Gautama D. Lovecraft
El Ascendido
21-10-2024, 06:18 PM
La escalada seguía su proceso hasta que llegué al fatídico punto de que por más que avanzaba cuidadoso en la avanzada niebla, esta se volvía más densa y hasta tangible. El ascenso me hacía sentir humedad palpable hasta el punto de mover la niebla, que gradualmente se volvía más densa y cogía más y más cuerpo, reconociendo una sensación cercana al agua pero, ¿cómo iba a ser posible que hubiera allí?, ¿estaba levitando? no tenía nada de lógica, y me tomarían por un viejo chiflado si lo contaba, pero mi ascenso empezaba a ser más y más costoso, mi respiración más torpe y mi visión más reducida. Por muy duro que me costase de creer, me estaba internando en una especie de mar, en un mar ¿de nubes?
Percibí unos ruidos acuosos, ignoraba si pudieran ser peligrosos, pues aún estaba asimilando aquel efecto que me rodeaba y envolvía ¿no deberían de haber pájaros por aquellas alturas?, pero no parecía, esos sonidos distaban mucho de ser parecidos al batido de unas alas, a algún graznido o lo que sea relativo a las aves. Por otro lado, lo que si podía percibir es que la luz del cielo comenzaba a teñir de tonos cálidos el blanco de las espesas nubes del tramo en el que me encontraba, lo que era igual a que era media tarde ya, y aunque aún tenía tiempo suficiente para disponer de luz, no sabía cuanta distancia me quedaba hasta llegar a la cúspide, debía de ser rápido, pero aún más precavido.
Debido a las adversidades en las que me encontraba, afiné mis instintos, mis capacidades sensoriales se extendieron en una amplia zona y comencé a sentir cada vida que se encontraba dentro de mis posibilidades. Estaba entre la espada y la pared, o más bien, entre la nube y la pared, pues bajar no era una opción, y dar un rodeo podía mermarme peligrosamente, por otro lado, seguir avanzando suponía un enorme desafío por las cualidades del ambiente, el cual se volvía enteramente un mar.
Comencé a sentir una enorme figura que se acercaba, su morfología era igual a la de un gran tiburón. Eso daba por sentado de que aquella atmósfera era un mar. Recapacité, sabía a lo que me enfrentaba y al medio en el que lo haría, pero no tenía muchas más opciones que barajar, estaba obligado a continuar, huir no era un camino que tomar, a no ser que esa huida fuera hacia delante.
Cogí una bocanada de oxígeno antes de penetrar más, pues ahí dentro ya no contemplaba poder hacerlo. Pero nada más entrar las manos en esas nubes, noté la pérdida de la gravedad, además de que el tiburón se cercioró de mí. Mientras terminaba de entrar casi por completo, dejando los pies de apoyo en el límite, cuando el animal fue a atacarme, previsor fui capaz de sentir su trayectoria y su enorme boca pasaría por mí para morderme. Zafé ayudándome del apoyo de los pies para inclinar mi cuerpo hacia un lado y rodear el gran contorno de la boca infestada de dientes del rechoncho pez.
En tal rodeo, mis manos lo rodearon, y mi derecha se agarró a sus branquias una vez su cabeza pasaba para volver a tomar una nueva trayectoria. La izquierda quedó por encima de su lomo, y el animal, en un impulso molesto de quitarse mis dedos de sus branquias, aleteó como loco hacia arriba. Aquel tirón lo sentí e hizo que mis manos se resbalasen de su piel, por suerte gracias a la forma de su cuerpo, la mano de las branquias acabó en una de sus aletas laterales, y la del lomo en la aleta superior.
- Su buda madre... -
Contraje mi cuerpo contra ellas y me adosé como una lapa a la criatura, que se movía hacia arriba y arriba, en el sentido en el que yo iba, o al menos era lo que podía sentir creo. Noté la lucha contra el escualo mientras el pobre intentaba quitarse a un viejo aprovechado que casi fortuitamente lo estaba elevando dentro de ese mar, cual vehículo marino autopropulsado. Notaba el zarandeo pues estaba agarrado a él, agarrado a la vida, agarrado a querer salir de ahí cuanto antes, pues no es que fuera un medio cómodo para un anciano humano. Al menos, aunque fuera un trámite incómodo y algo angustioso, creo que estaba recortando metros muy rápidamente a la cima, ¿hacia dónde saldría? No las tenía todas conmigo, pero tenía que estar atento para que en un último intento, utilizar al tiburón como apoyo, saltando como pudiera y encararme a la vertiginosa pared de la Red Line si la gravedad volvía a aparecer. Tao, espérame un poco más.
