dejó que las últimas notas se desvanecieran en el aire. Algunos clientes aplaudieron, mientras él simplemente dejaba la guitarra a un lado de la tarima, apenas dejando que una pequeña sonrisa apareciera en sus labios. Era una buena manera de pagarse los tragos que iba a tomarse ahora mismo, asi como su estadia en la posada. Ese era el acuerdo al que habia llegado con la dueña de la posada cuando llego al pueblo. Nunca se habia imaginado que algo como la musica, una actividad que mantenia como un mero hobby le permitiria darle un techo bajo el que dormir y una comida caliente todos los dias. Desde aquella deuda que contrajo las cosas eran dificiles para el pelinegro, la mayor parte de su dinero se iba en ello... bueno, en eso y en alcohol, por eso si no estaba trabajando casi siempre estaba en la posada, y si estaba en la posada problablemente lo pondrian a tocar la guitarra.
Kairo se acerco a la barra y se apoyo sobre esta ultima, haciendo que la mujer que atendia se acercara automaticamente, con una botella de ron en la mano, como si supiera exactamente que eso era lo que Kairo le iba a pedir. — ¿Has recibido algun trabajo para mi, Anna? — Le pregunto Kairo con desgano, mientras veia a Anna sirviendole el ron en una copa y deslizandolo hacia él. — Aun nada, Cuervo. Pero no tardare en recibir noticias, solo espero no estes desmayado sobre tu mesa cuando estas lleguen. — Dijo en tono sarcastico pero a su vez cansada, como si hubiese ocurrido docenas de veces antes. Kairo esbozo una pequeña sonrisa de lado y luego volvio a ponerse serio: — ¿Y sobre lo otro? — Al escucharle Anna se puso seria y directamente nego con la cabeza. Kairo suspiro frustrado, como rendido, tomo su copa ahora vacia y la botella de ron junto a ella y la llevo hacia una mesa junto a la que se encontraba aquel rubio alado, dejando caer su cuerpo como si de una bolsa de papas se tratase sobre la silla. Parecia decidido a bajarse la botella entera por si solo. Ahora sus cicatrices eran claramente visibles.
Debido a la oscuridad de las sombras que lo cubrian mayormente, era dificil discernir su apariencia, su cabello era notoriamente negro, pero las cicatrices que cubrian su cuerpo no serian notadas por nadie, no a menos que se exponga mas a la luz, cosa que aun no hacía. Mientras las notas fluían de la guitarra, sus ojos se desviaron por un breve segundo hacia la puerta, justo cuando esta se abrió para dar paso a un hombre de aspecto singular. Lo reconoció de inmediato, el tipo con alas. Lo había visto en otras ocasiones en el puerto, un tipo que parecía siempre estar en movimiento. Kairo volvió a centrar su atención en las cuerdas, pero no pudo evitar seguir observándolo de reojo. Su instinto le decía que aquel hombre, quien fuera, no era un cliente más. Su forma de caminar, su mirada, tenia un aire especial, como él mismo… algo en él resonaba con Kairo, sus años de experiencia como Marine y Revolucionario le habian enseñado a reconocer a personas como él, personas con capacidades fuera de la gente comun y corriente.
Un suspiro escapó de sus labios antes de que pudiera evitarlo, terminó la pieza con un acorde final y dejó que las últimas notas se desvanecieran en el aire. Algunos clientes aplaudieron, mientras él simplemente dejaba la guitarra a un lado de la tarima, apenas dejando que una pequeña sonrisa apareciera en sus labios. Era una buena manera de pagarse los tragos que iba a tomarse ahora mismo, asi como su estadia en la posada. Ese era el acuerdo al que habia llegado con la dueña de la posada cuando llego al pueblo. Nunca se habia imaginado que algo como la musica, una actividad que mantenia como un mero hobby le permitiria darle un techo bajo el que dormir y una comida caliente todos los dias. Desde aquella deuda que contrajo las cosas eran dificiles para el pelinegro, la mayor parte de su dinero se iba en ello... bueno, en eso y en alcohol, por eso si no estaba trabajando casi siempre estaba en la posada, y si estaba en la posada problablemente lo pondrian a tocar la guitarra.
Kairo se acerco a la barra y se apoyo sobre esta ultima, haciendo que la mujer que atendia se acercara automaticamente, con una botella de ron en la mano, como si supiera exactamente que eso era lo que Kairo le iba a pedir. — ¿Has recibido algun trabajo para mi, Anna? — Le pregunto Kairo con desgano, mientras veia a Anna sirviendole el ron en una copa y deslizandolo hacia él. — Aun nada, Cuervo. Pero no tardare en recibir noticias, solo espero no estes desmayado sobre tu mesa cuando estas lleguen. — Dijo en tono sarcastico pero a su vez cansada, como si hubiese ocurrido docenas de veces antes. Kairo esbozo una pequeña sonrisa de lado y luego volvio a ponerse serio: — ¿Y sobre lo otro? — Al escucharle Anna se puso seria y directamente nego con la cabeza. Kairo suspiro frustrado, como rendido, tomo su copa ahora vacia y la botella de ron junto a ella y la llevo hacia una mesa junto a la que se encontraba aquel rubio alado, dejando caer su cuerpo como si de una bolsa de papas se tratase sobre la silla. Parecia decidido a bajarse la botella entera por si solo. Ahora sus cicatrices eran claramente visibles.