Gautama D. Lovecraft
El Ascendido
21-10-2024, 06:34 PM
En las idas y venidas dentro de la ancha avenida de la villa, la gente de Shimotsuki iba de aquí hacia allá atendiendo a sus particulares asuntos. El griterio y ese especial murmullo de multitud estaban vigentes en el lugar, solapándose unos con otros y recreando una atmósfera cotidiana muy típica de mercados y otros escenarios pares. La villa, era singular en algunos comercios cuyas fuentes de materia prima, como la madera, por eso los artesanos de la isla la labraban con gran destreza y otros hacían útiles herramientas de buena calidad para la agricultura. El ambiente era totalmente distendido entre los que se agolpaban en la ancha calle, en la villa, había cierta seguridad sabiendo que contaban con 2 prestigiosas escuelas de poderosos maestros, que aunque mantenían viva una competencia, no dudaban en defender las tierras que habitan. Aunque a su modo.
Jack, se dispuso a internarse en la basta afluencia de la calle cuando divisó a los chicos de la escuela no Tsuno. Se acercó con interés a estos, y ni corto ni perezoso llamaría su atención con el fin de tirar del hilo que se le presentaba en la búsqueda de su objetivo. Los tres jóvenes parecían ser trillizos, y sus edades rondaban los 15 años pero parecían tener una disciplina digna de uno de 50, a pesar de esto, no tenían pudor alguno en exteriorizar algunas bromas entre ellos mismos salvaguardando la distancia con los demás.
La llegada del espadachín les sorprendió, parecían no haberlo visto venir a pesar de su gran corpulencia, y aunque el pirata le sacara casi 2 cuerpos de volumen, los chicos se girarían sin más, pero mostrando respeto y consideración. Lo escucharon hasta que terminaría su turno de palabra, llegados a ese punto, se mirarían entre ellos para sopesar con simples miradas la situación. El maestro al fin y al cabo no negaba la entrada a nadie y siempre se mostraba abierto a cualquier que tuviera el valor de subir hasta el dojo, el cual, suponía un gran reto para todo forastero que quería llegar hasta este, debido a su altura. Uno de los jóvenes rompería el silencio y se dirigiría en nombre del trío hacia Jack.
- Hola Jack, yo soy Dori, y estos mis hermanos Nori y Ori... has acertado suponiendo que pertenecemos al consagrado dojo de Jigoku no Tsuno, somos aprendices del gran maestro Renjiro Hasegawa, y discípulos directos del hermano Yui. -
Dijo en primera instancia, haciendo las presentaciones pertinentes. En los 3, se divisaba una chispa de buen orgullo por pertenecer al dojo, y en cuanto podían, hacían eco de esto para hacerlo valer. Volvió a retomar la palabra para contestar a la petición del pirata.
- Si te soy sincero, nos enorgullece saber que forasteros buscan el dojo con deseo y quieren formarse entre sus ideales y doctrinas con la katana, además, el maestro nos incentiva a propagarlos para que entre todos seamos una gran familia, sin embargo, Jack, déjame preguntarte ¿por qué quieres ingresar al dojo y aprender más sobre el uso de la katana? -
Diría el joven Dori para saber más acerca del grandullón, presentando algunas dificultades mientras cargaba la pesada y voluminosa cesta de víveres que habían ido comprando para el dojo.
Jack, se dispuso a internarse en la basta afluencia de la calle cuando divisó a los chicos de la escuela no Tsuno. Se acercó con interés a estos, y ni corto ni perezoso llamaría su atención con el fin de tirar del hilo que se le presentaba en la búsqueda de su objetivo. Los tres jóvenes parecían ser trillizos, y sus edades rondaban los 15 años pero parecían tener una disciplina digna de uno de 50, a pesar de esto, no tenían pudor alguno en exteriorizar algunas bromas entre ellos mismos salvaguardando la distancia con los demás.
La llegada del espadachín les sorprendió, parecían no haberlo visto venir a pesar de su gran corpulencia, y aunque el pirata le sacara casi 2 cuerpos de volumen, los chicos se girarían sin más, pero mostrando respeto y consideración. Lo escucharon hasta que terminaría su turno de palabra, llegados a ese punto, se mirarían entre ellos para sopesar con simples miradas la situación. El maestro al fin y al cabo no negaba la entrada a nadie y siempre se mostraba abierto a cualquier que tuviera el valor de subir hasta el dojo, el cual, suponía un gran reto para todo forastero que quería llegar hasta este, debido a su altura. Uno de los jóvenes rompería el silencio y se dirigiría en nombre del trío hacia Jack.
- Hola Jack, yo soy Dori, y estos mis hermanos Nori y Ori... has acertado suponiendo que pertenecemos al consagrado dojo de Jigoku no Tsuno, somos aprendices del gran maestro Renjiro Hasegawa, y discípulos directos del hermano Yui. -
Dijo en primera instancia, haciendo las presentaciones pertinentes. En los 3, se divisaba una chispa de buen orgullo por pertenecer al dojo, y en cuanto podían, hacían eco de esto para hacerlo valer. Volvió a retomar la palabra para contestar a la petición del pirata.
- Si te soy sincero, nos enorgullece saber que forasteros buscan el dojo con deseo y quieren formarse entre sus ideales y doctrinas con la katana, además, el maestro nos incentiva a propagarlos para que entre todos seamos una gran familia, sin embargo, Jack, déjame preguntarte ¿por qué quieres ingresar al dojo y aprender más sobre el uso de la katana? -
Diría el joven Dori para saber más acerca del grandullón, presentando algunas dificultades mientras cargaba la pesada y voluminosa cesta de víveres que habían ido comprando para el dojo.