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Percibí unos ruidos acuosos, ignoraba si pudieran ser peligrosos, pues aún estaba asimilando aquel efecto que me rodeaba y envolvía ¿no deberían de haber pájaros por aquellas alturas?, pero no parecía, esos sonidos distaban mucho de ser parecidos al batido de unas alas, a algún graznido o lo que sea relativo a las aves. Por otro lado, lo que si podía percibir es que la luz del cielo comenzaba a teñir de tonos cálidos el blanco de las espesas nubes del tramo en el que me encontraba, lo que era igual a que era media tarde ya, y aunque aún tenía tiempo suficiente para disponer de luz, no sabía cuanta distancia me quedaba hasta llegar a la cúspide, debía de ser rápido, pero aún más precavido.
Debido a las adversidades en las que me encontraba, afiné mis instintos, mis capacidades sensoriales se extendieron en una amplia zona y comencé a sentir cada vida que se encontraba dentro de mis posibilidades. Estaba entre la espada y la pared, o más bien, entre la nube y la pared, pues bajar no era una opción, y dar un rodeo podía mermarme peligrosamente, por otro lado, seguir avanzando suponía un enorme desafío por las cualidades del ambiente, el cual se volvía enteramente un mar.
KENB601
KENBUNSHOKU
Haki intermedio
Tier 6
No Aprendida
9
2
Permite al usuario percibir con precisión la presencia de otros seres vivos en un área, siendo capaz de apreciar las emociones que exterioricen y de forma superficial las hostilidades que realmente tienen. Así como estimar de forma general quién es alguien más fuerte o más débil que él. Si lo activa puede anticiparse a un ataque obteniendo para ello un bono de +10 [Reflejos].
Área: [VOLx15] metros | +10 [REF]
Comencé a sentir una enorme figura que se acercaba, su morfología era igual a la de un gran tiburón. Eso daba por sentado de que aquella atmósfera era un mar. Recapacité, sabía a lo que me enfrentaba y al medio en el que lo haría, pero no tenía muchas más opciones que barajar, estaba obligado a continuar, huir no era un camino que tomar, a no ser que esa huida fuera hacia delante.
Cogí una bocanada de oxígeno antes de penetrar más, pues ahí dentro ya no contemplaba poder hacerlo. Pero nada más entrar las manos en esas nubes, noté la pérdida de la gravedad, además de que el tiburón se cercioró de mí. Mientras terminaba de entrar casi por completo, dejando los pies de apoyo en el límite, cuando el animal fue a atacarme, previsor fui capaz de sentir su trayectoria y su enorme boca pasaría por mí para morderme. Zafé ayudándome del apoyo de los pies para inclinar mi cuerpo hacia un lado y rodear el gran contorno de la boca infestada de dientes del rechoncho pez.
En tal rodeo, mis manos lo rodearon, y mi derecha se agarró a sus branquias una vez su cabeza pasaba para volver a tomar una nueva trayectoria. La izquierda quedó por encima de su lomo, y el animal, en un impulso molesto de quitarse mis dedos de sus branquias, aleteó como loco hacia arriba. Aquel tirón lo sentí e hizo que mis manos se resbalasen de su piel, por suerte gracias a la forma de su cuerpo, la mano de las branquias acabó en una de sus aletas laterales, y la del lomo en la aleta superior.
- Su buda madre... -
Contraje mi cuerpo contra ellas y me adosé como una lapa a la criatura, que se movía hacia arriba y arriba, en el sentido en el que yo iba, o al menos era lo que podía sentir creo. Noté la lucha contra el escualo mientras el pobre intentaba quitarse a un viejo aprovechado que casi fortuitamente lo estaba elevando dentro de ese mar, cual vehículo marino autopropulsado. Notaba el zarandeo pues estaba agarrado a él, agarrado a la vida, agarrado a querer salir de ahí cuanto antes, pues no es que fuera un medio cómodo para un anciano humano. Al menos, aunque fuera un trámite incómodo y algo angustioso, creo que estaba recortando metros muy rápidamente a la cima, ¿hacia dónde saldría? No las tenía todas conmigo, pero tenía que estar atento para que en un último intento, utilizar al tiburón como apoyo, saltando como pudiera y encararme a la vertiginosa pared de la Red Line si la gravedad volvía a aparecer. Tao, espérame un poco más.